Capítulo 9

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Pienso que debería estar nerviosa, pero no lo estoy. Aun así debo decírselo, para que vaya con delicadeza.

Me acaricia la barriga con la nariz.

-Eres preciosa. -dice, y me besa. -¿Estás inquieta por algo?

-Jared yo...

Apoya sus antebrazos en el colchón, y yo pongo mis manos en sus bíceps.

-Nunca he hecho esto.

Se queda perplejo.

-Solo cuando...

-Entiendo. Iremos despacio.

-Vale.

-Si te sientes incómoda con algo me lo dices Catherine, no lo dudes.

Asiento, él se arrodilla, y saca un preservativo de su bolsillo.

Le beso en los labios, y voy bajando, el cuello, el pecho, hasta que llego a su ombligo y le desabrocho el cinturón.

Jared se levanta y se pone de pie, enfrente de la cama. Me mira fijamente a los ojos, siento que me desea. Se baja los pantalones y los boxers a la vez, y vuelve a colocarse encima mía.

-Pónmelo.

Abro el sobre y le coloco el condón.

Antes de recostarme sobre la cama me quita el sujetador suavemente, y me tumbo. Me besa los pechos a la vez que me los masajea.

Jadeo, y su respiración se acelera.

Flexiono las rodillas y me quita las bragas.

Despacio, desliza la mano por mi vientre, el monte de venus, hasta mi el clítoris.

-Ah.

Me extremezco, el continúa acariciándome.

-¡Ah, Jared!

Vuelve a colocarse a mi altura y me acaricia el pelo.

-¿Estás bien? -Susurra.

Asiento, estoy lista.

-Hazlo. -Le digo al oído. Acaricia mi nariz con la suya. -Estoy lista.

Sin dejar de mirarme a los ojos, se echa un poco hacia atrás, y yo levanto la pelvis. Apoya sus manos a ambos lados de mi cabeza.

Entra lentamente, haciéndome gemir. Y lo hace una y otra vez. Le pongo la mano en la nunca y le acerco aún más a mi.

Me muerde el labio, y nos besamos mientras jadeo. Entonces me besa el cuello, sigo acariciándole la nuca mientras lo hace.

Me penetra con más fuerza, y más rapido.

Inclino la cabeza hacia tras y la hundo en el colchón, es una mezcla de dolor y placer deliciosa. Me aferro a su espalda con tanta fuerza que le clavo las uñas. Él gime.

Dios, vamos muy rápido, la cama es pequeña y el colchón no para de sonar.

Y siento esa sensación, llegamos al orgasmo y nos corremos juntos, él se deja caer sobre mí.

Está apoyado en mi pecho, le acaricio la espalda.

-Catherine. -Susurra, y levanta la cabeza.

-Estás muy despeinado. -Digo riendo al ver al doctor Leto sin su corriente estilo informal.

-Tú también.

Me besa y se levanta.

Dios mio, al darse la vuelta le veo algunas marcas de mis uñas en la espalda.

DESAPARECERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora