Takeru aún podía recordar cuando experimentó por primera vez la conocida "resaca".
Tenía 13 años recién cumplidos y había aceptado acompañar a Kengo a una fiesta con su primo y los otros dos imbéciles que tenían por amigos, fue una fiesta al aire libre donde desde casi el inicio estaban todos muy, pero muy ebrios... en especial Yusaku que estaba discutiendo con un poste sobre que estaba en su camino, pero se le olvido a los minutos y comenzó a coquetearle.
Su novio entonces le ofreció un poco de licor, lo había aceptado más por compromiso, hasta había olvidado que el refresco en su vaso era casi 80% alcohol y el resto jugo de frutas... del resto sólo recordaba beber un poco más y al día siguiente despertó en el jardín donde se hizo la fiesta con un dolor de cabeza, náusea y desorientación sorprendentes.
Intento contactar con su novio, su primo o alguno de esos otros dos idiotas, ya iban a ser la una de la tarde y no creía que sus padres estuvieran muy felices... y no lo estaban.
Por suerte su enojo eran con Yusaku y compañía, por llevarlo a la fiesta y emborracharse hasta el punto de ir a cometer delincuencia y abandonarlo en ese lugar.
Y eso sólo lo sabía porque el que le contesto el celular de Yusaku fue su padre, Homura Flame, quien le informó de la situación de los cuatro idiotas alfas y además le pidió quedarse ahí porque mandaría a Aidan a buscarlo.
Desde entonces juró no tomar alcohol nunca más, y había cumplido... lo había hecho. Por eso sabía que todo realmente estaba mal desde el momento en que se intentó sentar y todo le dio vueltas.
Takeru había salido para ir a buscar a su hermana menor, además aún era verano, no podía estar deprimido siempre por aquella traición de parte de Kengo, quien de hecho no ha dado señales de vida desde aquella discusión... lo último que recuerda fue que se estaba desesperando por la falta de interés de su alfa en su relación y después comenzó a marearse hasta que finalmente todo se volvió oscuro.
Cuando el omega de rojos mechones despertó, estaba confundido y con la vista borrosa en una habitación que se le hacía desconocida, también le sumó al hecho de que estaba desnudo y con algunas manchas rojizas en el pecho, sabía que todo estaba mal.
Al menos sus cosas estaban ahí... tiradas junto a su ropa que claramente estaban algo rotas.
Se había acercado, casi arrastrado en realidad, porque no sentia casi nada del cuerpo, lo mejor que pudo a su bolso, necesitaba llamar a alguien... aunque eso significaba destruir su propio orgullo.
(...)
Algo que tanto Zarc, Haou y Kengo tenían bastante claro casi desde el inicio de su amistad con Yusaku... es que este solía tener muy mal gusto a la hora de seleccionar pareja, lo descubrieron cuando eran preadolescentes y el de ojos verdes les confesó que le atraía el hermano mayor de Zarc, Yuya, pero ahora... bueno, tal vez lo único que podrían decir que era "malo" en el omega que tenían enfrente es que tenía una hija.
Porque en apariencia debían aceptar que era bastante lindo de cerca, incluso más de lo que su amigo solía describirles cada hora y media en sus reuniones usuales, también estaba su olor tan atrayente y embriagante a pesar de que imitaba el de la sal marina.
Ese omega y su fascinante olor les causaba la necesidad de aparearse con él ahí y ahora.
- Este... ¿Q-qué... estás haciendo...?
Además ahora ese pequeño sonrojo en su rostro aumentaba bastante su propio encanto natural...
- Ah... ah... ah...
- Hola... -Zarc intentó soltarse del agarre de su amigo, que claramente se había quedado en blanco al ver a su amado omega, pero aquel albino de ojos azules le parecía bastante tentador para lo que Yuya llamaba "una noche y adiós"- Mi nombre es Za~arc... Auch... auch... auch...
- Lo que mi amigo quiso decir, es que el es Zarc... yo soy Haou y... ¿tu eres acaso un hermoso án-? -Ryoken retrocedió junto a Melody, que estaba escondida detrás de él, al ver al alfa castaño sentarse abruptamente mientras se quejaba adolorido.
Ellos habían olvidado que si tocaban al omega albino Yusaku los castraria y obligaría a comerse sus propios penes castrados. Pero a falta de tiempo y planeación sólo tuvo que conformarse con casi romperle la mano a Zarc y patear lo más fuerte que pudo a Haou detrás de su rodilla, Kengo no se le acercaría porque él ya tenía a Takeru.
- Ah... K-Kogami-sempai... ¿Q-qué haces aquí...?
- Es una biblioteca... vine a hacer un día de campo -El mayor le respondió tanto sarcástico como algo temeroso.
El de ojos verdes prefirió no contestar aquello, no tardó mucho en entender lo estúpido de su pregunta, tampoco en sentir a su amigo de cabellos grisáceos intentar hacer que soltara su mano.
- ¿Realmente es el mismo nii-sama que conocí el sábado? Porque ahora actúa extraño...
- ¡Por supuesto que lo soy! -Alguien le chisto a Yusaku que bajara la voz por obvias razones- Perdón... pero si, sigo siéndolo... esto es... sólo... sólo...
- Una práctica de obra.
- ¿Ah?
- ¿Cómo?
- Sí... sí, estamos ensayando una obra... de... de... -Kengo ya le dio un salvavidas, ahora dependía de él nadar a la orilla; así que dejo de apretar la mano de Zarc, que parecio desmayarse del dolor, y tomó el primer libro infantil que vio- de... de... ¿La leyenda de Yuki-onna?
- ¿Que es Yuki-onna, mami?
- Es... básicamente, una leyenda de una mujer con kimono blanco que se dice solo aparece en las tormentas de nieve, cariño...
- Exactamente...
El par de alfas que estaban adoloridos observaron en silencio a Yusaku relajarse bastante sin dejar de hablar con el omega de sus sueños, que aunque permanecía alerta ante los movimientos de los cuatro también parecía confiar algo en el de ojos verdes; al final decidieron irse como pudieron, junto a Kengo, al ver como el par paso a ignorarlos mientras su amigo de ojos verdes convencía al mayor que genuinamente estaban interpretando una obra basado en aquella leyenda pero de otro modo.
- Yusaku nos golpeó en serio...
- Intentaron coquetear al que él declaró desde hace un mes y tanto su omega por la eternidad, personalmente yo les habría hecho lo mismo.
- Pero íbamos en broma, Kengo-kun... -El castaño siguió sobando detrás de su rodilla izquierda, la patada que su amigo y líder le dio, seguía doliendo- Yusaku-kun en serio está enamorado para actuar así de territorial con nosotros...
- No me quiero imaginar como será cuando lo marqué... ahora hasta por verlo de seguro golpeara a alguien.
- O hasta por estornudar en su misma dirección -El trío intentó no reírse de aquel comentario hecho por el de cabello rosa con violeta, o eso trataron hasta que sonó su propio celular-. Es Takeru...
- El Rohipnol que tenía en su sistema ya debió disminuir entonces...
- De seguro debe estar drogado y desorientado, contestale y actúa como si no le entendieras, yo iré con Yusaku -Kengo asintió antes de responder la llamada y seguir las instrucciones de su sub-líder, Zarc, al tiempo que lo veía irse de regreso con la futura pareja, obviamente sin entregarle antes la peluca blanca a Haou.
- ¿Hola?
- ¿... Kendo...?
- ¿Takeru? -Parecía ebrio por el modo en que hablaba, arrastrando las palabras y no media el tono de su propia voz- ¿Que pasa, bonito?
- ... Ayúdame... por ¡fa-...!vor...
Su amigo de ojos ámbar le señaló a su otro par de amigos caminar hacia ellos, el de ojos verdes venía con una cara que intimidaba casi tanto como la de enojo que tenía su primo omega, claramente lo habían interrumpido cuando llegó a un buen punto con su amado omega...
Después Yusaku se las cobraría, ahora es momento de comenzar el show.
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¡Algún día serás mi esposa!
FanfictionLe había visto por casualidad, quedando prendado de inmediato por su belleza. No le importaba que no supiera su nombre, edad, gustos... básicamente nada. Fujiki Yusaku, un alfa de 17 años, sólo sabía que aquel omega de cabello blanco con ojos azul...