Cinderella _ ||JunHwan||

-7-

          El escritor se encontraba con medio cuerpo sobre el sofá, sus ronquidos retumbaban fuertemente, en uno de ellos, se atragantó con un mosquito. Empezó a toser y despertó agitado; aunque todo le daba vueltas, recordó lo que había ido a hacer allí.

          Tambaleándose regresó al lugar, encontrándose con el sitio vacío, caminó a la deriva abriendo una cerveza para continuar bebiendo. Habían pasado alrededor de tres horas desde que los dejó solos. Cuando los divisó a lo lejos, Koo extendía los brazos y sobre uno de ellos se encontraba la cabeza de esa hermosa mujer, JinHwan se había acurrucado más contra el cuerpo ajeno al sentir el ligero malestar del cambio a medianoche.

          YunHyeong se sintió tan solo, que rodeó a la pareja para acostarse sobre el brazo libre de JunHoe. Koo al sentir los brazos entumecidos abrió los ojos, primero observó a un lado, reconociendo la apacible expresión de Jinny profundamente dormida. Iba a apartar el mechón que rozaba sus pequeños labios cuando sintió el peso de alguien más obstruyendo su acción, al girar el rostro y encontrarse con el del escritor a centímetros del suyo casi soltó un grito de horror. Hizo una mueca de asco y como pudo, liberó su brazo sin importarle que el rostro de Song cayera contra la arena.

          Al devolver su atención hacia Jinny, apartó el mechón de su rostro antes de empezar a caer dormido de nuevo. JinHwan había sentido la caricia, abrió los ojos perezosamente y estos se encontraron con los párpados apenas abiertos del menor. Kim trató de levantar a JunHoe, su cuerpo femenino era más débil y el menor era muy alto y pesado, aun así se las arregló para que JunHoe le ayudara caminando un poco; se disculpó internamente con el escritor pensando en volver por él más tarde.

          La arribada fue la parte más difícil, con las escaleras se llevó más de un susto y el terror por dejar caer al menor hacía que se aferrara a él con todas sus fuerzas sin importarle lastimarse con ello. Lo dejó caer sobre su cama y jadeó por el cansancio. Ambos estaban llenos de arena pero ya cambiaría las sábanas al amanecer, JunHoe estaba tan ebrio que no creía que pudiese colaborar con una ducha, incluso podrían caerse. Se sonrojó violentamente al imaginarse desvistiéndolo, pasando el jabón por su cuerpo desnudo y... Sacudió la cabeza para evitar seguir pensando en ello.

— ¡Jinny, basta! —. Regañó a su "yo" femenino, echándole la culpa de esos pensamientos.

          Pero la vista de un JunHoe tan indefenso lo impulsaba a aprovecharse de la situación, porque quizás jamás vuelva a tener una oportunidad como esa. Se mordió el labio inferior mientras lo acariciaba con la mirada.

          Solo por esta vez —. Pensó, su lado perverso saliendo a flote.

          Se colocó a horcajadas sobre él, con el corazón latiéndole acelerado, como si estuviese por cometer el peor crimen del mundo. Peinó con sus dedos su larga y enmarañada cabellera, colocándola completamente a un lado, cuidando que no cayera sobre el rostro de Koo y lo despertara. Se inclinó lentamente, su cabeza aún llena de contradicciones. La respiración de JunHoe era tranquila, se preguntó brevemente si estaba soñando algo lindo. Se detuvo a centímetros de sus labios, acobardándose.

          Incluso estaba cargando su peso sobre sus rodillas sin sentarse completamente sobre la pelvis ajena.

          No puedo hacerlo —. Se dijo a sí mismo, disponiéndose a levantarse, pero entonces el blando colchón pareció estar en contra de él porque perdió el equilibrio sobre sus rodillas y terminó sentado sobre la pelvis del menor.

           Perdió la respiración, esperando lo peor, pero el menor no abrió los ojos, en cambio sintió unas manos acariciando sus muslos por encima de la ropa. Un tic nervioso apareció en uno de sus ojos al notar que al parecer, su amigo estaba teniendo un sueño erótico, su miembro se había endurecido bajo su trasero. Se molestó con quien sea que fuera aquella mujer en la imaginación de su mejor amigo y puso sus manos a cada lado de la cabeza ajena para descender en un nuevo intento por besarlo.