Capítulo 11

107 13 52
                                    

Para Ryoken fue la tarde más agitada y extraña que pudo tener en toda su vida.

Después de que aquel alfa de ojos verdes lo ayudará con ese viejo pervertido, termino “invitándole” a una cita… tal vez habría aceptado de no ser por tres cosas: primero, quien lo invitaba era un alfa, a quienes les tenía un miedo y odio espantosos; segundo, no conocía a ese chico, aunque no negaría que lo ayudo ya dos veces, era un extraño… ¿Quien le decía que no iba a ser igual que sus ex-compañeros de clases y le haría… eso…? Exacto, nadie; tercero, y la razón más importante, su hija Melody estaba esperándolo en casa. Y Ryoken jamás dejaría a Melody por una cita, menos con un animal como son los alfas.

Iba a rechazarlo lo más tranquilo que podía cuando el chico de ojos verdes recibió una llamada que casi no dudo en responder.

— Oye, estoy en medio de- ¿Ah…? ¿En serio? Bien… sí, voy para allá… no, eso lo haré yo. Ok. Ok… en 15 - 20 minutos estoy allá —El alfa suspiró decepcionado antes de sonreírle apenado— Perdón… olvidé… cierto asunto… importante… mejor… olvida lo que dije, adiós.

Antes de que siquiera el albino pudiera responderle, el de ojos verdosos como esmeralda ya se había ido rápidamente a algún lugar.

El omega sólo suspiró aliviado antes de irse a su casa, que quedaba a unas cuatro calles de la estación, por suerte tenía su paga y el minimercado donde solía comprar las cosas para la alacena no estaba muy lleno de personas.

Cuando llegó al departamento, cargando dos bolsas con las compras para el resto del mes, Melody fue directamente a saludarle totalmente animada y con la cara manchada de pintura verde.

— ¡Mami, mami, mami! ¡A que no sabes lo que hice hoy!

— Un momento cariño, deja que primero guarde las compras y después me cuentan como derrotaste junto a Shark y Rio a los barian…

— ¿¡Cómo supiste que batalle con los barian!? —El mayor se largó a reír ante la expresión de sorpresa de la menor.

La niña de cabello blanco con ojos amarillos como el ámbar ayudó a su madre a guardar algunos de los artículos mientras trataba de leer sus nombres…

— A-a-arr-rus… ¿Arus? ¿Que es el arus mamá?

— ¿Ah? —Ryoken se acercó a su hija que veía confundida un paquete de…— Arroz, Melody, ahí dice arroz, no “arus”... es con lo que hiciste tus onigiris el otro día ¿Lo recuerdas?

La albina asintió antes de pasarle el paquete a su madre que lo recibió para después guardarlo en un estante junto a otras cuantas cosas.

Pensar en los onigiris le hizo considerar que debía hacerle a su hija para cenar y conociendola iba a pedirle hacerle algo relacionado al arroz…

No se equivocó cuando Melody le preguntó si podía hacerle curry con arroz.

(...)

— Mis planes funcionan hasta cierto punto… aunque es bueno que mis amigos me apoyen en esas idioteces, también es malo acosar omegas… ¿No lo cree? —No hubo más respuesta que unos leves gemidos.

— ¡Hey! —Zarc sostuvo con fuerza de los cabellos al alfa herido y amordazado, obligándole a levantar su vista hacia Yusaku— ¡Mi amigo le hizo una pregunta! ¡Contesté maldito imbécil!

El viejo alfa comenzó a negar frenéticamente mientras gritaba unos lamentables gemidos de dolor.

Después de aquella confrontación en tren con ese viejo pervertido que tocó a un omega prohibido hasta para ellos; Zarc, Haou y Kengo fueron tras él en cuanto su amigo de ojos verdes les dio una señal, le desearon suerte con el albino y terminaron la llamada para darles “privacidad”.

¡Algún día serás mi esposa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora