Canción: Nina - Ed Sheeran.
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La sonrisa de Nico puede parecer permanente, que sin ella Nico no es el mismo, pero no te equivoques. Él también ha pasado por momentos más que malos, pero ha aprendido que es la felicidad lo que lo hace más fuerte, lo que le hace ser quien es. La felicidad es aquello que le ayuda a luchar.
Caminando por el instituto con esa sonrisa grabada en la cara, Nico se detiene frente a la puerta de la clase de música al haber oído algo. Curioso, se asoma a la puerta, tratando de no ser visto. Ha oído los sollozos, cualquiera con oídos se habría percatado. Dejando ver algo de su pelo, te descubre sobre una mesa, con las manos cubriéndote la cara y las rodillas encogidas. Tus hombros se sacuden entre sollozos y Nico siente que se le parte un poco el corazón.
—¿Nina? —murmura entrando.
Le son iguales las reglas del campamento. Cierra la puerta tras de sí y, con mucho cuidado, se acerca a ti.
—¿Nico? —preguntas limpiándote las lágrimas—. ¿Qué haces aquí?
—La pregunta no es esa. ¿Qué te pasa? ¿A quién tengo que matar?
Las comisuras de tus labios se estiran unos milímetros.
—No es nada. He... Tenido un mal día. Me he acordado de alguien.
Nico asiente. Sabe que no tiene que hacer más preguntas. Se sienta a tu lado y pasa un brazo por tu espalda, aportándote la calidez que necesitas en este momento.
—No me gusta verte triste. Así que pienso hacer algo para arreglar eso.
—No tienes por qué, Nico. Yo...
—¡No hay excusas que valgan! —exclama él con energía. Se levanta de un salto y de su mochila saca una radio pequeñita. Sintoniza la primera emisora con música que encuentra y toma tus manos—. Vamos, ven.
Te dejas arrastrar por él, levantándote. La música es vivaz, alegre, como Nico. Él ya ha empezado a saltar y a reír, y su risa es la más contagiosa que existe. Mueves poco a poco los pies, tratando de seguir el ritmo de tu amigo, a pesar de que sigues teniendo los ojos hinchados y la nariz roja. Empezáis a saltar, dejando que sea la música vuestra líder. Se te escapa una carcajada en la que sueltas todo el aire de tus pulmones. Nico tiene sus ojos fijos en ti y distingues esa chispa en la mirada que tanto te enamora.
—¡Eso es! – exclama tu amigo—. ¡Salta!
Un peso en el pecho desaparece.
—Me... Me siento libre —confiesas, como si fuera la primera vez.
—Eso es exactamente lo que quiero. Y no dejes que se vaya esa sensación, ¿eh?
Minutos más tarde, salíais del instituto.
—¿Y ahora a dónde vamos?
—A hacer travesuras, por supuesto.
Te ríes y le sigues la corriente.
Te da la mano y empieza a correr por la acera, buscando un buen lugar de recreativos o a una banda callejera para poder bailar contigo. Te compra algodón de azúcar y le da el cambio al primer mendigo que pasa por su lado. Es extraña la vitalidad de Nico, pero le adoras.
—Te he dicho que no tienes que hacer nada de esto, Nico.
—Y yo te he dicho que no pienso marcharme hasta que hayas disfrutado de este día. ¿Entendido?
Suspiras, pero esbozas otra sonrisa.
El resto de la tarde lo pasáis en la bolera, en los recreativos (le ganas varias veces en los juegos de puntería), en cualquier sitio donde puedas ser feliz... A su lado.
—Jamás dejaré que hagas este camino por tu cuenta. Me tienes a tu lado, ¿vale?
—Vale.
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Something Musical
Random¿Alguna vez has oído una canción y te has imaginado la historia que podría esconderse detrás de la letra? ¿O que sería la perfecta banda sonora para una escena que lleva días rondado por tu cabeza? Pues aquí podrás leer las historias que se nos ocu...