Capítulo 22: My heart's made up on you

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Le pagué al chofer del taxi y entramos al hotel. Algo elegante, pero no demasiado; sólo lo necesario para pasar la noche, pues no teníamos a dónde ir. A mi casa definitivamente no, Riker me mataría si llevara a Laura en este estado; y a su casa tampoco podíamos ir, porque no sabía si Laura tendría llaves, y además sería el primer lugar en que la buscarían. Así que lo único que se me ocurrió fue esto, quedarnos en un hotel.

Alquilé una habitación con todos los servicios –baño con regadera y tina, televisión por cable, servicio a la habitación, internet, entre otros–, me entregaron la llave y fui directo al ascensor. Lo último que necesitaba era que la gente pensara que ella era una prostituta a la que le había pagado por una noche o algo así.

Entramos en la habitación y tumbé a Laura en la cama. Había parado de llorar pero ahora balbuceaba cosas sin sentido, supuse que era por el alcohol que había ingerido. Alcohol y a saber cuántas cosas más.

Justo como si Dios quisiera jugarme otra broma más, ella vació el estómago sobre la alfombra. Apenas y tuve tiempo de recogerle el cabello y ponerla boca abajo para que no se ahogara.

Cuando me aseguré que hubiera terminado de vomitar, me dirigí al baño, puse a Laura sobre el suelo y abrí la regadera para llenar la tina con agua casi fría. Una vez llena, cerré la llave y desnudé a Laura, sin ningún morbo de por medio; en realidad estaba más preocupado, porque se veía tan mal que me parecía que en cualquier momento se desmayaría.

Así que, apartando olímpicamente la mirada de su cuerpo, la metí a la tina. Ella se quejó inmediatamente, comenzó a chapotear algo asustada; había un pequeño cuenco en el tocador para poner el jabón de manos, pero en vez de eso lo usé para echarle agua sobre la cabeza poco a poco. Después de un rato comenzó a relajarse y a recobrar la conciencia.

–¿Por qué rayos me has metido aquí? –comenzó a decir titiritando

–Estabas ebria, demasiado, y necesitaba que reaccionaras, y además vomitaste sobre la alfombra–eché otro poco de agua sobre su cabeza.

–Rayos–hizo un gesto de repulsión.

–No te preocupes. No es la primera vez.

–Lo siento por eso–se sonrojó.

Nos quedamos otro rato callados hasta que eventualmente ella dejó de titiritar.

–¿Puedo preguntarte algo? –dije como quien no quiere la cosa.

–Claro.

–¿Tienes algo más en el cuerpo que alcohol?

Me miró fijamente unos segundos, para después bajar la mirada avergonzada.

–Te prometo que no volveré a hacerlo. Tal vez tomé algo de LSD…–ahora parecía culpable–pero, te juro que desde lo de Jim ya no lo había hecho, es sólo que estaba tan enojada con Damiano y Vanessa, que necesitaba algo, pero no quería. Lo juro.

–Así que LSD–dije pensativo–entonces… ¿no deberías estar alucinando o algo así? –me sentí estúpido al hacer la preguntaba, pero no estaba nada familiarizado con las drogas.

Ella rió ante mi comentario, y me sentí más estúpido aún.

–No. Es decir, sí, debería, pero hace horas que la tomé, ya paso el efecto. Pero la combiné con demasiado vodka y alcohol barato, y muchos cigarrillos–bajó la mirada y acarició la superficie del agua, cohibida.

Ambos guardamos silencio, y uno bastante incómodo.

–¿Te sientes mejor? –dije desesperado por escuchar su voz.

Espiral (fanfic Raura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora