Capítulo 24. "Citas y confesiones"

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El día había pasado muy lento, ya que era Lunes. Pero afortunadamente ya había tocado la campana para salir de clases, ya sólo me quedaba esperar para mi cita con Aaron.

-Hey, Lía.

Me di la vuelta y era uno de los chicos de la heladería. ¿Nathan?

-Hey, hola.

-Eh, me preguntaba ¿tienes como te lleven a tu casa? Porque podría llevarte y...

Lo interrumpí.

-Eh, gracias Nathan. No es por ser grosera pero no.

-Esta bien linda, ¿al menos me dejas invitarte un trago en la noche?

¿En la noche? Pero si mañana hay clases... Oh, cierto, mañana no porque hay puente por el día de la independencia.

Bien.

-¿Si te digo que sí me dejas de insistir?

Él amplió su sonrisa triunfante.

-Nos vemos en The Rock a las 9, ¿vale?

Asentí. Lo que tengo que hacer para que dejen de estar molestando.

Por eso te metes en problemas, Lía.

Supongo que a esa hora ya habría acabado mi cita con Aaron. Aparte, ¿qué más daba? Debía salir a divertirme un poco.

-Nos vemos luego, hermosa.

Me dio un beso en la mejilla. Estaba apunto de decirle adiós cuando la bocina de un carro me interrumpió.

Era Aaron.

-¿Lista, hermosa?

Gritó desde su carro. Varios chicos voltearon a ver, incluido Nathan, quien sólo lo fulminó la mirada. Aaron al ver a éste, su expresión cambió fríamente, hasta que dirigió su mirada a mí y una gran sonrisa atravesó su rostro.

Salí corriendo hacia el carro y me subí a toda prisa. Iba vestida con un vestido muy bonito, por lo que podría pasar de una manera formal en un restaurante. ¿Para qué ir a mi casa a cambiarme?

Le di un beso en la mejilla para saludarlo. Cada vez que lo veía se miraba más guapo. Estaba sonriendo como una tonta cuando noté que él me quedaba viendo y luego frunció un poco el ceño.

Eso significaba malas noticias.

-¿Qué pasa, Aaron?

-Eh, nada preciosa.

Seguía sin voltearme a ver. Sabía que algo me ocultaba.

-Sabes que puedes contarme absolutamente todo, ¿verdad?

-Sí, claro. Gracias.

Ésta técnica no estaba funcionando. Momento de cambiar de táctica.

-Si no me dices que tienes, me bajo del carro.

Así se habla, Lía.

Suspiró.

-¿Quién era ese chico?

Solté una pequeña risita. Ya entendía todo.

-¿Acaso estás celoso, Aaron?

-¿Qué? No. Pero responde. No me agrada ese chico.

Lo miré. Que un chico se ponga algo celoso es tierno.

Él seguía sin verme a los ojos. Estaba muy serio. Jamás lo había visto así. Lo agarré de la mandíbula y lo obligué a que me mirara directamente a los ojos.

-Hey, no tienes nada de qué preocuparte, ¿sabes? Te quiero.

Lía cursi mode on.

Él esbozó una gran sonrisa. Aproveché el momento para terminar bien mi trabajo del día anterior.

Me acerqué a él y rocé mis labios con los suyos en un suave beso que esta vez duró más. Sabía tan bien. Era hermoso esto, este momento tan mágico. Lo único que importaba éramos él y yo. El mundo podía pararse, incendiarse, incluso explotar... Pero yo sólo quería estar con él.

Nos separamos al mismo tiempo luego de unos minutos y él fue el primero en romper el silencio.

-Realmente te quiero, Lía.

La apuesta que cambió mi vida {I parte}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora