Estabas dando vueltas de un lado a otro en el gran salón de la torre Stark, estabas preocupada, no sabías que le ibas a regalar a tu novio y mucho menos a tu mejor amiga y para ti eso es muy malo.
— Ya deja de caminar así oh le harás un hollo a la torre — dijo Tony acercándose a ti.
— Lo siento, es que no tengo idea de qué regalarle a Nat y a Steve — dijiste en un bufido.
— Ok, entiendo que no sepas que regalarle a Natasha, pero a Steve, ¿Es enserio? — hizo una expresión incrédula.
— Si, es súper enserio, no se qué regalarle — Tony rodó los ojos y se cruzó de brazos.
— ¿Por qué no le dices lo que descubriste hace dos semanas? — cuestiona Tony y tú pones los ojos en blanco, para luego jugar con tus manos nerviosa.
— ¿Crees que sea el momento? — cuestionaste en un susurro que el logro escuchar.
— Por supuesto, que mejor regalo que ese — se encogió de hombros — y no te lo digo como tú compañero de equipo, te lo digo como tu hermano, sé que al fósil le gustará el regalo — te guiño un ojo.
— Está bien, gracias por todo, solo me falta el regalo de Nat — soltaste un bufido.
— Descuida, aún tienes tiempo — suspiró — bueno te dejo, tengo que terminar de preparar el regalo de Pepper — asentiste y el se retiró.
No puede ser tan difícil encontrar el regalo perfecto para Natasha, ¿Oh sí?. Te pasaste el resto de la tarde preparando el regalo de Steve y por suerte ya tenías el de Nat gracias a la ayuda de tu hermano, fuiste a tu habitación para vestirte para la cena, pues a las doce abrirán los regalos.
Te diste una ducha bien larga, al salir te vestiste de una manera adecuada para la ocasión y luego peinaste tu cabello, para finalizar, te maquillaste levemente. Te miraste en el espejo y sonreiste.
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Alguien tocó la puerta y te aproximaste para abrir. Steve se encontraba frente a ti y se veía muy guapo.
— Estás hermosa, princesa — dijo para luego robarte un beso, agradeciste que tú labial fuera mate.
— Gracias, te ves muy guapo — sonreiste. El te ofreció su brazo y se dirigieron a el gran comedor de la torre, donde ya la cena estaba más que lista.
Se acomodaron en la mesa y saludaron a todos, y después de dar las gracias por la maravillosa cena, se dispusieron a cenar.
— Thor, come más despacio — dijo Wanda.
— Lo siento — se disculpó apenado y luego se comió un mulo de pollo completo. Soltaste una risita y seguiste cenando.
Todos terminaron de cenar y se levantaron con su copa de vino, a exepsión tuya, ya que estabas tomando jugo de naranja.
