Capítulo 28: Fixing up

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–Ross, Ross, despierta. Riker quiere vernos a todos abajo.

Rydel me removía suavemente intentando despertarme. Enfadado, enterré aún más mi cabeza en la almohada.

–Ross, vamos, ¡levántate! Riker está que hecha chispas–el ruego en su voz era evidente.

Resignado, me incorporé rápidamente; seguro se estaba llevando una batalla campal entre Rocky y Riker.

–¿Dónde están?–pregunté.

–Abajo en el comedor. ¡Corre!

Bajé de un salto las escaleras y entré en el comedor. Riker estaba totalmente erguido, Riker estaba frente a él y Ryland estaba sentado en una silla, con cara de incomodidad.

–¡Estoy harto de esto, Rocky! De tener que soportar tus malos ratos, tus cambios de humor, ¡tus borracheras! La última vez que fui a sacarte de la comisaría te lo advertí: no estoy dispuesto a volver a mover ni un dedo por ti. ¡Ni uno!

–¡Nadie te está pidiendo que lo hagas!–gritó Rocky–, ¡nadie te pidió que jugaras al padre cuando mamá y papá murieron! ¡No te pedí que te hicieras responsable de mí, así que deja de hechármelo en cara...!

¡Y pum! Riker le soltó un golpe a Rocky en el rostro. Corrí a detener a Rocky, que estaba a punto de responder al ataque, mientras Ryland sostenía a Riker, que a su vez intentaba golpear aún más a Rocky.

–¡Eres un malagradecido! ¡Les di todo, me sacrifiqué por ustedes! ¡Y así es como me pagan...!

–¡Basta!–grité–¡basta ya! ¡Sólo se están lastimando!

Ambos forcejearon un poco más, pero Riker fue el primero en calmarse. Por alguna especie de milagro y fuerza sobrehumana logré conducir a Rocky afuera. 

–¡Pero te vas a arrepentir! ¡Yo no te debo nada, maldito...!–gritaba Rocky aún furioso mientras forcejeaba conmigo para no subir al asiento del copiloto.

Una vez que logré que subiera, puse el auto en marcha y conduje casi una hora hasta llegar a Coney Island. Era sábado y por lo normal esta playa estaba bastante llena de gente, pero apenas eran las nueve de la mañana, y era una mañana especialmente fría. Había unos cuantos turistas, pero ellos estaban en lo suyo. Bajé a Rocky a empujones del auto.

–¿No crees que ya estamos algo grandes para Coney...?–comenzó a decir él.

Sin poder evitarlo, le solté un golpe, que lo tumbó hacia atrás. Se quedó totalmente anonadado, y yo también; pero después de todas las cosas hirientes que le había dicho a Rocky, no pude evitarlo.

–Perdona–dije algo arrepentido–, pero lo merecías.

–¿Que yo...? ¡¿Qué demonios te pasa, Ross?! Me haces tener el culo pegado al asiento mas de una hora para traerme a este estúpido lugar, ¡¿y ahora me pegas?!–estaba realmente furioso.

–¡Sí, y lo mereces por ser tan estúpido! ¡Y creeme cuando te digo que me estoy conteniendo ante todos los insultos que quiero decirte!–contesté.

Rocky me miró con los ojos como platos. Que yo recordara, jamás habíamos peleado; es decir, habíamos tenido diferencias, pero nunca habíamos llegado a los golpes. Y mucho menos alguno de nosotros había insultado a Riker.

–Pero tu oíste todas las boludeces que estaba diciendome Riker. Yo no le pedí...

–Sí, bueno, nadie pidió que papá y mamá muriera. Nadie le pidio a Riker que se hiciera cargo de nosotros cuando pasó el accidente. Nadie le pidió que se matara trabajando turnos extras para podernos dar la buena vida que tenemos. Nadie le pidió que nos ayudara a pagar la cuota de la universidad cuando el dinero de la herencia se terminó y nuestros trabajos de verano no daban lo suficiente, y nadie le pidió que fuera a todos los citatorios de Rydel o a la obras de teatro de Ryland. Pero lo hizo; y tú, ¿te rompen el corazón y quieres mandar todo por la borda?–bufé.– Eres patético, Rocky.

Espiral (fanfic Raura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora