Capítulo XV "Ocaso"

290 19 14
                                    


Emmett POV:

Ben Cheney. Un abogado recién recibido, trabajaba conmigo desde hacía seis meses aproximadamente. El chico era tímido pero agradable. Además, aprendía con rapidez, por lo cual ahora era como una especie de pupilo para mí. Sumado a Lauren Mallory; quien se desempeñaba como mi asistente. Juntos, eran mi staff de trabajo ideal: sin demasiadas personas o egos con qué lidiar. Una relación respetuosa en todos los sentidos y sumamente eficientes trabajando en grupo o individualmente.

Los tenía ahora frente a mí en mi oficina. Estaban al otro lado de mi escritorio muy abarrotado de papeles. Una, al pendiente de cualquier detalle de "última hora" que me obligase a cambiar, sustituir, eliminar o crear algo en mi agenda de trabajo. El otro, se ajustaba las gafas con cansancio. Se notaba a leguas que se había desvelado leyendo y yo sabía muy bien que no había sido algún libro por mero placer. Ben era así de responsable en cuanto a lo que su trabajo se refería.

—Cullen, tenemos un problema con este caso. —puso delante de mí una carpeta de manila en la que la etiqueta decía Eric Yorkie. Rodé los ojos con fastidio.

—¿Ahora que hizo el condenado mocoso malcriado?

—No sé si conoces a Tyler Crowley, mi amigo del departamento de policía de Forks. —asentí—. Bien. Pues como él sabe que estamos trabajando con este chico me hizo llegar a primera hora de la mañana lo que son, sin duda alguna, agravantes para su caso. Parece que nuestro amiguito pasó un fin de semana muy animado cerca del museo maderero de la ciudad, en casa de un amigo suyo. Le detuvieron por conducir en estado de ebriedad y por posesión de estupefacientes.

Golpeé el escritorio con mi puño en un arrebato rabioso. Ya ese puto caso me traía hasta el gorro.

—¡¿Pero es imbécil ese muchacho?! ¡¿Sigue detenido?! —que mañanita de lunes estaba teniendo.

Cheney negó sin abrir los labios.

—Eso quiere decir que le impusieron una fianza; que por supuesto debió haber sido cancelada por su muy protectora mamita. La cual por cierto... ¡No me avisó en lo absoluto! —miré a Lauren. —Haz el favor de llamar a su madre con carácter de urgencia. Y cuando digo urgente me refiero a "lo dejaré podrirse en una correccional hasta que cumpla los dieciocho". —mi asistente salió de allí de inmediato sin replicar.

Ben me observó por encima de las gafas.

—¿Qué piensas hacer, Cullen?

—Lo único racional que resta en esta situación, Cheney. —me froté los ojos con extenuación ¿Acaso algo podía ir bien por primera vez en días? Suspiré derrotado cuando recordé la situación por la que estábamos atravesando en casa, en estos precisos momentos. Tenía ganas de mandar todo a la mismísima...

—Emmett, ya vienen para acá. —apuntó Lauren desde la puerta.

Al menos había "alguien" a quien sí enviaría derechito a la mierda sin remordimiento alguno. Pasados unos minutos me dediqué a revisar algunos casos que ameritaban prioridad y pedirle a Lauren que trajera algunos cafés. Necesitaba estar muy al pendiente y no dejar que nada se me escapara. Justo diez minutos después, aparecieron en mi oficina.

Con los Yorkie en frente: la madre sobreprotectora y alcahueta sempiterna, el padre sometido y casi castrado por la esposa, y para cerrar con broche de oro, tenía al angelito. Al cual yo por cierto tenía la desgracia de representar. Comencé a decirles lo que debía hacía mucho tiempo atrás.

—Buenos días. —dije secamente mientras los miraba directo a los ojos. Me saludaron con una sonrisa seca y nerviosa. Sabían que no los había citado por mera cortesía o para darles una buena noticia—. Me enteré de lo ocurrido el fin de semana.

Corazón de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora