Beso con cierta rudeza los suaves y finos labios de Ryoken, el omega no pudo evitar gemir sonoramente ante el fogoso beso que el alfa de ojos verdes le daba, lo único que atino a hacer fue abrazarlo por el cuello mientras se dejaba empujar sobre su cama por este.
Yusaku bajó rápidamente sus manos de la cintura del albino hasta sus caderas donde comenzó a tantear con fuerza el terreno sobre la estorbosa ropa del mayor, aunque a él también le comenzaba a estorbar su pantalón. El alfa rompió el beso que compartía con su amante, dejándolos unidos solo por un fino hilo de saliva; antes de reírse y comenzar a atacar el tentador cuello del omega de ojos zafiros a mordidas entre suaves gruñidos.
— ... Y-Y-Yusaku... e-espera...
El alfa ignoró la súplica de su amante al mismo tiempo que colaba una de sus manos por debajo de la playera para poder sentir más de aquella tersa piel que lo enloquecía a la propia vista, Ryoken intentaba ahogar sus propios gemidos cubriendo su boca mientras trataba de alejar a Yusaku, o eso hacía hasta que el de ojos verdes le pellizcó con fuerza uno de sus pezones, que aún se mantenían bastante sensibles a pesar de que hace mucho dejó de darle pecho a su hija, haciéndole gemir casi gritando.
— ¡... Y-Yusaku...! —Ryoken chilló al ver, con su vista casi nublada por el placer, como el alfa estaba tratando de quitarle la camisa— ¡... En serio, déjame...!
— ¿Qué pasa, cariño? ¿Qué no quieres seguir?
— ¡Yusaku despierta!
— ¿Ah?
— ¡Yusaku, despierta...! —El alfa de ojos verdes parpadeo confundido, repentinamente la imagen de su amado omega con olor marino desapareció para solo quedar oscuridad. Volvió a parpadear, solo para encontrar una vista bastante borrosa de lo que creía era el techo. Cerraba y abría sus ojos tratando de aclarar su propia vista; se sentía horrible, estaba confundido, tenía náuseas y la boca la sentía pastosa... aunque no negaría que lo que sea que estuviera tocando con su mano izquierda, era bastante suave y un poco redondo, así que lo apretó tratando de saber que es lo que era...
No pudo explicarse que al apretarlo escucharía otro chillido y sentiría una mano ajena sobre la suya... menos que al estar un poco más lúcido, y voltearse, descubriera que lo que estaba apretando y "manoseando" era el pecho izquierdo de su mejor amigo, Zarc.
— ... ¿Zarc?
— ... Me alegra que... despertaras... pero... —El chico de cabello gris con mechones verdes, desvío bastante avergonzado su rostro extremadamente rojo antes de tragar saliva y suspirar— ¿podrías quitar tu mano...? Por favor...
— ¿Ah...? —Solo entonces Yusaku observó que seguía manoseando a su amigo, quitó su mano casi de inmediato antes de enderezarse para poder sentarse en su camilla con la cara casi tan roja como la del otro alfa— Perdón...
— E-Esta bien...
— En serio perdón , Zarc... Es que yo creí que eran las de-
— Tu amado omega... lo se... —El de ojos amarillos suspiró bastante nervioso— No dejabas... de decir su nombre... Y también Haou dijo que la morfina provoca alucinaciones en ciertos casos...
— ¿Tengo morfina...?
— Has estado en coma desde hace semana y media —El chico de apellido venenoso volteo en su poca lucidez hacía unos sillones donde estaban sus otros dos amigos sentados, Haou estaba leyendo y Kengo jugaba con una consola portátil—. Homura-kun ahora si te mandaba al otro lado, Yusaku-kun.
— ¿Cuanto llevan...?
— Llevamos toda la mañana aquí, tu madre se fue hace una hora, estaba llorando como si la estuvieran matando y torturando con una cuchara, en serio esta triste por como te dejo Takeru —Kengo hablo sin despegar su vista de su juego—, que por cierto, vendrá a verte en la tarde. Ahora que estás consciente, tal vez te pida perdón.
— O venga a terminar el trabajo... —Yusaku gruñó molesto antes de volver a acomodarse para seguir durmiendo— Zarc, dame más morfina... quiero volver a mi mundo de ilusiones.
— Haou...
— Dale un miligramo más, si empeora llamamos a alguna enfermera.
El alfa de cabellos grises asintió, aún con cierta vergüenza, antes de tomar una de sus horquilla para el pelo y usarla para abrir el compartimiento que suministraba aquel medicamento a su amigo...
(...)
Ryoken suspiró con cierto desánimo antes de frotar sus ojos intentando relajarse, sus vacaciones escolares estaban por terminar y quería hacer los deberes que le encargaron para el verano lo más pronto posible o solo seguiría aplazándolos por jugar y cuidar a Melody, así que ahora que su adorada hija dormía tan profundamente, era la oportunidad perfecta para hacerlos, desgraciadamente su mente estaba ocupada por algo más... más bien, alguien.
Y ese alguien era el guapo adolescente alfa de ojos verdes con olor a cítricos y encantadora personalidad que le hacía creer por momentos que los alfas no eran unos animales malditos que solo usan a los omegas como juguetes sexuales o incubadoras humanas... ese chico realmente no se parecía a todos los alfas con los que había convivido desde que tenía memoria.
— Realmente desearía que fueras un beta y no un alfa... Fujiki Yusaku-kun...
El albino volvió a suspirar antes de seguir resolviendo los problemas matemáticos que tenía escritos en su libreta, le sorprendía lo fáciles que eran en consideración a su antigua preparatoria, pero si comparaba una preparatoria de élite en una ciudad de alfas de clase élite con una escuela mixta para que los omegas, betas y alfas que por cualquier motivo no pudieron seguir sus estudios en su momento; esa fue la única razón por la que se mudó a Den city, de todas las ciudades a las que pudo huir, esta era la única donde podía continuar sus estudios...
— Mami...
— ¿Melody? —Ryoken se acercó casi de inmediato a su hija en cuanto la vio aparecer en el comedor-cocina del apartamento con su pijama bastante adormilada y con una leve expresión de dolor— ¿Qué haces levantada? Deberías estar durmiendo...
— Me duele la panza...
— Ay cariño... —El albino mayor abrazo con cuidado a su hija antes de cargarla para llevarla de nuevo a su habitación para volverla a acostar— No te preocupes, mami te dará algo para que ya no te duela y estarás mejor...
De nuevo, la escuela podía esperar, su hija jamás.
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¡Algún día serás mi esposa!
FanficLe había visto por casualidad, quedando prendado de inmediato por su belleza. No le importaba que no supiera su nombre, edad, gustos... básicamente nada. Fujiki Yusaku, un alfa de 17 años, sólo sabía que aquel omega de cabello blanco con ojos azul...