El señor Kim estaba de muy mal humor, su hijo seguía sin aparecer incluso después de haberle enviado una advertencia. Observó a su esposa, sentada al otro extremo de la extensa mesa, comiendo sin siquiera mirarlo, tratándolo como si no existiera. Pensaba ir poco a poco, por todo lo que JinHwan más amaba, su mujer podía ser algo demasiado extremo para comenzar.
—¿Acaso te comieron la lengua?
La mujer le dedicó una mirada llena de desprecio y, sin dirigirle la palabra, le devolvió su atención al plato que tenía en frente. No le hubiera molestado su actitud indiferente si no lo hubiera hecho frente a la servidumbre.
En un arrebato de furia se puso de pie, tirando del mantel con brusquedad, arrojando su plato al suelo. Su esposa se sobresaltó, lo observó atónita, temiendo que su esposo hubiera perdido la razón.
—¡Nadie comerá en esta casa hoy!— Al notar a la sirvienta indecisa sobre sus acciones, titubeando entre esperar o quitarle el plato a la señora Kim, la presionó a obedecer —¿Qué esperas para quitarle el plato? Ni mi esposa ni nadie en esta casa probarán un solo bocado este día. ¡Es una orden!
Dicho eso, salió del comedor dando un portazo. La señora Kim suspiró, hundiendo su rostro entre sus manos, de verdad no lo soportaba más. Se levantó y siguiendo los pasos de su esposo, empezó a reclamar.
—¿Tienes que comportarte como un animal? ¡Por el amor de Dios! Yo puedo soportar tus caprichos pero... ¿ellos?
—Puedo hacer lo que se me venga en gana, soy yo el que tiene el dinero.
Encarándola, quedaron a centímetros del rostro del otro, exhalando con fuerza, producto del enojo y frustración.
—No debiste haberle enviado ese vídeo—. Reclamó la mujer de casi cincuenta años de edad.
—¿Desde cuándo tienes el derecho de decirme lo que debo hacer o no?
—Desde que empezaste a perder el control, es mi único hijo y se fue porque tú lo alejaste.
—No hagas un drama de esto, es tu culpa que solo haya sido uno.
Aquellas palabras fueron como una puñalada para ella, un nudo se formó en su garganta al recordar a su primer bebé, en sus brazos, muerta. Su segundo embarazo fue una pérdida al igual que el tercero. JinHwan fue el milagro de su vida, luego de un par de intentos más, JinHwan quedó con la responsabilidad de hijo y único heredero de su esposo.
—¿Por qué tuviste que hacerlo desde mi teléfono?
—Para que se sienta más culpable, querías también al animal ese ¿no?
—Eres un grandísimo manipulador—. Soltó con desprecio, su esposo sujetó su brazo con fuerza cuando ella intentó darse la vuelta y abandonarlo en el pasillo.
—Te recuerdo que sin mí tú no eres nada, no tienes ningún ingreso ni dónde caerte muerta, yo te mantengo y por tu bien, te aconsejo que dejes de pelear contra mí y enfócate en traerlo de vuelta. Hay un montón de mujeres jóvenes y bonitas que desean que me divorcie de ti para ocupar tu lugar.
La señora Kim apretó los dientes, tragándose todas sus palabras. Ya había callado suficiente, pero aún si explotara, nunca podría ganarle a su esposo.
Mientras la tensión se desarrollaba en la mansión de los Kim, en la gran casa junto al mar, Song YunHyeong resaltaba numerosas ofertas de trabajo publicadas en el diario. JunHoe tuvo que salir a las cinco de la madrugada para llegar a tiempo al trabajo, y no soportaba que un chico varios años menor que él, le ofreciera un techo y comida a cambio de ni un solo centavo, el escritor deseaba ayudar por lo menos comprando los ingredientes para alimentarlos a los tres.
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Cinderella _ ||JunHwan||
FanfictionKim JinHwan y Koo JunHoe, tienen un pasatiempo en común: Mujeres. Pero un día, una sorpresa llegó a la puerta de Koo. ╔──────¤◎¤──────╗ Ojalá, solo hubiera sido un bebé. ╚──────¤◎¤──────╝ 《Hacen falta doce campanadas》 《Una...