Harry está muy enamorado de su promiscuo vecino William de su misma edad, el cual a su vez, tiene un hermano menor llamado Louis, el cual suspira en secreto por el ojiverde pero este tan solo lo ve como un niño.
Durante tres largos años Harry se va...
Dos días después como bien dijo el doctor del hospital, Louis fue dado de alta, sus padres y por supuesto Harry fueron a buscarlo y a traerlo de regreso a casa, después de muchos meses lejos de todo lo que era suyo.
El ojiazul estaba muy extrañado con la actitud de Harry pues si ya le resultó raro despertarse y saber que éste le había estado visitando cada día e incluso leyéndole sus libros favoritos, estaba el hecho de que en esos dos días que llevaba consciente, el ojiverde tampoco había dejado de hacerlo.
El ojiazul también estaba emocionado y feliz aunque temía el enfado de su hermano pues él sabía que William tenía constancia de sus sentimientos hacía Harry y creía que estaría muy celoso.
Finalmente llegaron a su barrio, donde varios vecinos lo recibieron muy emocionados después de todo lo ocurrido, entre ellos estaba Anne, la madre de Harry, la cual lo abrazó y lo besó con mucho cariño, resultándole muy extraño pues al no recordar los últimos tiempos, él creía apenas conocerla.
Después del feliz recibimiento, tanto sus padres, como Louis y Harry entraron en la casa donde todo permanecía igual.
—Bueno ya puedes irte Harry. Gracias por todo pero no quiero tener problemas con Will—dijo el ojiazul señalándole la puerta.
El ojiverde miró a Jay y a su marido tristemente pero asintió conforme.
—Está bien, tienes razón debo irme ya...espero que pronto te recuperes del todo.
—Gracias, lo estaré, adiós—Dijo Louis girándose para subir a su habitación y descansar un poco, después de todo el ajetreo.
—Emm...oye Lou-Louis, ¿Puedo visitarte alguna vez?, ¿p-para saber como vas y eso?—preguntó nervioso el ojiverde.
El más bajo volvió a girarse y le sonrió.
—Claro que puedes Harry, además ya vas a verme cuando estés con Will, como lo hacías antes—contestó el ojiazul sonriente—¿de acuerdo?, de nuevo gracias por preocuparte tanto por mi, eres un buen amigo.
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Finalmente se despidieron y Harry con una amarga sonrisa salió de la casa, mientras que Louis subió las escaleras y entró en su habitación.
Aún no había abandonado el jardín de sus vecinos, cuando escuchó los gritos de Louis, rápidamente Harry corrió de nuevo a la casa y tras subir las escaleras, se encontró con Jay y su marido mirando muy sorprendidos y llenos de dolor a su hijo, el cual estaba tirado en el suelo de su habitación, reviviendo lo sucedido meses atrás.
—¡No Will!, ¡para!....¡pa-para, no me lastimes más!—repetía una y otra vez el ojiazul hecho un ovillo y sujetando su cabeza entre sus manos.
Harry se acercó suavemente.
—Tranquilo cariño, ya pasó...no tengas miedo.
—¡No Will, déjame!...¡Dejame—volvió a gritar Louis entre lágrimas.
—Shssssss....soy Harry, amor. William no está. Él no volverá a lastimarte nunca más, tranquilo pequeño.
Los padres de Louis contemplaban la escena abrazados uno al otro y entre lágrimas de dolor, era realmente un momento muy duro, en el que a pesar de todo, no podían entender como su hijo mayor había podido ser capaz de golpear a su hermano tan salvajemente, luego acuchillarse el mismo y fingir un robo.
El ojiazul acabó reaccionando a la caricias y las dulces palabras del ojiverde, entonces sacó las manos de su cabeza y se incorporó.
—¿Ha-Harry?.
—Si pequeño, soy Harry—dijo este sonriéndole.
Louis sonrió también y se abrazó fuertemente a él, el ojiverde lo estrechó entre sus brazos y enterrando nariz en su cuello.
—Hola cariño.
—Oh Harry, lo recordé todo.... Will me golpeó, piensa que es cierto que tú y yo....
—Tranquilo... shssss... tranquilo todo está bien. Yo estoy contigo, ya no te preocupes más.
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