Yusaku en serio estaba considerando cometer fratricidio, infanticidio o como diablos se dijera… sólo quería que Aiko se callara en ese instante.
Momento, no podía hacerlo a menos que quisiera que su madre le volvería a quebrar los dedos por intentar asesinar a su hermana; ya una vez lo intentó metiendola al microondas, en otra ocasión la metió dentro del refrigerador… y la más reciente fue cuando “la refresco” dejándola en el piso y trato de bañarla con la manguera a alta potencia.
Aunque esa última terminó en Takeru dándole latigazos con su fausta mientras lo bañaba con el agua tan fría que ya casi no sentía el cuerpo.
Pero nada se comparaba al castigo que era tratar de comer y escuchar gritar, a esa molesta engendra, que nunca pidió en su vida, reclamando que no quería comer el extraño puré de color naranja con pequeños trozos de papa y fideos.
— Aiko, linda, come por favor…
— ¡No!
— Hija… —La omega de ojos verdes suspiró al ver la negativa de su hija.
— ¡No! —La infante de un año lanzó su plato con comida a su hermano mayor antes de comenzar a reírse y aplaudir con fuerza.
El matrimonio Fujiki observó a su hijo mayor temblar del enojo que sentía, sabían cómo se contenía de lanzarse a asesinar a la bebé por cómo inhalaba y exhalaba tan sonoramente, al tiempo que se quitaba el pequeño plato de la cabeza junto a parte de la comida que se escurría por el cabello.
— Yusaku…
El adolescente se levantó de forma abrupta y se fue ante la mirada del matrimonio y la Fujiki menor… la niña de cabellos azabache comenzó a gimotear de tristeza al no ver más a su hermano mayor.
El alfa de ojos verdes bajó un rato después, con otra ropa y el cabello húmedo, estuvo buscando algo por todo el primer piso, ignorando los balbuceos de Aiko o los llamados de atención de los mayores hasta que vio la mesa de nuevo donde estaba su celular.
— Yusaku, deja el celular y siéntate a terminar tu almuerzo —El de mechones rosas observó a su madre antes de continuar escribiendo en el aparato.
— Yusaku, obedece a tu madre y siéntate.
— No gracias —El alfa de ojos verdes contestó al mismo tiempo que caminaba hasta la entrada—, iré a casa de Zarc a almorzar, ya le avisé y aceptó ser mi sirvienta hoy.
— ¿Y quién te dio ese permiso?
— Que si sigo aquí, al lado de esa cosa estúpida —El adolescente de cabello azul y rosa señaló furioso a la pequeña bebé que extendía sus brazos a él sin dejar de balbucear unas cosas inentendibles para los mayores—, voy a olvidar que ustedes están aquí y la golpeare contra una pared hasta cansarme.
— ¡Yusaku es tu hermana!
— ¡Yo nunca les pedí una hermana! ¡Yo les pedí una nueva consola…! —El hijo mayor del matrimonio Fujiki tomó sus llaves antes de salir de la casa y cerrar la puerta de un portazo, dejando a su madre con las palabras en la boca— ¡Y estoy seguro que eso les habría salido menos caro!
Fue lo último que ambos escucharon de su hijo con ojos esmeralda antes de que su hija de ojos ámbar comenzará a gimotear mirando a su padre, que aún estaba sentado contrario a Serena que regresaba a su asiento frustrada por la actitud de su hijo mayor.
— ¿Yusagu?
— Yusaku se fue cariño… —Ai le habló a su hija antes de tomar el plato con el mismo puré de antes y acercarle una cucharada a la bebé— él salió, ahora ¿Puedes-?
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¡Algún día serás mi esposa!
FanfictionLe había visto por casualidad, quedando prendado de inmediato por su belleza. No le importaba que no supiera su nombre, edad, gustos... básicamente nada. Fujiki Yusaku, un alfa de 17 años, sólo sabía que aquel omega de cabello blanco con ojos azul...