Capítulo 11. "Llamada inesperada"

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Estaba pensando acerca de los problemas que tengo con Richard, de cómo solucionarlos. Cuando un ruido me sacó de mis pensamientos. Era mi celular.

-Lía, ¿Dónde rayos te has metido? Mamá y yo te estamos esperando en la casa para comer.

Era mi hermana. Se me había pasado decirle a mi madre que iría a comer con Aaron. Alguien estaría en problemas. Esperen, ¿Danna en mi casa? Quizá se había confundido.

-Espera, ¿Mamá y tu en casa? ¿No estabas en...

Me interrumpió.

-Mi vuelo se adelantó, le pedí permiso a mamá de llegar una semana antes para que pudiera estar más tiempo con ustedes y aceptó.

-¡Dan eso es genial! ¡Muero de ganas de verte!

-Igual yo hermanita, ahora ven a la casa que morimos de hambre.

-Si, llego en un rato, nos vemos.

¡Al fin había llegado mi hermana! ¡La había extrañado mucho! ¡No podía estar más feliz!

-¿Quién era?

Mierda. Por andar tan emocionada con la llegada de mi hermana no me había acordado que estaba en el carro de Aaron y que iríamos a comer. Felicidad arruinada.

-Era mi hermana, acaba de llegar de Dallas y dice que me esperan para comer.

Añadí toda avergonzada. Me sentía mal por dejarlo, pero ahora tenía más ganas de ver a mi hermana.

-Oh, ya veo, lo entiendo.

-En serio lo lamento Aaron, prometo salir contigo otro día, ¿sale?

-Si, está bien. No te preocupes.

Sonrió. Lo que me gustaba era que comprendía en vez de ofenderse. Era muy lindo.

Me llevó a mi casa y bajé corriendo a toda prisa para ver a mi hermana. No sin antes darle un beso de despedida en la mejilla a Aaron. Toqué como desesperada el timbre. Mal día para olvidar mis llaves en casa.

-Hey, deja de violar el timbre.

Me regañó con una sonrisa mi hermana.

-¡Danna!

La abracé con todas mis fuerzas y ella hizo lo mismo, pero luego de unos segundos nos retiramos por falta de aire.

-Yo también me alegro de verte, mi pequeña Lía.

-¿Qué te trae a Los Ángeles tan pronto?

-¿Qué no puedo venir a visitar a mi familia? Las extrañaba mucho.

Cuando Dan nos extrañaba por lo regular marcaba, no venía, a menos de que fuera algo importante. Estaba en la universidad y no podía dejar clases, por lo que sólo venía en vacaciones, cuando yo me iba con mi padre a Dallas. Pensándolo bien, casi nunca convivía con mi hermana. Desde el divorcio de mis padres, eran raros esos momentos, por eso la extrañaba tanto.

La quedé viendo con cara de "falta que me digas algo" que tenemos tan típicas las hermanas.

-Está bien, y porque tengo que darles una noticia especial.

-¿Noticia? ¿Pero qué es? ¿No estarás embarazada verdad, Danna?

Se río.

-No seas tonta. Claro que no lo estoy, aún.

-¿Aún?

La quedé viendo con cara de pilla, y ella sólo río más fuerte.

-Ya lo sabrás Lía, ahora entremos que mamá esta hambrienta ya.

Nos abrazamos y entramos.

¡Era increíble tener a mi hermana de regreso! Aunque fuera sólo por unos días.

La apuesta que cambió mi vida {I parte}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora