-Entonces en la Segunda Guerra Mundial...- escuchaba cómo mi maestro de historia hablaba sin parar.
No había algo que odiara más que la historia. No entiendo para qué estudiarla. Es pasado, hay que superarlo.
Por fortuna ésta era la última hora.
Sentí una vibración en la mesa y por un segundo creí que había un temblor. Luego me di cuenta que era mi celular anunciando un nuevo mensaje de texto.
Qué exagerada eres Lía.
"¿Cómo está la chica más linda de Los Ángeles?"
Era un mensaje de Aaron. Sin duda me hizo sonreír.
"Aburrida en clase de historia."
"Oh, que flojera. Yo acabo de salir de la escuela. ¿Estás libre esta tarde? Quería invitarte a comer."
Aaron desafortunadamente no iba en mi escuela, iba en otra privada y era un grado mayor que yo. Por lo que estaba en su último semestre. Suertudo.
"Claro, me encantaría."
"Eso pensé. Estoy afuera, hermosa."
¿Estaba afuera? ¿Cómo sabía que iba a aceptar? ¿Tan predecible soy?
A veces deberías de hacerte la difícil, ¿no crees Lía?
Cállate conciencia.
La campana sonó y salí corriendo. Ya no aguantaba estar allí ni un segundo más. Cuando salí de clase, fui bombardeada por una gran cantidad de estudiantes en los pasillos. Finalmente logré salir, claro, luego de empujar gente y salir un tanto golpeada. Bestias.
Divisé a Aaron recostado por fuera de su carro esperándome. Iba caminando encantada de verlo cuando una sombra grande se puso en frente de mi. Alcé la vista y era la persona con la que menos me quisiera encontrar.
Richard.
-Hola encanto, ¿A dónde tan apresurada?
-¡Qué te importa, Richard!
Traté de esquivarlo pero él me agarró de mi muñeca.
-Por lo visto alguien no viene de buen humor.
Río. No sé qué es lo que encuentra siempre tan divertido.
-¿Qué quieres?
-Nada, sólo hablar.
Apareció esa sonrisa infame en su rostro. Cualquier chica lo encontraría adorable. A mi me provocaba miedo.
-No tenemos nada de que hablar.
-Te equivocas cariño, tenemos cosas que hablar, mucho más de lo que crees.
Me acarició la mejilla con su mano.
-Déjame.
No me sentía del todo intimidada. No me podría hacer nada enfrente de toda la escuela, aparte con un sólo grito Aaron vendría a ayudarme. Pero no quería armar una escena, por lo que mantuve la calma.
-Mira preciosa, déjame invitarte a cenar, otra cita, tú y yo. Con eso cancelaré la apuesta y estarás libre. Piénsalo cariño.
Su personalidad me daba asco, no me gustaba su manera de tratar a las chicas. No las trataba como se debía. Simplemente no las respetaba.
-Eres molesto, ¿Lo sabías? Y no, no quiero ninguna cena ni nada que venga de ti.
Miré hacia Aaron, quien miraba confundido ante tal escena. Mala idea porque Richard siguió mi mirada.
¡Pero qué inteligente eres, Lía!
-Así que ése es con el que sales ahora. No lo había visto antes, ¿No es de la escuela verdad?
-No tengo por qué decirte nada. Y sí, ahora salgo con él. Porque él si respeta las mujeres. A comparación de ti, él si es un verdadero hombre.
Pensé que le afectaría pero sólo soltó una gran carcajada.
-Cariño, tu puedes salir con quien quieras, sólo tendría cuidado, porque haré que se entere de la apuesta y verás como tu supuesto "hombre" hará todo por ganarla. Te abandonará. Así que disfrútalo mientras puedas, preciosa.
Se hizo a un lado y se fue mientras se reía fuerte. Parecía un demente. Pensándolo bien, lo es.
Caminé hacia Aaron con una sonrisa. Como si no hubiera pasado nada. No dejaría que el estúpido de Richard me arruinara la tarde.
-Hola, hermosa.
-Hola, Aaron.
-¿Te encuentras bien? Parecías algo molesta mientras hablabas con ese chico.
-No es nada, es sólo una persona molesta. ¿Nos vamos?
-Claro.
Me abrió la puerta para que me subiera a su carro. Era muy caballeroso. Subió al asiento del piloto y arrancó el motor del carro. Por el momento sólo me quedaba disfrutar de la tarde e ignorar las amenazas de Richard.
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La apuesta que cambió mi vida {I parte}
Novela Juvenil¿Qué pasaría si de pronto tu vida cambiara gracias a una apuesta? Esto le pasó a Lia Morgan, pero, ¿Cómo puede una apuesta cambiar tu vida? Tras el divorcio de sus padres, Lía se muda a Los Ángeles junto con su madre con la esperanza de comenzar un...