Espiral (fanfic Raura)

Capítulo 20: Cartas sobre la mesa

–Hola–dije entrando a casa y cerrando la puerta.

–Hola–contestó Laura secamente.

–Yo, eh…

–Creo que mejor me voy.

–¿Qué? ¡No! –me paré en la puerta, bloqueándola.

–Ross, muévete.

–No.

–Muévete.

–Dime a que viniste.

–A nada. Muévete.

–No, no me voy a mover–la reté–dime a que viniste, y tal vez me mueva.

Laura me miraba furiosa, pero soltó un largo suspiro.

–Te traje brownies–señaló un bowl que estaba en la mesa; ni siquiera había visto que entró con él–y quería saber si puedo quedarme aquí de nuevo.

–Gracias por los brownies. ¿Pasó algo? –inquirí acercándome a ella.

–Me peleé con mi hermana–su hermoso rostro se arrugó haciendo una mueca de enojo–no quiero hablar de eso. Quiero un lugar donde pasar la noche, pero creo que este no es el lugar indicado.

–Hey, claro que lo es–intenté abrazarla pero ella evadió mis brazos–sabes que conmigo siempre estarás segura.

–¿Y quién era ella? –enarcó una ceja y se cruzó de brazos.

–¿Maia? Es sólo una amiga…

–Claro, una amiga. Tal vez yo debería pasar la noche con mi amigo David.

Me quedé frío, pero ella no cambio su postura, y su mirada seguía impenetrable.

–Tu realmente no quieres decir eso–susurré–lo dices porque estás enojada.

–¿Yo? ¿Enojada? –soltó una carcajada amarga–claro que no. ¿Por qué debería estar enojada de que tú tengas una relación si yo cojo con quien quiero y cuando quiero? –su mirada ahora era dura.

–Estás mintiendo–dije algo dolido.

–Tú sabes que no. Puedes preguntarle a quien quieras.

–Pues no eres la única que lo hace, cariño. Yo también puedo estar con quien quiera y cuando quiera. ¿O acaso no lo hice contigo?

De nuevo su palma derecha impactando en mi mejilla.

–¡Eres un estúpido! –Tomó el bowl de los brownies y lo dejó caer al suelo–¡un grandísimo estúpido!

Salió de la casa hecha una furia.

–¡Santo cielo, es que una nunca puede estudiar a gusto…!–Rydel se quedó callada al contemplar el escenario–¿pero qué ha pasado aquí?

–Nada, no ha pasado nada–dije tomando mis llaves y mi celular.

Salí rápidamente de la casa y subí a mi auto. Conduje unas cuantas cuadras a la redonda, pero no había señales de ella. La llamé cientos de veces, pero cada una de ellas me mando al buzón. Ella no podía ser tan rápida, y tampoco podía haberse desaparecido de la faz de la Tierra. Pero al parecer la lógica no tenía sentido en este momento.

Después de una hora de buscarla, me di por vencido y volví a casa. Rydel estaba trapeando; no había ni señal de que hubiese habido brownies esparcidos por el suelo. Aún así, yo sentía la fragancia de tabaco y vainilla invadir el ambiente.

–Hola–dije tímidamente.

Si las miradas mataran, Rydel me tendría enterrado ya.

–¿Sabes que mañana tengo un importante quiz de ciencias, y que en vez de estar estudiando estoy aquí limpiando tu desastre por si llegaba Riker?