19. Difícil

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Día sábado en la mañana, el sol levemente se asomaba, aunque ya era casi mediodía. Un chico con una enorme pereza, todo su cabello castaño claro estaba despeinado, caminando adormilado con un buzo, junto con una curita en una esquina de su frente.

¿Por qué la curita? Porque alguien le lanzó lo primero que vió.

Y hoy día se iban a reencontrar, genial.

Caminaba hacia el centro comercial con ropa cómoda. Aunque estaba un poco atrasado no le dió importancia.

Costó un mundo que Edd perdonará a Tom.

...

Costó algunos platos rotos.

Tom divisó al amante de la Coca-cola y rápidamente se acercó hacia él.

-Perdón por el retraso.- Se agitó al ver la cara de Edd, el cual solo lo fulminó con la mirada.

Oh, no lo había perdonado totalmente, no le había bastado con los platos rotos de ayer.

-E-ehm... ¿Hay algo que quieres?- Preguntó el menor, si el lugar que habían quedado era el centro comercial era por que quiere que le compren algo, bueno, esa era su teoría.

Además de que había traído sus ahorros del mes, con eso bastaba.

-Acompañame.- Dijo Edd. Mientras caminaban, Tom algo apurado ya que le costaba llevar al mismo tiempo que Edd.

Esto iba a ser sumamente horrible.

Después de estar caminando unos minutos caminando, llegaron a una tienda de dulces.

Oh no.

Ya se estaba dando una idea sobre esto.

Entraron, Edd como una persona normal, relajado y feliz, como su lugar preferido en el mundo, en cambio, Tom como un paranoico, mirando hacia todos lados, preparando para lo que se aproximaría. El menor ya con esto se sentía levemente enfermo, además de hacer el ridículo esa noche, aún podía sentir esa resaca del día de ayer, ni hablar al entrar del instituto, demás que lo que había hecho ya estaba propagado por todos lados, de seguro todos lo sabían.

Suspiró, vió como el de hoodie verde hablaba animadamente con un chico, por su uniforme, suponía que era un trabajador de la tienda.

-Hey Tom, firma esto.- Dijo Edd, trataba de esconder su emoción, pero aún así era bastante obvia. Daba miedo.

Miró como a Edd, tanto como al trabajador con desconfianza. Se dirigió al mostrador donde había un papel, lo tomó y lo leyó mentalmente.

"Dos barriles de diez litros de Coca-Cola, encargo a domicilio... Por el precio de ..."

¡Desgraciado, de seguro lo había planeado todo!

Apretó sus dientes, su cara se coloreó de rojo, suprimía su ira, mirando fijamente el papel.

Oh Edd, hijo de la lanza camotes, hijo de la come mocos, un montón de insultos que se merecía, pero estaba tan molesto que no quería seguir.

Ni quiso ver la cara del mayor, sin más reparo, con el orgullo quebrado y el corazón también. Tuvo que firmar y luego entregar el dinero, que no era poco...

Oh joder, nunca más iba a apostar en su vida.

-¡Eres el mejor, Tom!- Abrazó al menor por detrás de él.- ¡Mañana tendré mis reservas de Colas!- Exclamó contento.

Nota mental; para conseguir el perdón de Edd, hay que darle Coca-Cola.

¿Cómo Edd sigue vivo después de tanta bebida? ¿Acaso tiene la respuesta para la inmortalidad?

Uhg, mejor ni pensarlo.

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Ya era domingo por la noche, nuestro querido Tom no podía dormir, sentía la ansiedad recorrer por sus venas, su estómago dolía por los nervios, se sentía exaltado.

Y con bastante miedo por lo que iba a suceder mañana.

¿POR QUÉ TUVO QUE HACER ESA MALDITA APUESTA?

TODA LA CULPA LA TIENE TORD Y SUS JUEGOS INFANTILES.

Suprimió un grito en su almohada. Va a ser sumamente difícil conciliar el sueño.

Aunque siempre supo que tenía mala suerte, pero no hasta ese punto.

Tal vez lo de que siempre perdía en apuestas, en realidad era en serio.

No quería pensar sobre lo que mañana que le pasaría, ya veía unos policías al frente del instituto para llevárselo por ser un principiante del terrorismo.

O lo expulsarían en su último año... Su mamá lo agarraría a palos.

Si, eso sería horrible.

Nuestro Tom no se merecía esto, pero ya qué.

Él solo necesitaba desaparecer solo un momento.

Ya al ver que no podía dormir, tomó su celular, revisó si había algo que le podía dar sueño y dormir un poco.

Pero se desveló y por fin se rindió en los brazos de Morfeo, una hora antes de que sonara su alarma.

La alarma sonó, pero el británico no se despertó.

-¡DESPIERTA THOMAS, TIENES QUE IR AL INSTITUTO!- Lo despertó suavemente su madre, súbitamente fue a abrir la cortina para que entrará la reluciente luz del sol.

-¿POR QUÉ?- Dijo severamente exaltado, saltó de su cama, tan rápido que se mareo, ni mencionar que había quedado ciego por la luz del reluciente sol, auch.

-¿Cómo por qué? Llegarás tarde, además hay un amigo tuyo esperando abajo.- Ahora si lo dijo con tranquilidad y cierto enojo, por la reacción de su hijo, luego de esto salió de la habitación.

Por un segundo automáticamente se había quedado dormido, pero se exaltó al escuchar la palabra amigo.

Solo llegó una persona súbitamente a su mente, era el colmo.

Este es era final, creía.

Pero sin darse cuenta la apuesta recién comenzaba.

¡Hola! Perdón por el extenso retraso:(
Justo se me ocurrió una idea para un libro original, ni hablar del colegio;

Esto se pone interesante (・o・)

Maca.- 🔼

Apuesta.《Tordtom》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora