Capítulo 5

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El beta de ojos azules y cabello plateado vio a su amigo y compañero de trabajo lamentarse recostado en el mesón del lugar.

— Kogami-san... ¿Ocurre algo?

— ¿Ah? —El omega de cabellos blancos volteó a ver al beta algo triste antes de suspirar desanimado, el menor se le acercó con un banco para sentarse a su lado— Spectre-kun… sigo sin encontrar mi tarjeta estudiantil… y ya no se que hacer, si no aparece hasta que me vaya perderé otras dos clases y eso no me conviene hoy…

— ¿Por qué no?

— Porque tengo un examen de literatura… es mi último examen antes de las vacaciones… si no me presento, tal vez pierda el semestre y eso es lo último que necesito ahora…

Riku Spectre no supo cómo consolar al omega, que seguía lamentándose en silencio, lo único que pensó hacer fue palmear suavemente la espalda del mayor… recién era miércoles y ya veía como su amigo se desmoronaba aún más por el estrés usual.

— Kogami-kun te necesito en la bodega para hacer inventario, se acerca el fin de mes y ya es hora de ver que debemos resurtir.

— Sí, Zaizen-san —El omega de cabellos blancos se levantó de su asiento para ir a cumplir el pedido de su jefa.

La beta de cabello castaño se acercó al mostrador donde estaba el otro beta que observaba con cierto pesar al omega irse antes de comenzar a revisar algunos cajones.

— ¿Aún no la encuentra?

— Me temo que no, Zaizen-san, y Kogami-san está preocupado, al parecer si no encuentra esa tarjeta hoy mismo entonces no podrá dar un examen importante…

— Ya veo… —La fémina observó a su empleado revisar los cajones ayudando a su amigo a buscar aquella credencial tan importante para él.

Zaizen Aoi era la encargada de la librería Blue Angel, había contratado a medio-tiempo a Spectre Riku hace un año y medio cuando este deseo aumentar un poco sus ingresos personales, y como la florería donde trabajaba el fin de semana le impedía irse con la competencia, se fue a trabajar con la beta que solía ir a comprar flores a su otro trabajo, a él lo conocía.

Pero Kogami Ryoken era casi un misterio, sólo sabía de él por lo que leyó en el currículum que le entregó hace casi medio año, sabía que tenía casi 21 años, que estaba terminando recién la preparatoria y había estado trabajando antes en unos locales de comida rápida desde los 17 pero en todos fue despedido por alguna razón no mencionada más que como “insubordinación y rebeldía a sus superiores”... no fue difícil deducir que eso se traducía a que el omega no había aceptado acostarse con alguno de sus jefes.

Pero fuera de eso, el chico era bastante amable y trabajador, aunque estaba el desperfecto de que parecía tenerle un extraño miedo a los alfas pero eso era bastante controlable si consideraba que eran pocas la veces que algún alfa pisaba la tienda… más allá de un particular grupo de cuatro alfas y un omega que solía aparecer cada dos sábados en época escolar buscando los materiales para sus proyectos en el último momento.

— Zaizen-san… ¿Cree que deberíamos llamar a la policía?

— ¿Por qué lo dices, Spectre-kun?

— Es que ese muchacho de ahí… creo que nos está amenazando.

El beta de cabellos plateados señaló al adolescente de cabello azul con mechones rosa y ojos verdes, que estaba tras el vidrio del ventanal, ser sostenido por un castaño de ojos ámbar junto a otro chico de cabello gris con mechas verdosas; el chico que ambos sostenían los señaló erráticamente antes de pasar su pulgar por su cuello indicando su punto, en todo momento su rostro mostró enojo puro.

— No creo… pero dile a Kogami-kun que de preferencia espere un poco antes de irse…

— Entendido.

(...)

Había pasado más de media hora desde que sus amigos lo arrastraron lejos de aquella librería para evitar que entrará y asesinara a su posible “competencia”, aunque estaba un poco claro que ese beta iba tras su jefa, a Yusaku no le importaba…

Había tocado a su futuro omega y eso no lo perdonaría.

Había arrastrado a sus dos amigos para la librería para entregarla a su dueño original… obviamente después de anotar todos los datos que habían en la credencial y sacarle una foto.

Si bien pudieron dejarla en la tienda argumentando que la encontraron eso no le permitiría al alfa hablar con su amado.

Por eso vigilaba la entrada, aunque no negaría haber perdido el control por ver a ese maldito beta, tampoco abandonaría la oportunidad de hablar con su adorado omega de cabello blanco.

— ¿Cuanto crees que le falte? Según tus notas sale a las seis de la tarde y ya van a ser las seis y media…

— Pronto… tal vez algo lo distrae- ¡Ahí está!

El alfa de ojos verdes señaló al joven que había salido de la librería, se veía bastante decepcionado y desanimado,  aunque eso no disminuía lo hermoso que se veía ante los ojos de Yusaku.

Los otros dos alfas le desearon suerte a su amigo mientras este intentaba respirar calmado antes de acercarse lo más tranquilo que pudo al omega de ojos azules que parecía perdido en su propio mundo…

— H-hola… — El omega se sobresaltó al escuchar aquel saludo, había tomado su bolso dispuesto a golpear al menor cuando éste mostró sus manos con miedo— ¡E-espera…! S-Sólo… quiero devolverte… algo…

Ryoken no soltó su bolso ni dejo de ver aterrado al alfa que comenzó a buscar algo en sus bolsillos, era una suerte que tenía una navaja entre sus cosas en caso de emergencia, así que en caso de que ese chico de ojos verdes le hiciera algo al menos podría intentar defenderse… si es que no lograba volver a entrar a la librería o habían más alfas acompañándolo…

Desconfío totalmente al ver como el alfa le acercaba una tarjeta temblando… cuando vio bien no pudo disimular bien su sorpresa al ver que la tarjeta era su credencial estudiantil.

— L-la encontré ayer… q-quería devolvertela… lamentó haberme demorado tanto…

El omega dejó su bolso antes de extender algo aterrado la mano para tomar la tarjeta, después de examinarla bastante, desvío la mirada algo apenado antes de sonreírle al menor algo nervioso.

— G-gracias… me salvaste de un lío…

Yusaku no recordó mucho despues de aquello, más allá del omega sonriendo y haciendo una reverencia antes de irse caminando rápidamente.

Pero sus amigos si recuerdan como se desmayó de la emoción segundos después de aquella conversación, su amigo había avanzado bastante más de lo que habían imaginado.

¡Algún día serás mi esposa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora