Capítulo 28

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A Yusaku jamás le había gustado el té, siempre había preferido el amargo sabor del café, tal vez dejarlo un poco más dulce con leche o crema, pero siempre lo ha preferido sobre el té… aunque ahora podía volverlo su bebida predilecta solo por tener el bello recuerdo de haberlo bebido junto al hermoso albino que tanto amaba mientras tenían una pequeña y amena charla.

— No voy a creer que no entiendes nada en literatura así de fácil, Fujiki-kun.

— Es que mi profesor es ta~an aburrido… no soy el unico que va mal en sus clases incluso Haou, un buen amigo mío, que es el mejor de nuestra generación, tiene problemas con su clase…

— Ya veo…

— Aunque tal vez mi caso sea porque yo soy casi un idiota… —El menor suspiró derrotado antes de beber un poco del té de manzana con canela que el omega le había servido hace un rato, no quería irse y terminar con ese ambiente tan cálido y agradable para su gusto… se sentía casi como el ambiente que sus padres formaban con la engendro de Aiko— Así que no se que hare cuando vuelva en unas semanas a clases…

— Podrías usar otro método para estudiar.

— ¿Como cuales?

— Podrías contar las palabras de los haikus —El albino sonrió con cierta tranquilidad antes de ir por unos cuadernos que estaban junto a unos libros en uno de los estantes. El alfa observó curioso el cuaderno que parecía ser relativamente nuevo que el omega dejó frente a él, tenía escrito en kanjis “literatura” en una caligrafía tan perfecta que le era extraño—. Los haikus y los poemas son muy diferentes de sí, los primeros por regla son muy cortos, no suelen tener más de 17 o 21 sílabas; algo ambiguos y bastantes metafóricos… por ejemplo “El pájaro enjaulado canta una silenciosa sonata al cielo”. Los poemas bueno… su largo y estructura depende del autor.

— Vaya… yo siempre pensé que eran lo mismo…

— Se parecen pero no —Ryoken abrió el mismo cuaderno mostrando diferentes anotaciones, todas ordenadas y bien destacadas; casi parecía ser uno de los cuadernos de escuela de Haou, pero más ordenado y con menos garabatos de burla hacia sus profesores—, los vi mucho durante mi último año de secundaria.

— Increible… yo estoy en primero de preparatoria y todavía estamos viendo la diferencia… como dije nunca se nos explico realmente… aquí hay muchas cosas que ya vi, pero mejor explicadas…

— Es que mi secundaria estaba dirigida un poco más al arte que las ciencias —El de ojos azules señaló varias partes ya destacadas del cuaderno—. Esta libreta solo tiene anotaciones de lo que recuerdo de aquel entonces… Puedo prestartelo para que estudies si quieres, Fujiki-kun.

— ¿¡En serio!? —El omega con salado olor le chistó molesto al alfa de ojos verdes antes de acercarse a al marco de la puerta que daba a su habitación, suspiró más calmado al ver que su hija seguía durmiendo— Perdón… pero, ¿En serio me lo presta… Kogami… san…?

Ryoken decidió ignorar el extraño tono de decepción en el menor al pronunciar su nombre, solo asintió mientras volvía a su asiento y tomaba un poco de su propio té. Yusaku comenzó a ver la libreta como si fuera la cosa más maravillosa e interesante del mundo, el mayor sonrió enternecido al ver la ilusionada cara del alfa por esa simple libreta.

— Muchas gracias, Ry-, digo… Kogami-san…

— Solo te la pediría para repasar algunas cosas cuando vuelva a clases y tenga exámenes, seria todo.

— Entendido… —Yusaku continuó leyendo las notas de aquella libreta como si fueran las respuestas a todos los secretos del universo.

(...)

— Yuya, ¡Suéltame por el amor de lo que sea!

— ¿Quieres seguir probando la resistencia de la madera en tu cabeza o prefieres que te enseñe lo que es tener algo “enorme y grueso” dentro de tu trasero? ¿Cual prefieres, Zarc?

— ¡Ninguna! ¡Quiero mi trasero intacto! —El alfa de cabellos grises con mechones verde grito histérico al mismo tiempo que dejaba de retorcerse desesperado y comenzaba a sollozar deprimido. Se había rendido, se había rendido completamente.  

El omega mayor de los hermanos Sakaki sonrió con cierta soberbia sin dejar de mandar mensajes por su celular, por el contrario del menor de los tres que estaba tirado bocabajo en el piso, atado, con claros rasguños y moretones junto a restos de una silla de madera.

— Tengo que ir al baño…

— No me importa, te dije mil veces que si me hacias llamarte más de tres veces iba a corregirte con una silla ¿o no?

— … ¿No…? —El de ojos amarillos tuvo un fuerte escalofrío al ya no escuchar a su hermano mayor teclear.

— ¿Qué dijiste?

— ¡Soy un gusano! ¡Un gusano inmundo!

Yuya se dio el placer de reírse con suavidad sin dejar su soberbia sonrisa, escuchar los lamentos de su hermanito alfa mientras estaba sometido y lo usaba de asiento era algo que realmente le animaba, en especial después de haberse peleado con un taxista por manosearlo en el camino.

Solo esperaba que la policía se creyera que realmente fue un accidente.  

Zarc solo siguió lamentándose de su suerte mientras escuchaba como golpeaban la puerta principal, podría pedir ayudar… y después Yuya lo usaría de tiro al blanco con los objetos más filosos que tuviera a mano, mejor no.

— ¡Yuri, ve a abrir la maldita puerta!

— ¡Estoy ocupado haciendo tu trabajo de madre, ve tu!

— ¡Yo igual estoy ocupado, ve tu! —El único alfa de los tres hermanos suspiró mientras sus otros dos hermanos discutían sobre quién abría la puerta. Claro, Yuya desde la sala y Yuri desde su cuarto en el segundo piso.

— ¡Que vaya Zarc! ¡Ya que no está aquí ayudándome a cuidar de Aki!

— ¡Está encerrado en la cocina masturbandose con el trapeador, como el imbécil alfa virgen que es!

— ¡Eso es-! —Casi al mismo que el alfa de ojos amarillos iba a reclamar su inocencia con el rostro sonrojado, su hermano del medio bajó velozmente del segundo piso con el rostro haciéndole competencia, aunque tal vez era más por el enojo que por vergüenza.

— ¿¡Qué parte de que tu hijo está arriba no entiendes Yuya!?

— Toda. Ya bajaste, ve a abrir la puerta.

El de cabello bicolor morado y rosa gruño molesto al notar la trampa de su hermano gemelo mayor, lo había engañado, y muy bien, no lo negaría; ignoró a Zarc que estaba sometido y fue a abrir la puerta, de todos modos era probable que fuera algún alfa preguntando por su hermano…

— ¿Sí?

— Buscamos a Sakaki Zarc, ¿es esta su residencia?

— Si… un momento, ¡Zarc, la policía vino por ti, ¿Qué hiciste ahora?!

A cualquiera de los dos, de todos modos Yuya y Zarc siempre habían sido bastantes similares a la hora de tener problemas.

¡Algún día serás mi esposa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora