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Pero ella es terca, una terca que jamás sede. Ese día comió con Mina, a la cual no le informó el origen de su llanto al llegar al salón.

Salió de clases y salió rápido despidiéndose de su novio y amiga, para después salir corriendo de la universidad. Llegó cansada a la parada del bus, analizó todo y necesitaba pensar, así que optó por caminar ese día. Se topó con un chico muy amigable, con el cual compartió sus penas, como suelen hacer en las películas donde cuentan sus problemas y desahogan sus penas sabiendo que jamás volverían a ver a esa persona, si ella se sentía destrozada por eso, no imaginaba el dolor del pobre hombre que tenía peor suerte en los sentimientos.

○○○○

Al día siguiente ella caminó entusiasmada, llegaría antes que la mujer de cabellos negros, para así lograr recibir un poco de la atención del cenizo. Pero terminó siendo retrasada por el brazo de su amiga.

—Buenos días Ochako. —Mina sonrió—¿Estás mejor? —la castaña asintió muy emocionada, definitivamente no se rendiría, había buscado mucho el regalo y quería entregarlo.

—¡Bueno días Ochako-chan! — Su cuello fue apresado por Eijiro, quién animado le dio un beso tosco en la frente.

—Buenos días Kiris---

—¡Se me hace tarde! —Uraraka se liberó del abrazo y corrió entusiasta entre los pasillos.

Tanto Mina y Eijiro se quedaron viendo extrañados la actitud de la castaña.

—¿Te acompaño a tu salón? — Dijo sonriente. Mina miró el suelo, la amabilidad de Kirishima dolía tanto.

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○○○○

—¡Katsu!

Sus nervios se crisparon. Apretó la mandíbula y luchó por no voltear.

—¡Katsu! ¡Ten! —Ochako se adelantó colocándose frente a él y extendió el regalo.

—¿Que mierda? —frunció el ceño, no quería verla ni en pintura. Gruñó en advertencia, aunque sabía que ella no le haría caso.

Ochako dio un salto de sorpresa, acercándose demasiado al cenizo, de un jalón arrebató un poco la mochila de Bakugou abriéndola y metiendo la caja de inmediato, levantó la mirada en señal de triunfo.

Katsuki abrió los ojos, sus narices casi rozaban.

El calor amenazó con subir a sus mejillas, flanqueo; él y su corazón por un momento.
El aroma embriagó su nariz y sus pupilas se expandieron al ver la mirada de chocolate. Su sangre viajó rápido afilando sus sentidos.

No.

—¡Que te alejes carajo! —empujó el pecho de la chica con demasiada fuerza.

El choque del cuerpo de Uraraka y el metal de los casilleros resonó haciendo voltear a más de uno.

—¡Escúchame bien perra! —abrió su mochila. — ¡No te me vuelvas a--

La castaña se levantó dolida e intentó acercarse.

—¡Bakugou—kun! —intentó detenerle el encargado de su salón. Iida Tenya.

Demasiado tarde. El empujó más brutalmente a la castaña, al unísono con una leve explosión y con la mano libre lanzó el regalo al cuerpo de la chica que ni siquiera se molestó en cubrirse.

—¡Hey idiota! —el frío congeló su espina vertebral.

Algo asustado miró al frente, y sólo logró vislumbrar el iris rojo delinear el aire y el sonido de algo endureciéndose impactando su mejilla. —¡Es mi novia! —gruñó retrocediendo con el ceño fruncido, de inmediato levantó a la chica que estaba llorando.

—¡Pues no debería serlo! —gritó enojado y frustrado a Kirishima mientras limpiaba la sangre de su labio.

Se maldijo en el interior al procesar lo que había acabado de decir. Eijiro lo miró confundido y Ochako se pegó a su pecho escondiendo su rostro.

La había lastimado. La había matado. El mismo se había matado.

—Tiburón. — Intentó enmendar su fatal error.

El mencionado ni siquiera se molestó en hacerle caso, y se dio la vuelta encaminando a Uraraka frente a él.

Iida movió la cabeza negando ese explosivo comportamiento, y mandó a Bakugou a la dirección. No sin antes entregarle el regalo desecho por la fuerza y cerrando la puerta tras él.

○○○○

Mina miraba como Kirishima  consolaba a su amiga.

« Insoportable »

Ochako intentaba calmarse, pero al poco momento las lágrimas volvían a salir y con eso las caricias del pelirrojo hacia la castaña aumentaban.

« Insoportable »

Su corazón se estrujó cuando Eijiro tomó la barbilla de la chica y la encaminó a la suya, dándole un largo beso, que entre gimoteos fue correspondido.

«¡Sálvate! ¡Huye! »

Mina se levantó de golpe del lugar donde estaba sentada. Sus dos amigos la miraron confundidos.

Sentía que si abría la boca se rompería por completo. Así que simplemente salió del lugar y corrió a su santuario donde liberaba sus penas y pecados. Entró frenética al baño, cerró la puerta detrás suyo y mordió sus rosados labios intentando no gritar mientras lloraba.

...Y Deja Que Te Mate

Encuentra Lo Que Amas Y Deja Que Te MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora