Capítulo 10° ;

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One For The Road

Mis ojos comenzaron a abrirse lentamente, pero no demasiado. Mi cuerpo se sentía caliente y un olor intenso a café inundó mis fosas nasales, despertando mi apetito. Parpadeé un par de veces y pude ver mejor y con claridad. Una manta suave cubría mi cuerpo.

Vi a Miles sentado en la orilla de la cama, dándome la espalda, mientras que en una de las mesitas de noche se encontraban dos tazas, una desprendiendo el exquisito aroma y la otra no. Una tenue luz atravesaba las cortinas de la habitación.

—Miles.— Hablé, sentándome en la cama. Recién allí noté que me encontraba únicamente en bóxers.

—Buen día, Alex.— Giró su rostro a mí y sonrió de una forma muy cálida. Tomé en mis manos la taza que contenía café y le di un gran trago, sin importar que éste estuviera aún caliente. Kane se levantó y volvió a la cama para recostarse a mi lado.

—¿Sabes? Cuando te veía dormido, me hiciste recordar a esos vídeos porno en donde despiertan a las chicas follándolas.— Comentó, por poco casi escupo el café, haciendo que por algunos segundos me ahogase.

—¡M-Miles!— Reí, limpiando mi boca. Dejé la taza en su anterior lugar y le di un golpe leve a mi acompañante. Éste sonrió, pero no duró mucho ya que un ruido desesperado obtuvo nuestra atención. Era mi teléfono. Rápidamente me levanté de la cama y lo tomé. Atendí la llamada no sin antes dar un gran suspiro.

—Hola mamá.—

—Alex, por dios, te estuve llamando toda la noche, ¿Dónde estás? ¿Te encuentras bien?—

—Oh, realmente lo siento. Me quedé en casa de Matt para hacer una tarea y se me hizo tarde para volver.— Hablé mientras miraba a Miles.

—Bueno, estás bien y eso es lo bueno. Te tengo noticias, Alex Turner.—

—¿Qué ocurre, ma?—

—Me llamaron de tu escuela, me gustaría saber por qué estabas haciendo alboroto en la biblioteca, Alex. Te suspendieron por el día de hoy.— Mis ojos se abrieron completamente y una mirada de odio hizo a Miles reír por lo bajo.

—E-Emh, si, te lo iba a decir cuando llegase a casa.— Me interrumpió.

—No importa, cielito, hablaremos cuando llegues. Por cierto, ¿cuándo llegarás?— Rió. Rasqué mi nuca y seguí viendo a Miles.

—Amh, creo que en un par de horas más, quizás para el almuerzo.— Kane hizo un puchero y no pude evitar la risa.

—Está bien, te veo aquí. Cuídate cariño.— Un beso hizo que separara el teléfono de mi oído y luego la llamada se cortó. El castaño se apresuró a acercarse a mí para darme un abrazo.

—¿El bebé de mami tiene que irse?— Susurró en mi oído. Reí levemente y correspondí su abrazo.

—No, aún no.— Sonreí.— Además es tu culpa, tú fuiste quién hizo que me suspendieran.— Fruncí el ceño y sentí un suave beso en mi cuello.

—Oh vamos, sabes que esa no era mi intención.—

—Si claro, como sea.— Sonreí y me separé de el.— Tengo hambre.

—Iré a ver qué preparo para el desayuno, por mientras podrías vestirte, ¿No?— Miles recorrió mi cuerpo con sus ojos de una manera muy perversa.

—¡Hey!— Sintiendo mis mejillas calientes, hice un intento por cubrir mi cuerpo con mis brazos. El castaño rió y se dirijo a la puerta de la habitación.

—Está bien, ve.— Giró la perilla y se detuvo.— Sólo, no te molestes cuando veas.— Salió rápidamente de la habitación.

—¿Ver qué?— Fruncí nuevamente el ceño, me dirige al baño y rápidamente me miré en el espejo. Mis ojos se abrieron como platos.

Mi cuello y parte de mis hombros tenían notables marcas que seguramente Miles había dejado allí, también en una de mis clavículas había escrito con marcador negro;

"Mío hoy, y siempre"


Luego del gran y delicioso desayuno que Miles preparó, nos quedamos en el sofá hablando de cosas al azar, noté que Kane también tenía ciertas marcas en su cuello por lo que me di ligeramente pagado, ya que las que él tenía no estaban a comparación con las que yo tenía.

Las horas siguieron pasando.

—Miles, ya debería irme.— Hablé mientras bajaba mis piernas de sus muslos, vi como hacía un puchero.

—¿De verdad ya tienes que irte?— Reí al ver su expresión de tristeza fingida. Asentí y me levanté, bebiendo el ultimo sorbo que le quedaba a mi botella de cerveza.

—Realmente la pasé genial, ayer y hoy.— Le sonreí, mientras me ponía mi abrigo. Miles al igual se levantó, aún teniendo su cerveza en la mano. Ambos fuimos a la puerta.

—Lo mejor de todo esto fueron los tan esperados besos que pude darte, Alex.— Comentó Kane, negué con una sonrisa en el rostro.

—Miles, ¿Me darías uno para el camino?—

El mencionado sonrió a más no poder, dio un gran trago a su cerveza para luego unir de una forma salvaje nuestros labios. Pidió permiso y su lengua pudo explorar mi boca como yo pude explorar la de él.
Ese sabor a cerveza de cereza y cigarrillos mentolados se quedaría ahí para siempre.













Autora ;

¿Qué tal? u.u ya estoy aquí.

Espero que les haya gustado este capítulo uwu siento que es algo corto :( perdón si tú también lo sientes.


— R O

Bigger Boys And Stolen Sweethearts - Milex. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora