Counting Stars

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Canción: Counting Stars - OneRepublic.

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—Vamos, será divertido —sonríe Matthew, suplicándote con las manos juntas y a punto de ponerse de rodillas.

Te ríes y miras a tu alrededor, todos os están mirando.

—Se supone que mañana hay clase. Sabes que no debería.

—Pero quieres.

Lo miras entrecerrando los ojos, te conoce más que bien. Suspiras y acabas asintiendo:

—Está bien. ¿A qué hora es esa feria?

—Ahora.

—¿Ahora?

—¡Ahora!

Sin dudarlo dos veces, Matt tira de tu chaqueta, arrastrándote al bus que acaba de llegar a su parada. Subes los escalones a trompicones y pagas tu billete hasta la feria. Ocupas un sitio junto a Matt, al final del bus mientras, poco a poco, la luna se va haciendo paso en el cielo nocturno. Si al menos Matt te hubiera avisado con algo más de tiempo te habría dado tiempo a cambiarte, y no recién habías salido de la biblioteca. Lo miras, él nunca se preocupa por su estilo: Camiseta y vaqueros cómodos, punto.

—¿Qué miras? —te pregunta, pillándote de pleno.

Justo a tiempo, la noria de la feria aparece al final de la carretera.

—¡Vaya, sí que es digno de visitar!

—Menudas vistas —comenta Matt.

Unos minutos más tarde, bajáis del bus y, de un salto, entráis en la feria. Puestos y más puestos de juegos a un euro, atracciones y una gigantesca noria. No puedes esperar para probarlo todo.

—¿Por dónde quieres empezar? —le preguntas a Matt.

—Por eso —el chico señala una de las atracciones. Un armatoste gigantesco con ocho brazos que se mueven arriba y abajo a un ritmo demasiado rápido para tu gusto.

Matthew empieza a correr para allá y compra boletos para ambos, para tu fastidio. Os subís en uno de los brazos y la máquina se pone en marcha. La música está muy alta y el viento te pega en la cara. Matt sonríe, lleno de adrenalina, pero sus ojos se posan en ti de vez en cuando. En un momento dado, su brazo rodea tu espalda a pesar de los bandazos que da la atracción. Te echas un poco hacia él, apoyando tu hombro en su pecho.

De ahí, pasáis a la noria y a muchos otros puestos de juegos. Cuando se acerca la hora de cerrar y sabes que mañana apenas podrás abrir los ojos del cansancio, arrastras a Matt al último y más típico puesto: Derriba las latas y gana un peluche.

—¿Quieres que pruebe? —te pregunta él.

—Ah, no. Ni de broma.

Pones un euro sobre la mesa y el tendero te da dos bolas.

—¿Crees que vas a acertar?

—No lo creo, lo sé —dices tú.

Apuntas y disparas. De una, todas las latas caen al suelo. Sonríes con orgullo, dejando a Matt sorprendido. El hombre del puesto te entrega un gran oso de peluche y te giras, sonriendo hacia tu amigo.

—Maaaatthew —sonríes.

—Ah, no. Ni de coña. Vale que me gusten las vacas, pero no los osos de peluche.

—¡Claro que te gusta!

Lo persigues por la feria hasta lanzarle el oso. Al ser tan grande, lo tira al suelo, sobre la hierba de una ladera.

—¡Auch! —ríe Matt abrazando el peluche.

Te tiendes junto a él, admirando el cielo. Debes admitir que ha sido una noche para recordar. Matt apoya la cabeza en tu vientre con la vista fija en las estrellas.

—¿Lydia?

—¿Si?

—¿Puedo confesarte algo?

—Sí, por supuesto.

Matt carraspea antes de continuar:

- He estado durmiendo menos últimamente, soñando en todas estas cosas que podemos hacer juntos. De verdad lo he pasado genial, con el corazón a punto de explotar y sintiéndome más vivo que nunca. Y he... Bueno, he estado pensando que, a lo mejor llegará el día en el que dejaremos de contar dinero y empezaremos a contar estrellas.

—¿Cómo? —no te puedes creer lo que está diciendo, en un sentido tan poético que apenas lo comprendes.

—Lo que quiero decir es que... Quiero revivir esto, por favor. Quédate conmigo y contemos estrellas. ¿Te apetece?

Te incorporas, apartando a Matthew de tu regazo. Él te mira a los ojos, asustado. Sonríes y acaricias su mejilla. Finalmente, Matt no lo aguanta más y tira de ti hasta besarte.

Y, por una vez, te pasas la noche contando estrellas.

Something MusicalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora