El tintineo de las personas comiendo me invade; las cucharillas chocando contra el plato del postre, las copas tintineando, las servilletas siendo sacudidas formalmente. Esto no es una cena, es una fiesta, y no una fiesta de empresarios, es la boda de alguien de la compañía. Muy bonito Saïx Russell omitiéndolo todo cuando me pidió el favor, «unas nimiedades» me dirá cuando le pregunte.Salí del tocador y atravesé un pasillo adornado con dorado y blanco cuando de pronto un reflejo rubio hizo enfocar mi mirada en la fuente de chocolate, allí de espaldas había un chico de cabello dorado; como las burbujas de la copa de Chanpagne, probando algunos platos de bufé. Tenia la misma complexión de Roxas, y hace rato vi a otra rubia por el lado del jardín. No esperaba encontrarlos aquí, pero es un alivio, hará más llevada la fiesta para mi, considerando que quiero irme lo más pronto posible.
Avancé con paso fime dispuesta a hacer una de mis entradas triunfales.
Lo abracé por la espalda y recosté mi cabeza en su hombro, oh, creo que es más bajito de lo que pensé.
—No atrapé el ramo de flores de la novia —empecé empalagosamente, buscando sonar como una cuarentona desesperada—. Pero te imploro que me aceptes en sagrado matrimonio. Juro que seremos felices; tendremos seis hijos, violencia intrafamiliar, dificultades económicas y después de cinco años de casados me puedes abandonar por otra mujer más joven y hermosa e irte del continente sin dejar rastro, ni enviar manutención para nuestros niños.
El cuerpo tibio tembló por completo bajo mis brazos. No era esa sacudida típica que estremecía a mi mejor amigo de pies a cabeza en un descontrol evidente de hormonas. Era más... como un movimiento compulsivo y nervioso. Me aparté con cuidado de su espalda; este no es Roxas.
—S-Solo quiero una hija —dijo el rubio, con la cara encendida en rojo dándose la vuelta—. ¿Violencia intrafamiliar significa que me van a pegar? ¿Esto es un examen? ¿Mi mamá te envió para dijeras eso? Está preocupada de que me enamore de una chica que me haga daño, así que dijo que me va a esconder los papeles hasta los 25 para que no pueda casarme.
Era Ventus.
—Oh, caramelo, no. No era mi intención asustarte, perdón, te confundí con Roxas —expliqué pasando mi mano por su hombro—. ¿Cómo estás? No tenia idea de que estuvieras aquí...
—¿Eh? —Ven entre cerró los ojos y me contempló con detenimiento—. Me he dejado los lentes de contacto, ¿eres tú Xion?
Acabó por sacar unas gafas de montura negra para colocárselas.
—¡Xion eres tú! ¡Me alegro mucho de encontrarte aquí! —iba a darme un abrazo de frente, pero se detuvo a medio camino y su mirada escaneó mi vestido—. Vaya, te ves muy... diferente con eso puesto.
—¿Diferente mal o diferente bien? Puedes decir que me veo ridícula, no hay problema, es la primera vez que uso algo así y tuve que pedir ayuda para variar.
—Estás preciosa —resumió cohibido.
—Gracias... —murmuré—. Como sea, ¿qué haces aquí?
—Mi mamá es una de las invitadas, es empresaria, la ultima vez que la dejé estaba sembrando el terror en algún lado, pero se me perdió —explicó él—. Ahora estoy aquí por la comida, tratando de averiguar quien es el cocinero para... ehm...
—¿Buitrearle las recetas?
—Es una forma poco cortes de decirlo, pero sí, eso, ¿y tú qué? —lucia tan contento de haberme encontrado como yo a él, es evidente que ninguno de los dos queremos estar aquí, pero él se ve más acostumbrado a la situación.

ESTÁS LEYENDO
• C r y L i g h t •
FanfictionXion odia muchas cosas, como cualquier persona, pero si hay algo que de verdad aborrece es a la sociedad femenina y ser parte de ella, porque existen un sinfín de estupideces de las que no puede evitar formar parte. Como si la historia se repitiera...