Shai...
Cuando entré a mi casa, Lizzie estaba hablando por celular.
--¿Se puede saber, porque no llegas aún? Mila, no estoy para juegos, espero que traigas mi auto pronto...No nada que ver, quiero mi auto...Mila deja de joder... No me importa...Me traes mi auto, o mandas a alguien pero, quiero una movilidad, AHORA¡¡¡
Y colgó. Hablar con Mila, era hablar con una piedra.
--Tengo que adivinar. Mila cogió tu auto sin tu permiso-- le pdije a Lizzie
--Exacto, lo peor es que se lo llevó hace dos días. DOS DIAS. Y seguramente me lo va a regresar sin combustible.
Mila, era la que abusaba de nosotras. Siempre. Supuestamente estudiaba medicina, pero... no avanza mucho que digamos.
--Bueno... hay algo bueno en esto.
--Shaile, dime lo bueno de esto, por que yo no veo nada bueno¡¡¡-- me gritó, sip estaba demasiado cabreada.
--Tienes una excusa para no ir a casa de Tia Isa.
--Buen punto. Pero... ash.. detesto a Mila, ahora.
--Siempre dices eso, pero si te invita a alguna fiesta de su facultad, seguro que vas al instante. Yo no tengo ningún beneficio de nuestra familia. Tú encambio tienes suerte de haber ganado ese auto. Todos en la familia tienen suerte para esas cosas de lujos.
Lizzie se tensó. Siempre que hablo de lujos, o suerte. Mi familia se pone ... alerta. Como si ocultaran algo.
--No digas estupideces, Shaile, la suerte te llega a los 18 en la familia.
--Sí claro, cuando cumpla 18, voy a estar camino a Inglaterra. Con mi padre.
--Puede que no sea tan malo. ¿Sabes? cuando mi papá me dijo lo mismo, sentí que el mundo se caía. Pero le hice la vida imposible y me devolvió después de un año.
--Espero tener esa suerte, pronto.
En eso escuchamos el celular de Lizzie sonar. Ella contestó rápidamente. Y lo puso en altavoz.
--Carlos ¿donde está Mila?
--Hola Lizzie, buenos modales.
--Cierra la boca, y contesta.
--Mila está en su casa. El tanque estaba vacío. Así que yo vine a recogerlas. ¿Está Shai por allí?
--Hola Carlos-- respondí
--Hey, Shai. Bueno ¿salen o se quedan?
--Cierra el pico, ya salimos-- respondió Lizzie cortando la llamada, aveces es muy agresiva.
Empezamos a coger nuestras maletas. Mi mamá estaba en el colegio, de voluntaria. Así que ya me había despedido de ella.
Cuando llegamos a la camioneta de Carlos, él cargó nuestras cosas en la maletera y nosotras subimos. Lizzie de copiloto y yo atrás.
Empecé a escuchar música con audífonos, y leer; no quería escuchar los gritos de Lizzie a Carlos.
Al llegar a su universidad, vi a varios chicos de mi edad. Fascinante. Esto era peor que estar en una comida familiar.
Carlos bajó nuestras maletas y luego se acercó a mí.
--Shai, eres como una hermanita para mi. Así que quería darte, este reloj. Sé que no te gusta los collares, ni pulseras. Así que esto es lo más simple. Prométeme que no te la quitarás por nada en el mundo.
