JungKook es muy conocido en Busan por sus empresas internacionales, el castaño le dejan a cuidar a un hermoso gatito con pelaje color miel.
Vaya sorpresa que se llevo a ver aquel precioso híbrido, convertirse enfrente de sus ojos. El pequeño JiMin s...
JungKook tomo al híbrido de la cintura, acariciándola suavemente dando pequeños círculos, el ahora pelinegro tenía sus brazos alrededor de su cuello moviendo suavemente sus caderas en el miembro de él castaño.
-Quiero que me hagas tuyo amo -murmuró el felino con voz inocente-. Quiero pertenecer sólo a tí, y a nadie más. Hazme el amor toda la noche.
JungKook sonrió besando los dulces labios de el híbrido.
-Te haré mío hasta el amanecer -respondió acariciando la mejilla de JiMin-. Te haré el amor de distintas formas, nadie te hará sentir amado como yo. El único testigo de nuestro encuentro será la luna iluminando nuestros cuerpos entregándose mutuamente, mi amor.
JiMin sonrió tiernamente, mordiendo su labio inferior.
Bueno, Nayeon se encontraba en casa de Jungkook, y eso le importaba mucho.
El castaño se levantando cargando a JiMin quién enredo sus piernas en las caderas del mayor, Jeon se acercó a los labios en un desesperado beso, y subiendo las escaleras para ir a su cuarto.
El más alto recostó a JiMin en la cama, acomodándose mejor entre sus piernas sin dejar de besar sus exquisitos y adictivos labios, el híbrido desabotonaba la camisa de mangas de su amo, sin separarse.
-Me encantas cielo -murmuró Jeon en medio del beso-. Nunca me cansare de decírtelo.
JungKook quitó la sudadera que traía puesta el azabache, levantando la camisa que traía puesta, y dejando besos en todo su pecho. Sentía como su miembro palpitaba de dolor y quería liberarse del apretado pantalón.
Pero quería hacerle el amor a JiMin de la mejor manera, sin ser rudo.
Quería enamorarlo, quería llenarlo de mimos, sentirlo amado y siempre sería deseado por él, quería que JiMin se quedará con él y fuera solamente suyo, porque lo necesitaba a su lado, era la luz de su vida y lo que más amaba en el mundo.
Ojalá las cosas sigan así siempre.
Desabotono el botón del pantalón del azabache, quitándolo junto con su ropa interior.
-P-papi, rápido~ -susurró con sus mejillas ruborizadas-. Ya te quiero sentir dentro de mí, quiero sentirme completo.
-Espera bebé, sólo un poco -respondió besando el glande del híbrido.
JungKook adentro el pene de Park en su cavidad bucal, y comenzó con el vaivén.
-Ahh~ -jadeo el híbrido, enredando sus deditos en las hebras castañas de JungKook-. A-amo.
JungKook saboreaba el líquido preseminal del falo del híbrido, y estampar sus finos y delgados belfos con los de el azabache, quién quitaba la camisa del mayor desesperadamente arrojandola por alguna parte del cuarto, y desabotonando su pantalón rápidamente.
Mientras el mayor besaba y dejaba pequeñas marcas en la piel lechosa de JiMin donde se encontraba su clavícula, dejando a entender que ese gatito es suyo y sólo suyo.
Las orejitas negras del gatito estaban abajo, y su respiración era rápida.
JungKook en la mesita de noche saco una botellita de lubricante para no lastimar a su bebé cuando su gran erección este dentro de él.
Vacío un poco del producto en sus dedos y lo esparció en su pene dejando aún lado el botecito. JungKook levantó la vista y sonrió.
JiMin estaba boca abajo, con las caderas levemente alzadas dejando ver su rosada y apetitosa entrada, ante los ojos de JungKook era exquisita esa vista.
El castaño dejo un beso en la espalda del azabache.
-Te amo, eres hermoso -susurró JungKook en él oído del pálido.
El castaño se acomodó entre las piernas del menor, su trozo de carne se encontraba en las nalgas de JiMin, y metió el glande en la entrada del híbrido, quién ocultaba su cara en las almohadas y apretaba las sábanas al sentir la intromisión en sus nalgas.
JiMin soltó un suave jadeo, el gran pedazo de carne de JungKook abría las paredes anales rasgando un poco su interior, su esponjosa cola estaba enrollada y tenía pequeñas lágrimas de dolor que pronto se convertirían de placer.
Jeon introdujo todo su pene en el híbrido sin moverse para que JiMin se acostumbrara a él.
Al ver que el azabache movía sus caderas en busca de más contacto comenzó a moverse en su interior.
Los movimientos de Jungkook eran profundos y lentos, enloquecían a JiMin con cada embestida, lloriqueaba de placer. Era gloria cada golpe que daba dentro de él, haciendolo tocar el cielo.
-Oh dios amo -gimió el felino encantado-. M-más rápido, papi.
-Como mi bebé quiera -respondió el castaño.
Tomo las caderas de Park con una mano, y sus movimientos eran más rápidos y más fuertes.
-Ah~ S-sí amo, m-más -chilló entre jadeos.
-Oh, joder JiMin -jadeo Jeon-. Eres increíble mi amor.
La base de la cama golpeaba con la pared, gotas perladas y diminutas adornaban la frente de Jeon quién tenía cerrados los ojos y soltaba jadeos roncos.
El golpe de ambas pieles resonaba por la habitación, el sonido grotesco que emitía las embestidas, los gemidos agudos de JiMin que rogaban por ser tomado por JungKook y hacer con él lo que se le antoje con tal de hacerlo suyo.
Los cuerpos calientes y sudorosos de la pareja, un vaivén de sentimientos encontrados, ambos se amaban como no tenían idea y no imaginaban que sentirían alguna vez en su vida.
Lo que sentía JiMin por JungKook, era fuerte. Lo amaba, amaba lo atento que era con él, por consentirlo y estar con él apesar de haberse comportado berrinchudo cuando era un pequeño gatito.
Lo amaba.
Y estaba decidido a quedarse con él.
JiMin soltó un fuerte gemido, JungKook había tocado su punto dulce y se encargaría de golpear ahí por un buen rato para satisfacer a su pequeño.
Un nudo se formaba en el vientre del mayor, estaba a poco de correrse.
La manito de JiMin se encargaba de masturbar su erección, sentía que ya no podía más.
-¡J-JungKook! -JiMin jadeo fuertemente, cuando se corrió.
Ya había liberado su nudo, faltaba JungKook que seguía violando su entrada, hasta que el caliente y espeso semen bajaba por las piernas temblorosas de JiMin.
JungKook se recostó en la cama, atrayendo a JiMin a su cuerpo para brindarle amor y protección para caer en brazos de Morfeo y la luz de la luna alumbraba sus cuerpos y el silencio se apoderó de la habitación.
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