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Se quedó mirando estupefacta, cerró la puerta de golpe y salió corriendo.

—¡Mierda! —gruñó Bakugou subiéndose el pantalón y corriendo fuera de la pequeña bodega.

Ochako colocó rápido su pantaleta y salió corriendo detrás de Bakugou.

Encuentra Lo Que Amas...

Se detuvo en el parque trasero y caminó hacia la pelirosa que
ansiosa miraba su celular.

—Mina —la llamó.

Katsuki se quedó en la entrada, eso no le incumbía.

El ceño de Ashido se frunció— mírate. —Gruñó enojada y al borde de las lágrimas.

Bakugou miró detrás de él y sólo se rascó la nuca volviendo a mirar la escena al frente.

—¿Por qué lo hiciste? —bufó al unísono de sus lágrimas cayendo sobre su piel rosada.

Talló sus brazos buscando respuestas, apretó su labio inferior con los dientes cuando el líquido caliente comenzaba a bajar por sus piernas.

—No lo--

Su rostro giró y su cabello castaño bailó con la fuerza por el golpe.

—¡¡Eres una zorra!! —vociferó con gran coraje Ashido.

Ochako regresó la vista, su boca estaba lista para escupir veneno, lo único que tenía como defensa, pues buenos argumentos no existían hacia tal pecado.

—¡La zorra eres tú! —abrió los ojos cuando Himiko cruzó a su lado y jaló a Mina del cuello de su suéter.

Ochako iba a interferir, pero Mei la tomó del brazo.

—Aquí nadie está para hablar. —gruñó Toga— Así que por el bien de todos, vamos a un lugar privado.

Ochako limpió sus piernas con ayuda de Mei y se cercioró de que no hubiera más líquido dentro de ella. Miró su reflejo en el espejo y ni siquiera se dio asco a como esperaba, sólo miró con atención la marca roja en su mejilla que denotaba que Ashido había utilizado un poco de su Quirck en el acto.

—Tenemos que hablar Ochako.

Volteó a mirar a Hatsume, era la primera vez que no la veía activa, con esa sonrisa y mirada brillante. La traspasó con su filosa mirada y adelantó el paso.

Caminó detrás de ella, y estaban en las gradas del estadio de béisbol por detrás.

Ashido la miraba para asesinarla y casi desaparecerla. Bakugou miraba el suelo molesto, Toga se veía eufórica.

—Bien —espetó Ashido— no hay excusas para que le seas infiel a tu novio.

Ochako miró el suelo y Mei le levantó la quijada.

—Ochako, aprende a ser mujer y usa lo que mejor sabemos usar —el tono de Mei la hizo entrar en pánico.

En el camino al baño, Mei le contó todo lo que tenían que hacer, ella y Toga se había dado cuenta desde el primer día de los cursos cuando fue el incidente de Izuku.

—¿Qué pretendes hacer? —habló altanero Katsuki.

Mina lo miró asqueada—. Decirle a Eijiro, mal amigo.

La sonrisa deladeada y desinteresada del cenizo la hizo querer derretirle la cara.

—¿Mal amigo? —habló Himiko— No serás tú la mala amiga.

Ochako vio su entrada y habló:
—No puedes.

—¿Por qué? —Mina volteó a verla de mala gana.

Mei soltó su mandíbula y se llenó de valor. A veces para salvarte de las cosas o retrasar lo inevitable se tiene que jugar sucio ¿No es así?

—Estás aprovechándote de esto para ir tras él. —Intentó hablar segura, la mirada asesina de Himiko le decía que tenía que esforzarse.— Él fue mío desde el principio, además… Yo sé que hacer más adelante. —Mintió con un tono tan verdadero que ella misma se logró engañar. —Te metiste con el novio de Tsuyu.

La pelirrosa abrió los ojos.

—Todo fue una trampa y Tsuyu te intentó hacer confesar reduciéndote las penas diciendo que era lesbiana. —Habló segura ésta vez y afiló la mirada altanera como le había dicho Mei— izuku es mi mejor amigo y me lo contó todo, así que si tú llegas a decir algo.

Himiko sonrió orgullosa y Mei
relajó sus facciones. Bakugou sólo
miraba aliviado.

—Si dices algo yo diré todo, abriré la boca y eso ni a ti ni a menos favorece. —La miró hacia abajo.

El rostro de Mina se desfiguró.

—¿En verdad? —habló burlona— ¿En verdad quieres jugar a esto? —la encaró—. No sabes lo que es meterse en ese tipo de juegos de mujeres.

—Tengo las de ganar —afirmó Ochako.

—Que egoísta eres —gruñó secándose las lágrimas.

—Todos lo somos —culminó Uraraka. 

...Y Deja Que Te Mate

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