16. Descontrol

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Estaba todo planeado, bueno... no todo.

En realidad, no había planeado mucho, la mayoría de cosas que él pensaba, era pensamientos homicidas hacia sus amigos, algo precisamente normal.

Y si, eso pensaba Tom, sentado en un lado de su cama, viendo sus zapatillas a cuadros, concentrado.

¡Nadie más lo va a pisar! Bueno, no al sentido literal.

Seguía molesto por lo que había pasado en la mañana, era obvio.

Pero según el británico tenía la venganza perfecta para su amigo Edd, para Tord todavía no se le ocurría alguna buena idea.

Lo más seguro, es que lo iba a ignorar todo ese rato.

Tomó y desconectó su celular, el cual se estaba cargando y lo guardo en el bolsillo del pantalón grisaseo con cortes en las rodillas. Ya era hora de ir a la fiesta del tal Alex, había dado su dirección por el chat del curso y no quedaba más de dos cuadras. Lo único que deseaba, era que hubiera un montón de alcohol.

Y tomar hasta que le de una intoxicación y se muriera, sonaría bien.

Sacó un abrigo azul marino y se la colocó, quería morirse, pero no por hipotermia, por ahora.

Salió de su pieza y bajó las escaleras.

Sin saber, se encontró con su madre sentada en el sillón del living, la extremista de testigo de Jehova, que se suponía que debía estar trabajando en el hospital y que sinceramente se parecía un montón a una bola de boliche.

Se asustó un montón al verla, sintió su corazón detenerse por un segundo.

Pero luego de dio cuenta que estaba dormida. Que suerte, pero luego tendría que explicarle de el por qué de su salida.

Caminó de puntitas hasta la puerta y ahí abrió la puerta lentamente, siendo cuidadoso para no hacer ningún ruido, ya estando afuera igualmente cerró muy despacio. Después de eso salió corriendo hacia la calle.

Irónico.

Según nuestro Tom era para librarse de la energía acumulada. Si, el de ojos negros no era normal.

Corrió hasta una cuadra, lo demás estuvo caminando, por alguna razón estaba el cielo demasiado oscuro y la calle también, para nada le gustaría que derrepente le saliera el Brayan y lo asaltara.

No gracias.

Tom aun tenía una duda, ¿Por qué Alex había insistido en que fuera Matt? El pelinaranja no tenia nada de bueno, a parte de ser chismoso.

No es como si le hubiese salvado la vida, ¿o si?

Siguió caminando, levemente escuchaba la música de moda fuertemente, así que no le faltaba mucho.

Ya sentía la ansiedad, tal vez solo era sed.

De alcohol obviamente.

Lo que quería era tomar, hasta olvidar su nombre y amanecer al día siguiente, vomitando, o era preferible la intoxicación.

Visualizó la casa de la música fuerte, que además estaba con la puerta abierta, también vio a unos de sus compañeros de salón, así que supuso que era esta, luego lo confirmó al ver la dirección en su celular.

Sin temor, entro a la casa, se notaba de que el tal Alex era un hijo de mami y papi. Encontró un gran grupo de personas bailando y demás, por suerte no veía a sus amigos, en vez de eso vio a su salvación, la mesa donde estaba todo el alcohol que necesitaba.

Tomó un vaso rojo de plástico y lo lleno de su preciada Smirnoff, sin duda, uno de los placeres de la vida.

Vio a un chico de al lado, sirviéndose jugo, singular.

Apuesta.《Tordtom》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora