El Vals del Cisne Negro

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   El Vals del Cisne Negro

    •Xion Pov's•

    Era una cita planificada desde hace ya tres días e igual me sentí estúpida cuando vi a Riku caminar hacia mi con un ramo de rosas, les juro que quise esconderme, desaparecer, ir tan lejos como me fuese posible. Lo más trágico es que al quedar cara a cara con él, no pude más que decir “Hey, ¿qué tal?” así como si fuéramos dos hombres que van a salir a tomar cervezas.

    El albino soltó una risa ligeramente nerviosa, no es lo que esperaba que dijera, estoy segura. Al segundo extendió el la corona de flores.

—Traje esto —dijo evitando mirarme—. Son rojas, no encontré blancas, pero... espero que sean de tu agrado.

    Las tomé y sentí encandilada por su belleza, emanaban un aroma fresco y dulce, tan clásico de su rocío en la madrugada, o al caer la noche.

—Descuida, las rojas son lind... Aguarda, ¿cómo sabes que me gustan más las rosas blancas? —arremetí de pronto, entrando en estado de alerta.

—Yo... yo... no es como si... —Su cara palideció—. E-espera, no te hagas una idea equivocada.

—¿Qué clase de idea? —espeté apuntandolo con una de las flores—. ¿Que eres un agente de la CIA contratado para seguir paso a paso mi vida y recolectar información súper confidencial acerca de mi jardín de botánica con rosas blancas radioactivas?

    El chico sonrió, se ruborizó y poco a poco se dejó ganar por la risa, hasta que se entregó a una fuerte carcajada, a mi vez, yo también lo hice.

    Hielo roto.

—¿Entonces? ¿lista para el baile? —inquirió levantando su brazo, al instante me aferre a él.

—Te arrepentirás de llevarme —advertí con desagrado—. Te vas a avergonzar de mi cuando todos se pregunten quien demonios llevó a la chica gótica a la fiesta, para que acabara con los pasapalos. Yo sé que es antipático de mi parte hablar así, pero es que no sé bailar, mi vida social es un reverendo fracaso y lo único que hago es acabar con las bandejas de aperitivos a causa de mis nervios, ya sabes, sentada en una esquina.

    Mi amigo besó mi mejilla y me miró como si hubiese encontrado las estrellas en mis ojos. Me encogí ante este gesto.

—Xion, no importa si te sientas en una esquina a comer y beber todo cuanto se te atraviese —explicó—. En todo caso me sentaré a comer y beber contigo.

(...)

    ¡Si os lo cuento no me lo van a creer! ¡Pasó algo completamente imprevisto en cuanto llegamos al baile del instituto! ¡Lo juro!, ¡no me lo esperaba! ¡Al menos la mitad de la población femenina giró a ver a Riku apenas hicimos aparición! Y no es que esto me moleste de forma directa, pues no somos nada y además reconoceré que ese suéter negro le sienta muy bien, se ve... guapo. El problema empieza donde las chicas lo invitan a bailar, incluso viendo que ha venido conmigo.

   Al principio él las rebotaba, pero luego han puesto un disco de música que le encanta y se ha ido a bailar con alguna de ellas. Suspiré y agité mi bebida con el dedo meñique. No lo puedo reprochar, para esto son los bailes, para divertirse, reír y bailar, además, ya había rechazado a 6 chicas —sí, las conté—, no podía seguir evitandolas.

—Sabia que debí quedarme en casa...

—¿Vestida de negro en una fiesta? —oí murmurar a Kairi, quien hace unos minutos se había sentado en una mesa contigua—. ¿Será que viene de un velorio? Jajajaja

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