Capítulo XXVI "Cambio de curso"

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Bella POV:

Las salas de espera de los hospitales suelen ser lugares diseñados normalmente para transmitir calma a las personas que estuviesen en ellas. Lástima que casi nunca cumpliesen con su cometido.

Como en aquel momento, cuando el ambiente estaba a rebosar de tensión: ninguno sabíamos nada más allá de que Rosalie estuviese sangrando o que los Cullen estaban de camino. Jasper no dejaba de caminar de un lado al otro sin decir una palabra tan siquiera de frustración. Alice permanecía sentada cerca de donde él caminaba pero esperaba paciente a que este rompiera el silencio. Fui incapaz de hacer otra cosa que no fuese emularla, pero desde una ubicación más lejana a ese par por si requerían algo de intimidad.

Emmett irrumpió en el sitio con el rostro ceniciento del susto y una mirada casi maníaca de la preocupación.

—¿Dónde está? —preguntó sin muchas ganas de detenerse.

—La están examinando. No puedes pasar. —gruñó Jasper.

Ni Alice ni yo necesitamos ponernos de acuerdo para, de una manera muy disimulada ponernos en pie para evitar cualquier enfrentamiento que comenzara a volverse físico de un momento a otro.

Emmett se giró hacia él.

—¿Por qué? —preguntó alarmado. Parecía estar demasiado aturdido como para darse por enterado de la beligerancia del hermano de Rose.

—El médico lo quiso así. —tercié.

La llegada de un niño podía ser recibida de muchísimas maneras: algunas repletas de alegría y otras no tanto. Sabía que la noticia de la existencia de este bebé, la cual ahora parecía peligrar, no había sido precisamente celebrada de entrada.

El mismo Emmett me lo había comentado, pero aún así su expresión me hacía entender que en algún punto aquello cambió drásticamente. Y en lo más personal, comenzaba a creer que no solo habían sentimientos por el nonato en ese enorme pecho, si no por la madre también. Solo había que fijarse en como la observaba a escondidas cuando acudía a su casa para impartirle a Edward sus lecciones de piano, o como se ocupaba de que no le faltara nada cuando él se encontraba cerca. Además, cuando se trataba de Rose, un brillo extraño se colaba en su mirada. Algo que en definitiva no había percibido cuando Emmett juraba sentir cosas por mí. En secreto eso me tranquilizaba mucho.

El teléfono de Jasper llamó la atención de casi todos, menos de Emmett, al repiquetear.

—Dime, mamá...—Exhaló sin mucha paciencia. —No, aún no sabemos nada. No vengan, por favor. Prefiero que se queden allí con Charlotte hasta que pueda salir de aquí. No me gustaría que estuviese ella aquí dados los acontecimientos.

Y mientras que la conversación continuaba, el resto de los Cullen se fueron dejando caer en el hospital. Esme se notaba muy preocupada. Edward en cambio se acercó hasta donde me encontraba con una cara de póker, le besé como saludo y dejé que tomara mi mano entre la suya.

—¿Rosalie está mal? —preguntó un poco tenso.

—No lo sabemos, ángel. Aún el médico no nos ha dado información. Puede que no sea nada como puede que sea algo muy grave. Solo nos resta esperar por lo primero.

—¿Qué sería lo más grave que podría pasar?

—Perder al bebé e incluso tener una hemorragia interna y ella... —Me negué a continuar enumerando "los posibles" por temor a conjurar a alguno de estos. Además temía que Emmett alcanzara a escuchar algo de esta conversación y terminara de perder la poca compostura que parecía quedarle.

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