Capítulo 2. La buena nueva.

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          —¿Gen?

La chica estaba reposando sobre la silla ubicada frente al escritorio del consultorio. Pálida, sin fuerzas y con la mirada perdida por la nueva noticia que acababa de recibir y que en lo absoluto le traía mucho más temor que felicidad.

          —Pequeña, ¿Te encuentras bien?—preguntó su madre de nuevo.

La nueva resonaba miles de veces en su cabeza y sus débiles sentidos atormentados le hacían creer que no sería lo suficientemente fuerte como para soportarlo.

          —Tranquila señora Janseen, es normal que a su edad le asuste este tipo de situaciones.

          —¿Estará bien?

          —Sí, ¿Verdad Génesis?—clavó los ojos en la chica.

Ella asintió con la cabeza. Su madre se despidió cortésmente del médico encargado con un gesto de mano y una radiante sonrisa, giró para tenderle la mano a la chica que seguía sin poder creérselo y la ayudó a levantarse. Génesis se aferró al brazo de la señora Janseen y ambas se encaminaron a atravesar el marco de la puerta que dividía a la farmacia con el pequeño rincón.

           —Amor, sé que no es fácil, pero te darán muchas alegrías ese par de bebés.

-Flashback-

El aire chocaba con los pequeños rizos formados en la melena de Génesis. El sol pegaba justo en su cara y le hacía sentir un calor agradable, recorriéndole por los hombros desnudos y sus flacuchas manos. Caminar le resultaba placentero, además había pasado un tiempo desde que visitaba a su madre y no podía pasar ni un día más sin ver a aquella mujer.

Cruzó las calles con pequeños pasos disfrutando del bello día que hacía, curioseando por las tiendas que contenían desde bellos vestidos los cuales se apreciaban a través de una cristal, hasta decoraciones decembrinas para el hogar que trasmitían un espíritu de paz. El mes transcurría más rápido de lo normal, o eso le parecía, entonces se quedo embobada viendo por aquella puerta transparente las luces de navidad que parpadeaban un tras otra destellando distintos colores, hasta que le asustaron.

          —¡Qué pasa chica!—gritó Alex.

          —¡Tarado!—reprendió Génesis.

          —Lo siento, ¿dónde vas?

          —A casa de mi madre.

          —Te acompaño.

Entonces ese pequeño ser en su interior pataleó al instante de escuchar a Alex. Una, dos, tres o más diminutas patadas le regaló a su madre, haciéndose notar.

          —Creo que a alguien le agrada el tío Alex—sonrió.

La chica lo tomó del brazo para seguir caminando, entonces un pequeño dolor de cabeza le llegó pero no dijo nada para no alarmar a su acompañante pues sabía que al primer síntoma querría llevarla corriendo al hospital.

Varias cuadras después habían llegado a su destino. Él se aseguró de llevarla hasta la entrada principal, pero antes de llegar un mareó provocó que los pies de Génesis flaquearan llevándola a arrodillarse.

          —¿¡Qué sucede!?—preguntó preocupado Alex tomándola por la cintura.

          —Un mareo, es todo—susurró agitada.

Y Charlotte siguió hablando, dejando más suaves pataditas en la panza de Génesis, haciéndole el estómago revolver.

          —Te llevaré a revisión.

          —No es necesario, ya pasará.

Un dolor abdominal le llegó, un ligero malestar que aunque parecía insignificante podría representar un riesgo de concepción. Asustada entonces se llevó las manos hasta donde se desprendía el padecimiento poniendo los ojos como platos, recordando aquella vez que perdió a su primer bebé.

          —Alex, llévame ahora—rogó desesperadamente.

Como pudo la tomó por la cintura para cargarla y llevarla hasta dentro. Tocó la puerta un par de veces hasta que la señora Janseen salió en su auxilio, pronto apareció una expresión de terror en su rostro que la hizo palidecer y cuestionar que había sucedido.

Sin dar explicaciones, Alex corrió fuera del lugar para ir a buscar el auto y traerlo lo más rápido. No paso mucho para que aparcara fuera de la residencia de los Janseen, espero a que ambas subieran y condujo hasta la clínica más cerca.

          —Un doctor, por favor.—solicitó estableciendo conversación con la chica bajita vestida de enfermera.

Pronto un señor de estatura media, con poca barba, lentes y vestido de bata se acercó a examinar que sucedía. Al escuchar el percance se dispuso a revisar a la chica dentro del pequeño consultorio.

          —¿Qué sucede?—interrogó Génesis al instante.

          —Un pequeño dolor, nada grave.

          —¿Causa de qué?

          —Tendría que vigilar por unos días el desarrollo de tu embarazo, resulta ser complicado el embarazo gemelar en algunas ocasiones.

          —¿Cómo?—soltó confundida.

El médico sonrió. Habían pasado semanas desde que Génesis se había realizado los chequeos médicos y en ninguna permitió que le revelaran el sexo de su bebé, pero ahora sabía que había algo más que enterarse si sería niño o niña.

          —Embarazo gemelar, Génesis. Serás madre de dos pequeñas criaturas idénticas.

Su pecho se contrajo al volver a escucharlo decirle que traería a dos pequeñas personitas al mundo.

          —Esto tiene que ser una equivocación—replicó.

          —No lo es—negó con la cabeza la figura enfrente suya.

          —Disculpen—interrumpió la señora Janseen.

          —Pase por favor señora Janseen, creo que Génesis debe aclararle la situación personalmente.

              -Fin del flashback-

          —¿y bien?—interrogó Alex preocupado.

          —Alex—soltó en un pequeño suspiro.

Mi buen amor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora