CAPÍTULO XX "Vuelta de Página"

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Bella POV:

Las relaciones de pareja son cosas bastante complejas tanto de explicar como de llevar día con día. No puedes definirlas con exactitud porque siempre habrá alguien con un punto de vista diferente al tuyo y el cual también será válido. Demandan atenciones de los lados involucrados. Y cuando uno de ellos no se dedica tanto como el otro, entonces los problemas hacen acto de presencia.

La falta de comunicación, poca dedicación en la relación, escasez de detalles entre muchas otras razones; son los motivos más frecuentes de los rompimientos. Si me preguntaban por los que yo creía a los que tendríamos que hacer frente Edward y yo, la repuesta sería simple: dejaría que las cosas tomaran su curso, tal cual habíamos hecho hasta ahora.

Nuestra primera cita había sido muy "normal". Fuimos al cine a ver Thor "Un mundo oscuro". Edward no era precisamente fan de los comics; de hecho creo que no lo era de otra cosa que no fuesen las galletas de canela de Alice y la música; el caso es que si bien no le gustó nada que yo quedase flechada con Chris Hemsworth, le encantó la película. ¿Leer cómics? No. Lo odiaba. No soportaba la manera en que tenía que saltar su vista de un lado a otro para leer, y de paso aseguraba que los vibrantes colores de sus páginas le desagradaban a la vista. No había vuelto a pasar por una tienda de cómics desde aquella primera y única vez.

Por mi parte fue entretenida: Me gustaron los efectos, la trama y por sobre todas las cosas; el espectacular cabello dorado largo del sexy dios nórdico. Por supuesto eso no hizo feliz a mi repentinamente posesivo novio.

—¿Qué te llamó la atención de ese hombre? —gruñó.

Fingí suspirar como una niña enamorada solo para irritarlo un poco. En un lado oscuro no muy oculto en mí, me gustaba verlo un tanto molesto porque algún otro hombre pudiese llamar mi atención. Sabía que me iría al infierno, pero en honor a la verdad nunca había asegurado que yo fuera un ángel.

—Me gustaron sus ojos azules. —respondí conteniendo una sonrisa.

—¡Yo tengo los ojos azules! —respondió indignado. Luego pareció pensárselo mejor y se auto corrigió: —Bueno, grises azulados.

—Y esa barba no le quedaba nada mal. —era maligna. Había una puerta en el infierno con mi nombre en ella y un cartel de Reservado.

—¡Era horrible! De seguro le pica mucho a su novia cuando la besa.

Contuve la risa y continué:

—Y me gustó su heroísmo.

Harto de mis comentarios, se adelantó resoplando cuando salíamos del cine en Port Angeles. Lo dejé hacer su pataleta unos cuantos metros más, hasta que llegó a un cruce que nos llevaría lejos de donde yo quería que fuésemos.

—¡Hey...—lo aferré por la cintura— McDonalds es hacia el lado contrario.

Me observó enfurruñado.

—¿A qué vamos a McDonalds?

—¡¿Cómo que a qué vamos, ángel? ¡A llenarnos de comida chatarra! ¿Qué sería de una noche de cine sin calorías?

Le sonreí pero él no me correspondió; así que lo apreté aún más a mi costado y echamos a andar.

—Ángel, no puedes ponerte celoso por un actor de cine. Casi todas las personas tienen un enamoramiento platónico con algún actor o cantante. Por ejemplo: yo tengo un enamoramiento con tres actores: dos británicos y con este australiano. Pero aunque ame verlos en pantalla; no te cambiaría por ninguno de ellos ni en un millón de años.

Corazón de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora