Espiral (fanfic Raura)

Capítulo 24: Amber

Al día siguiente aún me sentía terriblemente mal por los acontecimientos. Así que para despejar mi mente decidí hacer algunas tareas que tenía algo atrasadas; debo decir que eso me relajó bastante. Después hice mis tareas del hogar y limpié mi cuarto –que buena falta le hacía–.

Había decidido ver películas lo que restaba de la tarde, pero como siempre ocurría, el destino tenía otras cosas preparadas.

El timbre de mi celular comenzó a sonar. Atendí la llamada; era Laura.

–Hey hola–dije.

–Hola Ross. ¿Estás ocupado? –se escuchaba nerviosa.

–Eh, pues no, no en realidad. ¿Qué pasa?

–Pues Vanessa salió de la ciudad por el trabajo y yo… bueno, no sé, el departamento se siente grande. Y después de lo que pasó el otro día…

–¿Quieres que vaya? –interrumpí.

–A cambio te ofreceré pizza y palomitas, y una película–casi pude sentir cómo sonreía.

–De acuerdo.

Colgué, me cambié de ropa y salí rumbo al departamento de Laura. Antes me aseguré de pasar por una florería para comprarle una rosa; no era la gran cosa pero estaba seguro de que le gustaría.

Al llegar toqué el timbre y pasé una mano por mi cabello para asegurarme de que estuviera en su lugar. Justo cuando terminaba Laura abrió la puerta.

–Hey, ¡hola! –una sonrisa jugueteaba en sus labios.

–Hola. Yo, eh, te traje esto–le entregué la rosa.

Ella abrió mucho los ojos, sorprendida. Tomó la flor entre sus manos, y la acercó a su nariz para absorber el aroma. Luego me miró a los ojos.

–Esto es… es muy hermosa, gracias–sonrió.

–No es tan hermosa como tu–contesté riendo ligeramente para que no lo tomara tan enserio.

–Oh vamos–torció los ojos–anda, pasa.

Ambos entramos al departamento; en la sala de estar ya había pizza y un bowl enorme de palomitas.

–Pero qué, ¿vamos a comer sólo nosotros o has invitado a un ejército? –pregunté en broma.

–No, sólo que… bueno, quería disculparme por lo de la otra vez, tu sabes, y espero no haberte causado problemas–contestó mientras ponía la rosa en un vaso con agua.

–Bueno… así como que problemas serios, no. O eso creo. Tu padre–carraspeé–es decir, el arquitecto, sólo se molestó un poco, amenazó con quitarme la pasantía, pero nada grave–me encongí de hombros.

–Oh–Laura abrió mucho los ojos–lo siento Ross, de verdad que no quería provocar esto, sé lo importante que es para ti…

–No pasa nada–hice un gesto con la mano quitándole importancia–además, conté con el apoyo de Amber, ella amenazó a Damiano con irse también si me “despedía” de la pasantía. Y naturalmente a él no le conviene perder a sus “estrellas” de la noche a la mañana.

Laura se sentó en el sillón e hizo una seña para invitarme a sentarme también. La imité.

–Amber es, uhm–carraspeó–¿Amber es tu… novia?

–¿Qué? Diablos, ¡no! –contesté sorprendido–¿qué te hace pensar eso?

–Bueno no sé, me he dado cuenta de que hay algo entre tu y ella…

–De ninguna manera–la interrumpí–Amber es sólo una parte de mi pasado que jamás quiero recordar.

–¿Por qué? –ahora Laura se veía interesada.