La Vida Diaria De La Granjera (4)

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—…Ciertamente.
Realmente era bueno.
La granjera asintió con su cabeza.
Las cosas serían mejores si no hubiera goblins.

El camino gradualmente mejoró, y solo podían distinguir los edificios en el horizonte mientras el bullicio de la ciudad llegaba a sus oídos. Aquí, como en la mayoría de pueblos, el Edificio
del Gremio estaba justo después de la entrada. También era el edificio más grande de la ciudad, elevándose sobre sus alrededores, incluso más grande que el Templo de la Madre Tierra con su enfermería adjunta. Ostentosamente, esto era porque muchas personas de fuera de la
ciudad vendrían buscando el Edificio del Gremio y necesitarían encontrarlo fácilmente.
La granjera, por primera vez, estaba feliz de encontrarlo fácilmente.
El Gremio también afirmaba que querían ser capaces de aprehender rápidamente a cualquier sinvergüenza que estuviera haciéndose llamar aventurero.
De nuevo, era difícil diferenciar a los aventureros de los matones comunes.
Ella vio todas las variedades de raras armaduras usadas por personas caminando por las calles y él con su casco de acero, aunque estuvieran en medio del pueblo, e hizo una sonrisa
irónica.
—Espera, ¿está bien? Solo voy a bajar la entrega.
—Entendido.
La granjera rápidamente dejó los productos en la entrada de servicio en la parte trasera del edificio, entonces exhaló mientras limpiaba el sudor de su frente. Ella hizo sonar la campana
para llamar al cocinero, le mostró una hoja de cálculo para confirmar que había traído todo como se pidió, y pidió su firma. Ahora todo lo que necesitaba era la firma de la recepcionista, y su entrega estaría terminada.
—Lamento hacerte esperar.
—No hay problema.
Él aún estaba ahí cuando ella se dirigió a la entrada principal, aunque ella sabía que estaría ahí.

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Mientras pasaban a través de la puerta del Edificio del Gremio juntos, el alivio momentáneo del sol fue barrido por el calor corporal colectivo de todas las personas agrupadas en el edificio.
El Edificio del Gremio era tan animado como siempre.
—Voy por esa firma.
—Entendido.
Afuera él había esperado por ella, pero adentro se separarían.
Él se dirigió a una fila de asientos a lo largo de la pared y se sentó en con autoridad, como si estuviera reservado para él. La granjera se despidió ligeramente con la mano, y entonces se dirigió al escritorio de la recepción, donde una línea de visitantes esperaba. Había aventureros, personas llenando misiones, y perchas de todo tipo. Comerciantes desde herreros hasta
prestamistas, desde mercaderes hasta vendedores ambulantes de medicina. Se le ocurrió que aventurarse tenía más gastos de los que aparentaba.
—Así que, escucha. Este troll venia hacia mí, ¿cierto? ¡Pero yo estaba como, ¡Hoy no! y pasé de él!
—Oh vaya, eso suena muy agotador. Tal vez deberías probar una poción de resistencia.
La granjera vio a un aventurero con una lanza, relatando ansiosamente sus hazañas a la chica en la recepción. Su impresionantemente delgado cuerpo, que parecía compuesto casi
completamente de musculo sólido, hablaba de su fuerza. La etiqueta alrededor de su cuello mostraba que él era un aventurero de rango Plata.
La granjera sabía que este era el tercer rango más alto en la jerarquía del Gremio. Ella lo sabía porque también era su rango.
— ¿Poción de resistencia? ¿Quién la necesita? Nena, acabo de enfrentar un troll con nada más que mi lanza. ¿Qué piensas de eso?
—Oh, he oído que tan temibles son los trolls… Mientras ella empezaba a sentirse inquietada, buscando palabras, los ojos de la recepcionista se posaron sobre él sentado por la pared.
— ¡Oh! Su rostro se iluminó instantáneamente.
—Ugh. Goblin Slayer. El sujeto de la Lanza hizo un alboroto mientras seguía la mirada de la recepcionista.
Tal vez él había hablado un poco muy fuerte. El alboroto del Edificio del Gremio se elevó
mientras primero un visitante, luego otro miraba en su dirección.
—No puedo creer que él también sea un rango Plata. Un elegante caballero estaba sacudiendo su cabeza con disgusto. Las cicatrices en su armadura plateada hablaban de muchas batallas

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y la hacía más sorprendente. — ¿Quién sabe si puede luchar contra algo más grande que un goblin? ¿Un ‘especialista’? ¡Heh! ¡Le dan un rango Plata a cualquiera estos días!
—Déjalo. Él nunca ha tenido algo que ver con el resto de nosotros, de todas formas. ¿A quién le importa lo que haga?
Un gran guerrero le dio al Caballero un despectivo movimiento con la mano. ¿Era idiotez o valentía lo que le dejaba verse tan cómodo en su armadura de aspecto villanesco? Ambos, él y caballero tenían una placa de plata, así que tampoco eran ningunos novatos.
Aunque dos chicos siguieron hablando. Cada uno tenía una daga, un bastón, y una túnica.
— ¡Míralo! dijo uno. — ¡Nunca he visto una armadura así de sucia!
—Sí, incluso nosotros tenemos mejores cosas que él…
Su equipamiento era cada pedazo tan barato como la de él, pero para ellos era ‘mejor’ en que no tenían siquiera un rasguño.
—Paren, un paladín femenino cerca de la edad de los chicos dijo con reproche. — ¿Qué pasa si los escucha? Estoy segura de que es un novato como nosotros. El ridículo en sus voces
estaba teñido de alivio en encontrar a alguien más tan patético que ellos. No mostraron señales de notar la etiqueta de plata en su cuello.
—Heh-heh-heh… Una hechicera con un sombrero puntiagudo y una túnica escandalosa parecía estar disfrutando el intercambio. Ella era llamada bruja y era una usuaria de magia de rango Plata. Ella abrazó su bastón seductoramente y se recostó cerca de la pared más alejada de lo que estaba pasando.
Los susurros se esparcieron a través de la habitación. Aquellos que lo conocían y aquellos que no, todos murmurando juntos.
Y en medio de todo, él se sentó silenciosamente en su asiento como si no le importara.
—A él no le importa. No está actuando – realmente no le importa. Así que supongo que no hay punto en enojarme por él…
La granjera contuvo su lengua, pero no estaba feliz.
En ese momento, con el ceño fruncido aun fijo en su rostro, ella se encontró con los ojos de la Recepcionista. Detrás de su perpetua sonrisa, ella tenía la misma expresión que la granjera.
Resignación. Enojo. Disgusto. Y… el reconocimiento de que no había nada que pudiera hacer.
—Sé cómo te sientes.
La granjera cerró sus ojos por un segundo y suspiró.

Globin Slayer 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora