Bigger Boys And Stolen Sweethearts - Milex.

Capítulo 12° ;

❁ Scary Love ❁

Al día siguiente, me vi con Miles en su hogar porque tenía algo "importante" que decirme.

—Bien, como sabes, Alex.— Me sonrió mientras se recostaba. Miles se encontraba en la alfombra de su habitación con un cigarrillo en mano y yo lo miraba expectante desde su cama.— Se acerca el aniversario de la escuela, y con ello el baile de todos los años.—

Mi nariz se arrugó, el Baile Dorado era una de las pocas cosas que odiaba de ese lugar. Tenía muy malos recuerdos y había dejado de asistir en los pasados dos años. Prefería ir a beber con Jamie y Matt a la casa de alguno.

—Eh, si.— Rasqué mi nuca.— ¿Qué hay con eso? Aún queda casi un mes para que ocurra.— Comenté, mientras extendía mi mano hacia Kane, quién me entregó su medio cigarrillo.

—Pues, te quería preguntar si querías ir conmigo.— Me sonrió.— Como pareja de baile, claramente.—

Una pequeña risa se escapó por entre mis labios.

—¿Qué ocurre? ¿No te agrada la idea?— Preguntó desesperado. Negué instantáneamente para luego darle una calada al cilindro vicioso.

—¡No! Claro que no, Miles.— Lamí mis labios.— Sólo se me hizo muy tierna la manera en la que preguntaste.— Sonreí y aclaré mi garganta.— De todas formas, aunque el Baile Dorado no sea una de mis cosas favoritas, si tú quieres ir yo con gusto te acompaño.—

El castaño volvió a sonreír y se levantó bruscamente.

—¡Bien! Tenemos cosas que hacer.— Tomó su abrigo y se dirijo a la puerta.

—¿Qué? ¿A dónde vas?— Fruncí el ceño y seguí su acción.

—Tengo todo planeado, Al.— Se acercó a mí y dio un suave beso en mis labios.— Tú sígueme.—

Al igual tomé mi abrigo rojo y ambos bajamos las escaleras, encontrando una sorpresa.

—¡Miles, querido! Por fin te veo.— Una voz de una mujer sonó feliz. Se acercó a Miles y dio un beso en su mejilla seguido de un abrazo.

—Hola mamá, no sabía que habías llegado.— Kane seguía con ese carácter frío. Me acerqué un poco a la escena y la mujer al verme, sonrió.

—¿Él es Alex Turner?— Habló mientras se acercaba con timidez. Yo sonreí y le di una mirada rápida a Miles.

—Sí, un gusto.— Sonreí mientras extendía mi mano.

—Mamá.— Ambos giramos hacia Miles quién se encontraba en la entrada de la casa.— Tenemos cosas que hacer, ahora no.—

La dulce mujer dio un beso en mi mejilla y se dirijo a la cocina.

—Claro, lo siento. Un gusto haberlos visto.—

Una vez afuera, le di un golpe al castaño.

—¿¡Qué!?— Comenzó a reír, mi rostro seguía sin expresión.