Capítulo 13: Un rayo de luz

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Durante tres días estuve un poco depresivo. Mi celular sonaba constantemente pero en realidad no quería hablar ni ver a nadie. Pasé mucho tiempo en mi habitación, pero poco a poco lo fui asimilando.

Finalmente al tercer dia estaba haciendo de comer cuando tocaron la puerta. No presté atención hasta que escuché voces femeninas provenientes de la sala. Salí a ver: seguro era Zoey.

Para mi sorpresa, era otra persona.

–Hola Ross–saludó Maia.

Se veía adorable en su camisa a cuadros y pantalones vaqueros de mezclilla. Su cabello estaba suelto, al natural, con esos ligeros rulos que tenían. Toda ella era natural, no como Lau…

–Hola–saludé sorprendido–¿cómo llegaste aquí?

–Yo la invité–dijo Rydel.

–¿Se conocen? –pregunté confundido.

–No… perdona, yo estuve como loca llamando a tu celular y en una de tantas tu hermana contestó y me dio la dirección… perdona, no quise molestarte–Maia miró al piso, cohibida.

–Oh no, no molestas–dije–eh, bueno, sólo dame cinco minutos para ducharme o algo…

–O tan siquiera quitarte el mandil–dijo Rydel reprimiendo una risita.

Rayos. Mientras cocino siempre uso mandil: y ahora Maia seguro se reía de mí internamente.

Las dejé solas en la sala y subí a mi habitación; cogí alguna ropa y me metí al baño. Fue la ducha más rápida de toda mi vida.

Bajé las escaleras deseando que Rydel no haya abierto su bocota y haya dicho alguna indiscreción.

–…oh, y en esta, es una historia muy divertida: estábamos jugando con el lodo a la comidita; Ross siempre hacía pasteles y los probaba para “ver si habían quedado bien de azúcar” –Rydel sostenía en sus manos el álbum familiar mientras Maia se partía de la risa.

¿Ya había dicho que Rydel se comporta como madre algunas veces? Bueno, eso implica también avergonzarnos con el álbum familiar.

–No pierdes oportunidad de humillarme–dije uniéndome a la conversación.

–Tú sabes que no–Rydel sonrió–sólo entretenía a nuestra invitada.

–Que acomedida–rodé los ojos.

–Tranquilo, no me ha dicho nada demasiado vergonzoso–dijo Maia.

–Menos mal–le sonreí.

–Bueno chicos, yo me voy a mi cuarto. Maia, deberías obligar a Ross a que te lleve a su cuarto, a ver si no le da vergüenza lo sucio que está.

–¡Rydel! –interrumpí avergonzado.

–¿Qué? Está pidiendo a gritos una limpieza.

Maia soltó una carcajada contagiosa; no pude evitar reír junto con ella. Rydel subió a su habitación.

–Bueno, subamos a limpiarla entonces–dijo Maia poniéndose de pie.

–Claro que no, jamás permitiría que hicieras eso–maldita Rydel, me las pagaría.

–Anda, no creo que sea tan difícil. Además, limpiar siempre relaja y sube el estado de ánimo.

Ella subió las escaleras sin que yo pudiera detenerla. Derrotado, la seguí y le señalé mi habitación. Al abrir la puerta, ella reprimió un quejido.

Normalmente yo era limpio en mi habitación, pero estos días había estado tan ocupado autocompadeciéndome, que la había descuidado. El lado de la habitación de Rocky estaba bastante ordenado, y el mío… bueno.

Espiral (fanfic Raura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora