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Hola mis amados lectores estoy acalorada. Odio el calor, lo juro.

Como siempre los invito a dejarme un uno, y leer mis demás trabajos

Disfrútenlo

YYY

Capítulo 19. Maldiciones

─No está bien, de nuevo.

Decía Atsushi luego de que de un fuerte ataque, sacara volando a Ichimatsu bastante lejos. Su aterrizaje fue doloroso y está cubierto de polvo por todos lados. Este por su parte, se puso furioso con ganas de asesinarlo. Llevaban toda la jodida mañana en eso. Le había enseñado unas malditas posturas para que al momento de lanzar un hechizo, la fuerza de la magia no te sacara de balance. Atsushi decía que otro mago podía aprovechar para atacar esta debilidad. Demostrándoselo de forma cruel y tajante.

─Llevamos toda la maldita mañana en esta mierda, demos un descanso.

─Claro porque eso es precisamente lo que les dirás a los agentes o al mismísimo Tougo para que te dejen recuperar energía.

─Podrás tener un rostro bonito, pero eres un maldito sádico.

El otro sonríe de forma poco real.

─Gracias por el cumplido. Ahora deja de ser un bebé y levántate a apresurarte. No estoy ni de lejos listo para dejarte en paz.

─ ¿Al menos podríamos practicar otra cosa?

─Sabes Ichimatsu, Karamatsu no estará todo el tiempo a tu lado para que tengas voluntad. O menos aún, para malcriarte consintiéndote.

Eso de verdad sonrojo e irrito al de ojos amatistas.

─ ¡Yo tengo ganas de hacer las cosas, no hace falta que este Kusomatsu para que yo me esfuerce! Además, que no dependo de él y no me consiente.

En eso, aprovechando su distracción, Atsushi comienza a lanzarle un ataque muy fuerte y de un flujo constante. El maguito aduras penas si puede detenerlo, intenta repelerlo, pero es muy poderoso. En eso, planta firme sus piernas y oficialmente resiste lo suficiente para crear un campo de fuerza que lo protege. Atsushi detiene su ataque.

─¡¿Qué mierda fue eso?!

Pregunta luego de haberle agarrado la garganta y alzarlo en el aire, con sus signos felinos alterados.

─Finalmente te salió perfecto, necesitaste estar en verdadero peligro pero lo lograste.

El más bajito se relaja y lo suelta.

─Eres un profesor de mierda con métodos muy extremos.

─Si bueno, es como dicen "a tiempos desesperados, medidas desesperadas"

Ichimatsu solo le tuerce los ojos.

─Aunque debo admitir, que aprendiste rápido. Tienes talento.

El de morado tuvo un extraño sentido de orgullo por ser reconocido por este sádico y extravagante sujeto. Más no lo demostraría.

─Supongo que no soy una basura después de todo. Aun así tu si apestas como maestro.

Ambos se carcajean con fuerza. Lo cierto es, que se llevaban mejor entre ellos de lo que Ichimatsu se llevaba con Osomatsu. Lo que era mucho decir.

─Bien, continuemos con el siguiente ejercicio.

─ ¿Aun haremos más?

─El día aun es joven. Vamos, no seas perezoso.

Dice mientras jala de la ropa a Ichimatsu, que lo sigue con una cara de disgusto enorme entre los labios.

Una historia de caballeros y gatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora