Capítulo XXV "Obstáculos por superar"

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Bella POV:

—¿Por qué tengo que colocarme corbata? —gruñó tironeándose el moño.
Suspiré implorando paciencia tras acomodársela por tercera vez.

—Porque vas a un evento que amerita que uses un traje y una corbata, ángel.

—Pero no me gusta.

Me encogí de hombros.

—No siempre podemos hacer lo que nos gusta. Habrá muchas ocasiones en las que el deber está por encima de nuestros deseos.

Se quedó taciturno por unos instantes dándole vueltas a mis palabras en su muy particular mente.

—¿En qué piensas? —inquirí curiosa.

—En que no estoy de acuerdo contigo. –refutó convencido.

—¿Precisamente en qué, ángel?

—En que no importa lo que tenga que hacer, mi deseo por ti siempre estará por encima. —Nuevamente se había tomado las cosas en sentido literal y en dirección errónea. Sin embargo esta vez me causó un calor agradable en ciertas partes del cuerpo.
Partes que gritaban por ser acariciadas, pero por el momento no podían serlo. No ahora. Había una cena a la que Edward tenía que acudir, y esta vez no estaría yo para decirle qué hacer por primera vez en mucho tiempo. Y puestos a ser honestos, eso me tenía algo nerviosa.

Se suponía que esto era un desafío para él, en el cual tendría que valerse por sus propios medios sin tener a nadie que le guíe en cada paso que debiera dar. Claro que estaría acompañado de su familia, pero ellos le darían la libertad de interactuar en la medida que se sintiese cómodo. Siempre dentro de lo socialmente correcto, claro está.

El volver a utilizar esos zapatos que tanto odió hacía ya unos cuantos meses atrás cuando habíamos conocido a Jasper, tampoco lo hacía sentir cómodo. Tuve que jurarle que le sería más fácil llevarlos si se los colocaba con más frecuencia. Así que desde hacía tres días atrás los estaba "suavizando" para la ocasión. Súmenle eso a lo de la mentada corbata y tendríamos una gran variedad de escenarios posibles sobre cómo terminaría esta noche para Edward y no todos era alentadores. Pero yo optaba por creer en él.

Y hablando de cambios...

Dos meses habían pasado desde que salimos con mi amiga Angela y su novio Ben Chenney. Esa fue el primero de varios encuentros sociales que arreglé para ver cómo él le hacía frente. Precisaba de estos para aprender a desenvolverse en múltiples situaciones e interacciones con otras personas que no fuésemos sus allegados. Si bien es cierto que no le dejaríamos solo, Edward necesitaba que le diesen las directrices para poder mejorar en el área de socialización. Sus padres pertenecían un grupo de personas selectas y habían puesto ese ámbito de su vida en pausa debido a la condición de su hijo. O peor aún, solo acudía Carlisle puesto que Esme estaba cuidando de Edward (y de sus antiguas enfermeras) mientras que él solo fortalecía ese sentido de la introspección para con el mundo externo. Lo cual le llenó de inseguridades e incomodidades.

Aún no era raro que interrumpiera una conversación cuando de manera súbita se le antojaba hacer algún comentario sobre algo que le llamara la atención. Tampoco me extrañaba demasiado que no respondiera a algunas de las preguntas que le hicieran por perderse entre su hilo de pensamientos. También seguíamos trabajando en eso de "la sutileza" cuando se trataba de darle su opinión a las personas.

Como esa vez en que le comentó a un señor que comía a nuestro lado en un restaurante en Tacoma lo graciosa que era su cabeza.

—Buenas noches. —le dijo al pobre hombre cuando se dio cuenta que le estaba mirando con una fijación incómoda. —¿Sabía que tiene una mancha en su calva con la forma del mapa de Wisconsin?

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