Sigo Temiendo Perderte.

162 12 6
                                    

Habían pasado más de la medianoche cuando las hermanas Díaz con el chico rubio habían regresado a la cabaña después del rodeo al que asistieron.

Los chicos llegaron con el mayor silencio posible y en cuanto bajaron de la camioneta se dispusieron a entrar al lugar donde se hospedaban.

El frío en esa noche era intenso, las chicas aunque estaban con ropa provocativa no lo sentían mucho en esa noche ya que habían tenido actividad toda esa noche.

Ellas estaban cansadas después de haber puesto sus cuerpos a divertirse en contante movimiento, ello les quitó el frío a aquellas chicas que se habían puesto a bailar esa noche y que además de todo regresaron de muy buen humor.

La nieve en esa noche seguía cayendo y había aumentado un poco su nivel de altura, los copos de nieve caían de manera lenta en esa noche la cual lucía tranquila.

Estos se posaban de manera ligera sobre los rostros y el cabello de aquellas chicas que salían de la camioneta de manera silenciosa y tranquila para entrar a la casa mientras el chico rubio la cerraba bien.

La chica castaña era la única que se había quedado en la puerta de la entrada para esperar a su amado y pudieran entrar ambos juntos de la mano a la cabaña.

El chico no tardo mucho en llegar con su amada castaña quien al llegar a la puerta ella le tomó la mano para poder entrar juntos, ella al entrar de inmediato se quita su sombrero y lo cuelga en el perchero para enseguida ellos empezar a subir las escaleras.

Las hermanas de la chica castaña ya se habían ido a sus habitaciones, y cuando iban subiendo las escaleras ellos se iban dando cuenta como las chicas se preparaban para dormir, Venus ya se había puesto su pijama y se encontraba abrazando el cuadro que contenía la foto de su amado mientras ya estaba acostada en su cama, Maria también a su vez estaba sentada a la orilla de su ventana viendo la luna con tristeza ya que extrañaba a su novio, sus lágrimas resbalaban de sus hermosos ojos esmeralda para después ella meterse en su cama con lágrimas en su cama, al verla así a Moonlight le partió el corazón, ella iría a ver a Maria más al rato para consolarla, por lo pronto ella quería estar con su pareja unos momentos, entonces ellos dejaron de observarla para después ellos llegar a la habitación de Melina a quien encontraron desnuda orando a la diosa de la fertilidad de su nueva religión, Moonlight le tapó los ojos a su amado Scott, pero su hermana mayor la observaba con detenimiento y orgullo ya que ella había tomado decisiones y era fiel a ello, su hermana ya era una zulú en tribu y religión y orgullosa de serlo, después de observarla unos segundos la chica castaña se va con su amado hacia su habitación, ella ya el había dejado de tapar sus ojos a su amado quien lucía tranquilo, no vio nada y no le interesaba ver nada de ello, entonces ella lo toma de sus manos para enseguida abrazarlo y hablarle con mucho cariño.

-Moonlight: Estamos ya en nuestra habitación mi amor - ella cierra la puerta y de inmediato se va a los brazos de el.

-Scott: Esta bien mi amor, se que estamos a solas ya pero - el se acuesta en la cama pesadamente, quiere dormir pero ella no quiere pase eso.

-Moonlight: No! No hagas eso! - ella de inmediato se quita su ropa ante la mirada de su esposo que quiere dormir, así que ella una vez que se despoja de toda ropa se lanza sobre el - si esto es porque no te deje ver desnuda a mi hermana sabes que no iba a pasar eso mi amor - el chico un poco frustrado pregunta de manera retórica a lo que dice su prometida

-Scott: Como iba a saber que tu hermana estaba desnuda si de inmediato tu me pusiste tus manos sobre mi ojos y no pude distinguir nada, y te digo una cosa mi amor, no me interesaba ver con morbo a mi cuñada y no lo hubiera hecho creeme, tengo para empezar a la chica Díaz más atractiva y noble de todas y a la que amo, no necesito otra chica, ella me pertenece y debería esa chica darme mas crédito - dicho esto el rubio se voltea sin querer ver a su chica para querer dormirse, la chica castaña y sus terribles celos les estaban apuntó de echar a perder su noche romántica y ella trató de inmediato de arreglar las cosas, se sintió mal por lo que dijo su prometido así que ella con calma se acostó de inmediato frente a el para observarlo detenidamente y poder empezar una gran disculpa.

La VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora