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          El esfuerzo hacía que se le oprimiera el pecho, los latidos de su corazón golpeaban con fuerza, una delgada capa de sudor empezaba a formarse en su nuca. De una cosa estaba seguro, iba a morir.

          Con la respiración pesada siguió pedaleando, fijándose en el cronómetro de la máquina que contaba dos minutos con cincuenta y tres segundos. Definitivamente, iba a morir.

          Pensó en Koo JunHoe, sirviéndose de las fuerzas que le daba la ira en contra de aquel comentario en burla sobre sus pequeños rollitos. El orgullo lo llevó a esconder la información sobre su huida al gimnasio, aprovechando la promoción de primera semana gratis, aunque en ese punto empezaba a creer que no duraría una semana.

Cinco minutos.

          Transcurridos los veinte minutos, se dejó caer en un banco mientras jadeaba por el cansancio. Abrió su botella de agua para beber un poco mientras abría las piernas, sentía que había sudado hasta allí y era asqueroso. ¿Quién lo imaginaría? Kim JinHwan, haciendo actividad física, el niño mimado que vivía bajo el aire acondicionado, sudando como puerco. Se daba asco a sí mismo, incluso con la coleta bien alta, sentía su cabello pegársele en el cuello, Se quitó la goma y se hizo un rodete, perdiendo completamente el poco glamour que le quedaba.

         A lo lejos, un pelirrojo artificial observaba impresionado a la bonita dama con pose de bestia. Porque eso le parecía la rubia, una pequeña y bonita mujer sentándose como hombre. Casi le da un pico de presión al verla levantar su remera deportiva para secarse el sudor de la frente.

¡Oh por Gaga!—. El pelirrojo no lo pudo soportar.

          Se sentó junto a JinHwan, quien frunció el entrecejo al verlo, estaba invadiendo su espacio personal.

—Hola linda—.Saludó el chico delgaducho, JinHwan de inmediato apretó los labios.

           No, no podía estar intentando coquetear con su yo femenino ¿verdad? Entonces el chico sonrió de lado, con algo que Kim no pudo descifrar.

—Espera, te recuerdo— JinHwan entrecerró los ojos, ¿en serio? ¿Ese viejo truco?— fuiste a ver a Dongie con esos dos hombres ardientes.

          Entonces JinHwan lo recordó, era el chico que intentaba tirarse a su compañero de trabajo.

—Por lo que veo DongHyuk no te ayudó mucho—. Lo miró de arriba a abajo, JinHwan de repente se encogió en su sitio, sintiéndose discriminado.

—Um yo...

— ¡Binnie!—. Una chica los interrumpió.

           A JinHwan casi se le cae la baba al ver semejante belleza, con apenas un top cubriendo la parte superior de su cuerpo y unos shorts ajustados y tan cortos que con un movimiento en falso podían dejar ver parte de sus glúteos, se acercó con toda la confianza del mundo al pelirrojo. Rió al ver por milisegundos al JinHwan atrapado en el cuerpo de una mujer, tal vez mal interpretando su para nada discreta mirada como parte de envidia entre dos mujeres.

          La chica se volteó hacia el de cabellos rojizos, apodado anteriormente por aquella preciosura como Binnie y movió de un lado al otro su trasero.

— ¿Me manché? Creo que se movió de lugar —. Susurró.

          JinHwan tardó un tiempo en comprender su pregunta, luego de su primera experiencia con la tortura femenina de una semana, se la pasó lavando su ropa interior más de una vez.

Cinderella _ ||JunHwan|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora