Capítulo 6

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El omega de níveos cabellos suspiró cansado antes de bostezar, había sido un día bastante agitado.

Había recuperado su tarjeta, asistido a su examen, que por cierto estaba espantosamente difícil, así que ahora estaba oficialmente de vacaciones escolares… hasta que terminara el verano en mes y medio al menos, aunque su jefa tenía anotado el día en que les daría vacaciones junto al que volverían… así que eso igual le daba bastante tiempo para descansar y prepararse para lo que viniera.

También estaba ese extraño alfa de ojos verdes y olor a cítricos que le devolvió su tarjeta, ¿No había sido el mismo chico que golpeó en tres ocasiones distintas, dos veces hace una semana y una ayer? ¿Por que rayos insistía en hablarle o siquiera por que le devolvió su credencial? Aunque no negaría que fue un lindo gesto aquello… tal vez, sólo tal vez, no todos los alfas... 

— Mgh~ qué sexys son tus piernas, lindura.

Ryoken mordió su labio intentando disimular el miedo y el asco que sentía… un viejo alfa le había susurrado al oído mientras le acariciaba y pellizcaba los muslos y el trasero; si sacaba su navaja armaría un escándalo y él sería el que termine en problemas, así que sólo le dio un manotazo al hombre.

El viejo se rió antes de volver a hacer aquello, el omega volvió a golpearlo y entonces el alfa comenzó a refregarse en contra suya, Ryoken se sonrojo de la vergüenza y el enojo al sentir la erección de ese tipo contra su trasero junto a su mano volviendo a pellizcarle las piernas; no podía gritar, no podía pedir ayuda… porque era su culpa… era su culpa por ser un omega, que los alfas se excitaran por su cuerpo era su culpa, siempre había sido así…

Incluso después de que ese viejo verde soltara una especie de gruñido, indicando que se había corrido, no se detuvo… de hecho cuando llegó a su estación ese maldito pervertido intentó retenerlo.

No, los alfas son y serán siempre unos animales… animales que siempre serían superior a una basura como él.

(...)

¿En qué momento se le volvió usual entrar a la casa de su primo y toparse con una especie de escena de ritual satánico?

Había ido junto a sus amigos, Haou y Zarc, a visitar a Takeru para hablar de un posible nuevo paso pero no esperaron que el omega de mechones rojos les abriera usando una bata de seda roja o que al entrar se encontrarían a Kengo atado, amordazado y en ropa interior sobre la mesa de centro con tres velas rojas con un sostenedor del mismo color en el pecho mientras que Takeru, que al volver al interior de su casa se quitó la bata para después dejarla en el sofá, tenía top de cuerdas con un pequeño short junto a unas botas que le llegaban hasta la mitad de los muslos con un tacón de aguja de lo que él calculaba eran 20 - 30 cm, toda su ropa era negra y de látex.

Todo el lugar estaba a oscuras y sólo con otro montón de velas prendidas en diferentes lugares para dar una especie de ambiente mezclado entre lo lúgubre y romántico.

— Takeru… ¿Tardarán mucho o se desocuparan pronto? Necesito hablar con todos...

— Y en serio quieres escucharlo, Homura...

— Mejor vayan a mi cuarto y esperenos allá, estarémos un poco ocupados unas tres horas.

Los alfas vieron como el omega con traje negro encendía cada vela que tenía en el pecho y estómago de su novio, que comenzó a removerse al sentir la cera acumulada caerle en el cuerpo de a poco.

— ¿¡Quien te dio permiso para excitarte perro estúpido!? ¿¡Ah!? ¡Porque yo no recuerdo haber sido! —¿Por qué razón Yusaku y sus amigos no se fueron escuchando al primo del primero cuando era comenzó a darle latigazos con una fusta a Kengo? ¿Acaso era el morbo?— Ahora me hiciste perder la paciencia… Kengo, cariño, sabes que odio gritar… es mu-y vul-ga-ar~.

Ahora sí el de ojos verdes con sus dos amigos se fueron en cuanto vieron a su “dominante” amigo omega ponerle unas especies de pinzas en los pezones a su “sumiso” novio alfa amordazado, Yusaku corrió la cortina negra y subió al segundo piso donde estaba la habitación de Takeru.

¿Alguno tenía que sorprenderse porque Takeru tenía arneses de cuero colgados en un estante con otro tipo de juguetes de los que no querían ni preguntar…?

— ¿Cuantos son de tu tía, Yusaku-kun?

— No tengo idea… y tampoco quiero saberlo…

Aunque el de ojos esmeralda apostaría bastante a que la mayoría Takeru los heredó de su tía Ray, quien de seguro estará orgullosa de ver a su primer hijo omega seguir sus pasos…

(...)

— ¿Entonces te desmayaste después de que se fue? ¿Que tanto le hablaste, Fujiki-kun?

— Bastante más de lo que espere y sí… burlate, sólo quiero un consejo para pensar en cómo volver a acercarme a él sin desmayarme de la emoción.

— Eso será difícil, primo —Takeru apareció de la cocina con una bandeja con vasos llenos de té helado y unas botanas, el omega dejó la bandeja en la mesa de centro antes de sentarse a un lado de su pareja—. Tu eres tan imbécil que de seguro te volverías a desmayar antes de hablarle siquiera.

— Oye Homura, tu primo avanzó bastante… por ejemplo, el omega le habló e incluso le sonrió antes de irse.

— ¡Exacto! Yusaku está avanzando, al menos consiguió hablarle.

El de lentes observó alzó una ceja incrédulo observando a los mayores, acarició con suavidad el espacio entre su cuello y hombro derecho, el top le había dejado marca y ahora le dolía un poco, Kengo le abrazó antes de besarle justo ahí por arriba de su polera.

Mientras Yusaku pensaba en cómo moverse ahora, su primo con su novio estaban en medio de su aftercare; así que el de mechones rojos quería echar a su primo lo más rápido posible.

— Yusaku, lograste hablarle sin que te golpeara. Eso significa que puedes volver a hablarle y tal vez correr con la misma suerte.

— ¿Y qué podría decirle? ¿Debería pedirle matrimonio?

— Solo saludalo, imbécil sin neuronas —Takeru cacheteo a su primo—, ya después le sacas conversa y después de que ya lleven quien sabe cuanto tiempo de noviazgo le pides matrimonio. No ahora que apenas y le hablaste, imbécil.

— ¿Cómo diablos tienes las manos tan suaves pero tan fuertes al mismo tiempo?

— Uso una crema especial de aloe vera, pero ese no es el punto, imbécil —El omega volvió a cachetear a su primo— ¿Entendiste lo que te dije?

— Sí, sí… sólo lo saludó y después le pido matrimonio…

— ¿Por que sólo entiendes a golpes? ¿Por qué no puedes ser un alfa medianamente normal que sólo entiende a gritos?

— ¿Me lo dice el omega cuya madre era y es una dominatrix con un gran número de sumisos alfas, incluyendo a su esposo, que se dedica a gritarles y golpearles?

No está de más decir que eso molestó tanto a Takeru que terminó golpeando a su primo con la fausta que tenía a un lado del sofá.

¡Algún día serás mi esposa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora