La Vida Diaria De La Granjera (6)

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—S-sobre el otro día…
El alto y agudo tono en sus palabras debe haber sido a causa de los nervios, de seguro.
— ¡C-creo que destruir toda la cueva con esa mezcla de fuego fue demasiado!
— ¿Por qué es eso? Él continuó sonando como si nada de esto le sorprendiera. —Difícilmente podemos dejar a los goblins ahí.
—S-sí, pero que… ¿qué pasa con las consecuencias? ¿Y si toda la montaña hubiera caído?
—Estoy más preocupado por los goblins.
— ¡Lo sé! ¡Estoy tratando de decirte que esa visión tan corta es el problema!
—…Ya veo.
— ¡Y-y otra cosa! ¡Creo que la forma en que te deshaces del… del olor debería ser un poco…
un poco más…! Ella empezó a inclinarse en su asiento mientras hablaba.
Su tono sugería que él se estaba irritando.
—Así que, ¿has aprendido los tiempos de ataque?
La sacerdotisa tragó, atrapada con la guardia baja por el súbito cambio de tema.
La granjera, inocentemente escuchando a escondidas, se rio para sí misma.
Él no ha cambiado ni un poco desde que éramos jóvenes.
—Es… temprano en la mañana o tarde en la noche. La sacerdotisa respondió, mientras trataba de mostrar con su expresión que ella no lo dejaría ir fácilmente.
— ¿Por qué?
—P-porque esas son las noches y mañanas para los goblins, respectivamente.
—Correcto. Mediodía es medianoche para ellos. Su guardia es más estrecha entonces.
Siguiente pregunta: ¿Cómo atacas un nido?
—Bueno… si es posible, haces fuego para echarlos con el humo. Porque es… es peligroso… dentro del nido.
—Cierto. Solo entra cuando no tengas tiempo o ninguna otra opción. O cuando quieras asegurarte de haber asesinado cada uno de ellos.
Él la interrogó mientras ella luchaba por encontrar respuestas.

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— ¿Objetos?
—Principalmente pociones y antorchas.
— ¿Eso es todo?
—Y-y cuerda. Siempre hay un uso para la cuerda… supongo.
—No lo olvides. Hechizos y milagros.
—T-tus objetos pueden a menudo ser sustituto para hechizos y milagros, así que deberías guardar tu magia para cuando la necesites.
—Armas.
—Um, deberías tener…
—No, no deberías. Tómalas del enemigo. Tienen espadas, lanzas, hachas, garrotes, arcos.
No necesito ninguna herramienta especial. Soy un guerrero.
—…Si, señor. Ella asintió como una niña que había sido regañada por su profesor.
—Cambia tus armas, cambia tus tácticas. Hacer lo mismo una y otra vez es una buena manera de hacer que te maten.
—Um, ¿podría… escribir esto?
—No. Si te quitan las notas, aprenderían de ellas. Tienes que saber todo de memoria.
Él habló calmadamente mientras la sacerdotisa trabajaba para grabar esas palabras en su memoria. Realmente parecía como la ida y vuelta entre un profesor y su pupilo.
¿Alguna vez habló tanto? La granjera cambio intranquilamente cuando la pregunta surgió en su mente.
Ella no podía entender porque se sentía tan intranquila. Ella quería obtener esa firma tan pronto como pudiera e irse a casa.
—Muy bien, dijo él, parándose de repente. Mirando alrededor, ella se dio cuenta que la multitud de aventureros estaba solo arrastrándose hacia sus misiones. Había mucho que hacer – preparar equipo, surtirse de comida, suministros, y reunir información.
La sacerdotisa se apresuró a mantenerse con él mientras él trotaba hacia la recepcionista sin siquiera mirar a los aventureros que partían.
—Ah…

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La granjera había perdido su oportunidad de nuevo. Su voz, así como una mano estirada, quedó colgada en el aire.
— ¡Oh, Goblin Slayer-san! ¡Buenos días! ¡Qué bueno verte de nuevo hoy!
La voz y rostro de la recepcionista cargaban todo el brillo que le faltaba a la granjera.
— ¿Algún goblin?
— ¡Sí! Hoy no hay muchos, me temo, pero hay tres misiones involucrando goblins.
Mientras estaba ahí calmadamente, la recepcionista recogió algunos papeles con mano hábil.
Ella parecía haberlos preparado de antemano.
—La villa por las montañas del oeste tienen un nido mediano. La villa por el río del norte tiene un nido pequeño. Y hay un pequeño nido en los bosques del sur.
— ¿Villas de nuevo?
—Sí. Todos son granjeros, como siempre. Me pregunto si los goblins los eligen como blanco.
—Tal vez. Él había tomado sus palabras de broma en total seriedad. — ¿Alguien ha sido
tomado en alguna de estas misiones?
—Sí. Un grupo de novatos en los bosques del sur. Esa es una misión de un pueblo cerca del bosque.
—Novatos, él murmuro. — ¿Quién estaba en su grupo?
—Veamos…, la recepcionista dijo. Ella lamió su dedo y empezó a pasar las hojas de papel. —
Un guerrero, un mago, y un paladín. Todos de rango Porcelana.
—Hmm. Eso está muy bien balanceado.
—Estaban aquí antes… ¿Solo tres personas? ¡Nunca sobrevivirán! El chirrido en pánico de la sacerdotisa contrastó bruscamente con su moderada evaluación. —Quiero decir, nosotros teníamos cuatro, y…
Ella se puso pálida y tembló ligeramente. Ella agarró su bastón fuertemente. La granjera miró lejos, el intranquilo sentimiento continuó creciendo agudamente dentro de ella.
¿Por qué no se había dado cuenta antes?
—Él conoce a una aventurera en su primera misión… una aventurera…
Ella debería haber entendido lo que eso significaba.

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