La Vida Diaria De La Granjera (7)

7 0 0
                                    

—Traté de explicarles… de verdad. Pero insistieron en que estarían bien, la recepcionista dijo intranquilamente. Ella obviamente conocía la historia de la sacerdotisa.
Pero al final del día, los aventureros eran responsables de sí mismos. La sacerdotisa miró hacia él de forma suplicante.
— ¡No podemos dejarlos! Si no los ayudamos…
Su respuesta fue inmediata.
—Ve si quieres.
— ¿Qué…?
—Voy a tomar el nido de la montaña. Después de todo, un hobgoblin o un chamán deberían estar ahí. La sacerdotisa lo miró vagamente. No había forma de adivinar la expresión escondida detrás de su casco. —Con el tiempo, ese nido crecerá, y entonces las cosas se pondrán peor. Tengo que cortarlo de raíz.
— ¡Así que… ¿solo vas a abandonarlos?!
—No sé lo que crees que soy, él respondió con una firme sacudida de su cabeza, —pero hay que encargarse de este nido. Como dije, puedes ir por ti misma si quieres.
— ¡P-pero entonces enfrentaras el nido de la montaña solo, ¿no es así?!
—Lo he hecho antes.
— ¡Ahhhh! Dijo la sacerdotisa, mordiendo fuertemente su labio.
Incluso desde donde estaba, la granjera podía ver a la sacerdotisa sacudiéndose. Pero su rostro no sugería miedo.
— ¡Eres imposible!
— ¿Vienes?
— ¡Por supuesto que voy!
—La escuchaste.
— ¡Oh, muchas gracias a ambos! La Recepcionista dijo, inclinando su cabeza con suma gratitud. —Ningún otro aventurero experimentado tomaría misiones de goblins…
—Experimentado, mi trasero, murmuró la sacerdotisa toscamente, mirando a su etiqueta de Porcelana. Ella se veía como un niño haciendo pucheros.
—Ha-ha-ha… Bueno, ya sabes… Así que, ¿ambos irán?

~~~~~~~~~~
—Sí, dijo la sacerdotisa asintiendo a regañadientes.
— ¡Sobre mis objeciones!
Él siempre estaba preparado, así que con el trabajo administrativo hecho, estaban listos para partir inmediatamente.
Iban a pasar por la granjera en camino a la puerta. No había otra salida del edificio. ¿Qué debería – o no – decir? Confundida, varias veces abrió su boca como para decir algo.
Pero al final, ella no dijo nada.
—Estoy en camino.
Fue él quien, como siempre, se detenía directamente en frente de ella.
— ¿Qué? Oh… Sí.
Ella asintió. Hubo una gran pausa antes de que lograra exprimir dos palabras más.
—Cuídate mucho.
—Tú, también, cuídate de camino a casa.
La sacerdotisa asintió cuando pasó, y la granjera respondió con una sonrisa ambigua.
Él nunca miró hacia atrás.

La granjera regresó a la granja por sí misma, tirando del carro vacío, y atendió a los animales sin decir nada.
Mientras el sol subía lento pero seguro en el cielo, ella almorzó un sándwich sobre el pasto. Y cuando el sol se había deslizado de regreso hacia el horizonte, ella cenó en la mesa con su tío. Ella no pudo saborear la comida.
Después de la cena, ella salió. Un viento frío nacido de la noche se frotaba contra sus mejillas.
Cuando miró hacia arriba, ella pudo ver todo el vasto cielo con muchas estrellas y dos lunas.
Ella no sabía mucho sobre aventureros o goblins. Ella no había estado en su pueblo cuando los goblins atacaron hace diez años.
Ella había estado en la granja de su tío, ayudando con el nacimiento de un becerro. A su tierna edad, ella no se dio cuenta de que era solo una excusa para dejarla jugar.
Era pura suerte que ella hubiera evitado la catástrofe. Solo suerte.

~~~~~~~~~~
Ella no sabía lo que había sucedido con sus padres. Ella recordaba enterrar ataúdes vacíos.
Ella recordaba al sacerdote decir algo, pero todo lo que sabía entonces era que su madre y padre ahora se habían ido.
Ella recordaba estar sola al principio, pero ella ya no lo sentía.
Y siempre estaba el ‘y sí’. Si ella no hubiera peleado con él ese día. Si ella le hubiera pedido a él ir con ella.
Tal vez las cosas hubieran sido diferentes. Solo tal vez.
—Quédate hasta tarde, y lo tendrás difícil mañana en la mañana, una voz áspera resonó sobre
el sonido de pasos en la maleza.
Ella se giró y vio a su tío, con la misma expresión preocupada que había
tenido esa mañana.
—Lo sé. Iré a la cama en un rato, ella prometió, pero su tío sacudió la cabeza con el ceño fruncido.
—Él tiene que cuidarse a sí mismo, pero tú también. Le dejé quedarse aquí porque me paga, pero sería mejor si te mantienes alejada de él.
Ella mantenía silencio.
—Sé que son viejos amigos, pero algunas veces el pasado solo es pasado, dijo. —Él no es el mismo. Está fuera de control.
Tú deberías saber eso.
La granjera solo sonrió a su amonestación.
—Tal vez. Pero aun así…
Ella miró hacia las estrellas. A las dos lunas y el camino que se estiraba debajo de ellas. Aún no había señales de él.
—Voy a esperar un poco más.
Él no regresó esa noche.
Era mediodía del siguiente día cuando regresó. Entonces durmió hasta el amanecer.
El día después de eso, sin mostrar ninguna señal de fatiga, se unió a la sacerdotisa en aventurarse a los bosques del sur.
La granjera luego escuchó que los novatos nunca regresaron del bosque.
Esa noche, ella tuvo ese sueño familiar de nuevo. En el que nunca se había disculpado.

Globin Slayer 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora