Violeta con Negro

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    ° Roxas pov's °

     Estoy pasando por uno de eso momentos en los que no sé cómo carajos permití que las cosas llegaran tan lejos. Estoy con mi mejor amiga y mi hermana en una tienda de ropa interior de señorita y puedo jurar por lo que sea que no sé a dónde mirar. Xion dijo que no tenia planeado venir aquí, pero Naminé insistió tras abogar que los vestidos más bonitos necesitan de sujetadores especiales que tienen no sé cual broche en no sé qué parte.

—¿Push up? —preguntó Xion en un idioma que yo no entendía, ¿el qué? ¿eso es un botón? ¿ese es el broche del que hablan?

—Evidentemente sí —replicó mi gemela—. Si quieres uno con corte princesa necesitas Push up.

—Pero no quiero uno con corte princesa para esta noche —aclaró la pelinegra. Mantengo la cabeza baja, pero aún así sé que la chica del aparador me está viendo raro.

—¡Haberlo dicho antes! ¡Si ese es el caso entonces nos podemos ir de aquí! ¡Estamos perdiendo tiempo! —exclamó Naminé.

—¿Por qué? —insistió mi mejor amiga—. ¿No crees que los otros vestidos necesiten ropa interior especial? —lucia casi tan confundida como yo.

—No seas ridícula —agitó la mano con las uñas pintadas de rosa—. La mayoría de los vestidos de gala van sin ropa interior, como se nota que no sabes nada.

    Mis ojos se abrieron. Vaya, yo tampoco sé nada

    Xion se mostró incómoda al suspirar y agarrarse la nuca con desaliento. Ese gesto fácilmente pude haberlo hecho yo. Pero ahora comprendo por qué insistió en traer a mi hermana con nosotros. Si ella misma no sabe cómo funciona eso de verse elegante pues yo mucho menos, y al estilo de una chica ni se diga.

   Pasamos a una tienda, en la que había ropa formal tanto de dama como de caballero. Respiré con alivio, aunque sea aquí puedo ir a ver las camisas o alejarme a revisar las corbatas. Ninguna me agrada, pero quedarme con ellas me pone incómodo, quizás si estuviese a solas con Xion estuviéramos pasando vergüenza juntos a nuestra manera, pero en vista de que mi gemela está a cargo de todo, Xion está pasando pena por su propia cuenta.

—¿Crees que me pueda poner una corbata como cinturón? —preguntó a la rubia—. ¿O como collar para perros? ¿o cintillo? Es muy versátil.

    Naminé la miró como si le hubiesen puesto un plato de sopa de pescado en toda la nariz.

—¿Se supone que eso fue un chiste? ¿esperas que me ría? —soltó—. Baja esa corbata, parece que el mar le vomitó encima.

     La tomó de la mano y arrastró hacia los probadores con ella, cargado dos vestidos ajustados de satén, uno era malva, el otro era violeta. La detuvo delante una de las puertas, le dio varias instrucciones y finalmente la empujó dentro de esta.
    A los diez minutos Xion salió de allí usando el traje malva. Parecía una princesa vaquera del muy lejano oeste «Oye, este me agradada» le oí decir mientras tomaba pose de veterana en los duelos de pistolas «No encontrarás mejor sicario que yo en ninguna otra tierra, preciosa» agregó con un acento campesino. No pude contener mi risa, me acerqué sacando el móvil y tomé una fotografía.

—Pareces salida de una película Country —comenté divertido.

Quieto ahí rubiecito, tengo una corbata y no temo usarladijo ella aún como cantando.

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