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          El japonés terminó de filmar la cinta en la que desentrañaba una oscura magia que había pasado de generación en generación por un culto africano.

          Iba a editar el documental al regresar a Corea, puesto que había recibido una alarmante carta de Yasu, su aprendiz.

          El efecto Cinderella era poco común, se trataba de un embrujo de transformación mal hecho o no incompleto. Una de las características de esta magia además de ser avanzada y muy difícil de realizar, era que necesitaba de un intercambio.

          La bruja o brujo debía cumplir con un sacrificio por el favor, que involucraba a la víctima o a alguien cercano a esta.

            Las únicas maneras de revertirla era descubrir al brujo y entregárselo a la entidad o descubrir al sacrificio planeado por este y salvarlo.

          Gackt temía llegar demasiado tarde.

            Por otro lado, el par de amigos había hecho una visita a su antiguo instituto. El lugar no parecía haber cambiado demasiado, el par de amigos rió recordando las veces que habían sido castigados por llegar tarde.
— No puedo creer que haya dado quince vueltas a este enorme campo tantas veces —. Comentó el más bajo mientras jadeaba al cruzarlo.

          El sol le daba en la cara, por lo que JunHoe notó cómo su hyung se tapaba el rostro de los rayos solares, aceleró el paso de manera disimulada hasta encontrar el punto en el que su sombra tapara al mayor. JinHwan lo notó pero no dijo nada al respecto, caminando al mismo ritmo, aceptando la intención dulce pero en secreto por parte del más alto mientras sentía cómo su corazón se aceleraba de la emoción por el gesto ajeno.

          JinHwan podía contar con los dedos de las manos las veces que había ido a la biblioteca. La mujer joven parecía coquetear descaradamente con JunHoe quien de manera cortés intentaba hacer que los dejara a solas mientras Kim hojeaba el anuario de su promoción. Aún tenía a esa hermosa aunque terrorífica mujer en su cabeza, una vez las fotos acabaron, buscó en otro anuario.

          Iba a darse por vencido cuando vio a una mujer que quizás podría ayudarlos. Señaló su foto y JunHoe se inclinó para mirarla mejor.
— ¿La loca SuJin? Nunca salí con ella.
— Ella tenía algo así como un club de fans de los chicos guapos. Si una chica estaba obsesionada contigo, ella sabría.

           No sabía por qué no se le ocurrió antes. Miró la fila de anuarios que tenía pendientes, aquella chica podía restarles trabajo.

           JunHoe hizo una rápida búsqueda por las redes sociales desde su celular y efectivamente encontró a la chica quien tenía una galería de arte no muy lejos de allí.

            Salieron apresurados en dirección a la galería donde se encontraba SuJin. Tuvieron que aparcar el auto cuando llegaron a una zona en la que este no podría pasar por la calle deteriorada y delgada. Continuaron a pie por una zona que lucía peligrosa, con murales grafiteados y largos callejones.
            JunHoe tomó a JinHwan de la mano cuando se oyó el estruendoso sonido de una motocicleta, ambos se apartaron del medio de la calle y a toda velocidad pasó un sujeto con chaqueta de cuero.  JinHwan por un momento pensó que Koo se vería increíble con una de esas.

           En medio de todos los edificios y apartamentos viejos, había una tienda muy bonita, tocaron el timbre y una chica abrió casi de inmediato.

           Por un momento pareció congelarse, y repentinamente se dio una cachetada a sí misma.
— ¡Oh, por Dios! ¡No puedo creerlo! —. Levantó ambas manos en señal de que esperaran, volteó unos segundos y luego un flash los cegó.
— Pasen, tengo de todo, pinturas, fotografías, retratos...

Cinderella _ ||JunHwan|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora