Capítulo 22

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Ojos amarillos junto a su dulce olor a miel, para Aki esa era la descripción perfecta para su amiga Melody.

Se habían conocido en el jardín infantil, poco después de que ella comenzará a ir hace año y medio, ambos eran claros opuestos desde un inicio.

Mientras que él ya estaba en su propio grupo de amigos, su actual mejor amiga no parecía interesada en convivir con otros, e incluso decían que era muda por el hecho de que sólo se comunicaba con gestos y eso solo era hacia los cuidadores, hacia ellos era una suerte que los volteara a ver.

Melody pasaba horas dibujando o armando los rompecabezas que habían para jugar, a veces incluso la veía poner letras en extrañas revistas que solía traer, todo siempre en soledad.

La primera vez que la escucharon hablar fue con una persona a la salida del jardín, que asumió en el momento era su hermano o parecido, era un omega de cabello blanco con unos mechones púrpura y de ojos azules,

— No quiero volver a este lugar…

— ¿Y eso?

— Quiero ir a casa —La observo a la lejanía cómo se aferraba a esa persona que la tomaba en sus brazos, como su tío Zarc lo solía hacer cuando estaba herido—. Quiero volver a casa… quiero ir con mis tíos, quiero ir a casa de la abuela Martha a jugar… quiero volver a Neo Domino. Aquí me tratan como si fuera igual de idiota que ellos…  

— Melody…

Ese mismo día todos la agarraron contra ella, si ella los iba a tratar de idiotas entonces le demostrarían cómo eran “los idiotas”. No cambió nada.

Melody los ignoraba si le hablaban, si rompían sus cosas ella hacía lo mismo y atacar físicamente fue peor, uno de sus compañeros fue tan idiota como para empujarla un día en el patio… ella lo agarró del pelo, lo tiró al piso y lo obligó a, literalmente, comer tierra hasta que los profesores intervinieron.

Su actitud no cambió en nada, ella seguía en su propio mundo ignorandolos por completo.

Los dos se hicieron amigos gracias, indirectamente, a su papi, Sakaki Yuya.

Medio año después de que Melody llegó, uno de los niños, que pertenecía a su grupo de amigos, le gritó que su papá omega había arruinado su vida, al parecer su padre se había involucrado con Yuya y engañado a su madre… su papá había terminado un matrimonio sin desearlo… o es quería creer…

Después de eso todos fueron contra él, como si hubiera sido su culpa lo que pasó con los padres de su ex amigo… fue un día mientras comía su merienda que todos vieron otra faceta en Melody; un grupo de los demás infantes intentaron obligarlo a comer pintura por simple gusto, quien diga que los niños no son crueles se equivoca en serio.

Fue en medio del forcejeo que tenía con ellos cuando a uno, específicamente el que tenía la pintura, le lanzaron uno de los tantos juguetes que tenían a su disposición para entretenerse.

— ¡Dejenlo en paz, grupo de imbéciles! —La niña albina estaba desafiando al grupo que lo estaba acosando desde hace tiempo…

Melody lo había salvado, llevándose manchas de pintura y algunos raspones en el proceso, además de un fuerte regaño por parte de los encargados, al día siguiente intentó acercarse a ella…

— ¿Qué haces aquí?

— Eh… yo…

— Sí es para agradecer el que te ayudará, olvidalo —La niña de blanquecino cabello no despegó su vista de la hoja de papel donde dibujaba con unos crayones—. Lo hice porque me enseñaron que no es bueno dejar a alguien en problemas, menos a un omega… además, los idiotas sólo parecen aprender a golpes.

— … Kogami-san…

— Vete, de todos modos para todos aquí soy una extraña.

— … Puedo… ¿Puedo dibujar contigo…?

Ese día comenzó su extraña amistad, la niña sólo lo observó con aquellos ojos tan amarillos como la misma miel a la que, por cierto, olía, antes de alzar los hombros desinteresada.

Melody seguía siendo igual con todos, arisca e intimidante, pero sólo a él era capaz de sonreír y demostrar el mismo afecto que le tenía a su madre.

Por eso le emocionaba en serio que ella estuviera en su casa para una pijamada, había sido difícil convencer a la “madre” de su amiga para que pasara la noche ese fin de semana, pero después de rogarle a su tío Yuri de que le ayudará con eso todo fue un poco más fácil.

Así que ahora estaban en la sala de estar dibujando en silencio mientras esperaban a que su tío Zarc apareciera para poder cenar…

— Insisto en que me traicionaron al dejarme solo con mi familia y Aidan.

— Y yo en que tu primo me parece conocido…

— Queríamos salvar nuestros pellejos, Yusaku-kun… Hola… —Los dos infantes voltearon a ver a los tres adolescentes alfas que entraron a la misma habitación donde ellos estaban; el que los había saludado era un castaño, que Melody reconocía como uno del grupo que actuaba extraño en la biblioteca el otro día— No sabía que tenías una invitada, Zarc-kun.

— Ni yo… ¿Eres Melody, no?

— Sí… ¿Y ustedes quienes se suponen que son?

La albina alzó su vista curiosa al trío de alfas, tanto Zarc como Haou se observaron desinteresadamente antes de ver a su amigo de ojos verdes, que por cierto parecía estar a punto de tener un colapso mental en los siguientes segundos… tal vez por ver a la hermosa niña que podría llegar su futura hija.

— Ellos son mi tío Zarc, Haou-nii-san y creo recuerdas a Yusaku-nii… ¿sama?

— ¿Yusaku?

— ¿Nii-sama?

Casi sin previo aviso, el alfa de cabello azul y rosa parpadeo rápidamente antes de desmayarse de forma abrupta en su propio lugar, el par de adolescente se volvió a observar mutuamente segundos antes de que apareciera un chico de cabello rosa y violeta por otro pasillo hasta la sala de estar.

— ¿¡Que rayos paso!?

— Nada que te importe Yuri.

— El cadáver de tu imbécil amigo está tirado en el piso, por supuesto que me importa —El omega mayor se acercó hasta el grupo de alfas bastante molesto—, tu y tus idiotas amigos son menores todavía, al que acusaran de algo sera a mi Zarc, así que dime que pasó antes de que vayas a acompañar a tu amigo en el otro mundo.

— En primer lugar… Yusaku no está muerto, sólo inconsciente, mira —El de cabello gris con mechones verdes pateó con cierta fuerza al adolescente aún desmayado, que de hecho se quejó en voz baja por aquel ataque— ¿lo ves? Y no te preocupes, nosotros nos encargamos, tu ve a ese par de allá; Haou, ayúdame.

El castaño asintió mientras agarraba al inconsciente chico de ojos verdes de los brazos y se lo llevaba cargando junto al de cabello gris como el peso muerto que era en el momento ante la mirada de los otros tres presentes.

— Eso fue…

— No lo digas, créeme, hay cosas más extrañas en el mundo, Aki.

— Como sea —El omega volteó a ver a ambos infantes antes de sacar su celular—, como tenemos más invitados pediré pizza.

Aki observó al otro omega irse antes de devolver la vista a su dibujo, si no fuera porque Melody aún veía la hoja donde había un dibujo hecho con acuarela de lo que parecía era un paisaje tal vez habría notado el retrato hecho por su amigo de cabello rojo.

¡Algún día serás mi esposa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora