Encuentra Lo Que Amas Y Deja Que Te Mate

•3•

Miraba el reloj marcar las 8 de la noche.

Chasqueó la lengua y se recargó en el respaldo de la silla.

—Viejo, deberías ir. — Lo aconsejó su compañero de cuarto.

Un inútil universitario, que por azares de destino terminó con él. Un idiota que se la pasaba de fiesta en fiesta, y aún si lograba mantenerse en la facultad. Aunque seguía preguntándose cómo es que le hacía.

—No jodas, sólo iré ahí a morir. — Gruñó.

A pesar de ser un idiota, estúpido e inútil oxigenado, era su segundo mejor amigo y la única persona que sabía su patética y la lamentable situación.

—Rayos, en verdad no sé cómo ayudarte, todo es muy difícil, —el rubio se recargó en el marco de la puerta. — Es mejor que te consigas a alguien y la olvides por completo.

—¡¿Ah?! ¡¿Cómo mierda?! ¡¿Cómo mierda se olvida a alguien que te ha gustado la mitad de tu vida?! — Gritó frustrado.

—Lo sé viejo, pero eso te está matando.

—Agh, esto es una vil mierda.

—Inténtalo.

Bakugou miró a su compañero ¿Cómo? ¿Cómo olvidar a alguien como Ochako? ¿Dejaría de verla?… Tendrá que dejar de ayudarla a estudiar, tendrá que dejarla de esperar a la hora del almuerzo, tendrá que dejar de despedirse de ella al final de las clases, tendrá que dejar de pensar en sus siguientes palabras, tendrá que dejar de mirarla, tendrá que trazar una línea gruesa cuando él todo el tiempo trabajó para hacerla delgada. Y si, tendrá. Porque él buscará la manera de sacarla de su jodido y pútrido corazón.

—Viejo, por lo que me has contado, hay una a la que puedes usar. —Lo sacó de sus pensamientos.

—¿¡Ah!? ¿Usar?

—Si viejo, el mundo no es para nada justo, usarnos entre sí es parte de ser humanos —le dio una palmada en el hombro —Ánimo viejo, te apoyo.

¿Qué debería hacer? Aunque no es que le cause molestias usar a los demás, conoció a Eijiro usándolo y aún sin fin más. Moral, de eso poseía un poco y podía mandarla a la mierda cuando quisiera.

—Lo que dices aplicará en ella. — Delineó una sonrisa el de mirada dorada. —Encuentra lo que amas.

—Y deja que te mate —acompletó Bakugou.