13. Prejuicio

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Tord y Tom llegaron al instituto, el último aún de mal humor, ¿por qué? Simple, el mayor estuvo todo el rato apegado a él.

Aunque ya ahora estaban caminando por los pasillos y aún seguía jodidamente cerca.

Si, esto iba a hacer un problema.

El británico tenia leves sospechas de que Tord iba a perjudicarlo de una u otra manera.

Ojala estuviera equivocado, por que si al comunista se le ocurría hacer algo en contra de nuestro protagonista, este le iba quemar su casita y si, todo sus cochinadas de hentai.

-Oye, Thomas.- Llamó su atención para que se fijara en el.

El menor ni se digno en mirarlo, a lo contrario, su ceño se frunció más y solo soltó un ruido, para por lo menos hacerle saber al mayor de que lo estaba escuchando.

-Te vez lindo enojado.- Sonrió.

Tom inmediatamente se sonrojó, su nerviosismo aumentó. El pobre quedo unos segundos en shock.

-¡Jodete, Larss!- Gritó demasiado molesto, No le importó llamar la atención de los demás que rondaban por ahí.

En realidad gran mayoría de los chicos que estaban ahí, los miraron raros.

Tom sintió una pesada mano en su hombro, saltó de golpe y rápidamente se volteo, sin pensar de lo que le esperaba.

-Alumno Rigdell, vaya que sorpresa.- Dijo el inspector más gruñon del edificio.

"El Osito" como algunos lo llamaban, caracterizado su personalidad de mierda y por ser igual físicamente a un oso, todo lo contrario de un osito cariñosito.

Ya podreís imaginar la cara de Tom.

Y Tord, bueno... él aún mantenía sonrisa burlesca, sinceramente si Tom seguía viendo esa sonrisa, lo iba a agarrar a golpes.

-Venga conmigo.- Dijo el inspector.

Esto no podría ir peor.

-¡Ojalá comunista de mierda te aplastara un tren!- Pensó el británico, mientras seguía al inspector.

No sabia si estaba rojo por la vergüenza o la furia.

Tord iba a ser un gran problema.

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Después de esa controversia, Tom llegó a la clase de ingles que tenía a esa hora, tarde, la profesora lo obligo a buscar un pase para entrar a la clase.

Era obvio que hoy no era su día.

Ojala que esto no empeore su plan.

Oh, cruel destino, ¿que quieres para mi?

Pero en verdad, si el plan no funcionaba, lo poco que tenía de dignidad se iba a ir a la mierda y lo peor de todo es que tendría que ser la perra de sus amigos

Dios no, no se podría imaginar eso.

¡Y además lo que paso con el inspector fue toda culpa de Tord! Él fue el culpable de que el Tomate se enfureciera.

Ese maldito lo va a pagar...

Y bien caro.

Y si, esos eran los pensamientos de Tom, en medio de una clase de ingles, con una cara de orto y además sonrojado por la cólera, mientras escribía en ingles. Sinceramente a él le iba bastante bien en esa materia.

Aunque estaba algo mareado, los nervios lentamente lo estaban matando.

Si, sentía ese dolor en su estomago, el cual siempre se presentaba cuando los nervios estaban en su máximo esplendor.

Apuesta.《Tordtom》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora