Visita Inesperada.
(Alana)
Introduzco mis llaves en la cerradura de la mansión y después de un agotador último día de clases en mi universidad y después de saber con el mayor de los gustos que ya estoy de vacaciones, entro en mi asombrosa y lujosa casa como un maldito zombie.
Dejo en el suelo mi mochila, voy a la cocina por uno de mis jugos de naranja en caja favoritos y subo las escaleras hasta el tercer piso como si llevara dos toneladas atadas con cadenas a mi cuerpo.
Diosss... Agradezco al cielo que ya no voy a tener que tomar clases en mes y medio que duran mis vacaciones. Soy la mejor de mi clase, y a pesar de que mi familia es multimillonaria, no deben pagar nada porque me he ganado una beca completa para estudiar en la Universidad de Nueva York.
Entro en mi enorme habitación y juro que tengo que caminar tres metros para llegar a mi cama. Nunca me ha importado, pero ahora, cuando cada parte de mí duele, odio la maldita distancia.
Me tiro boca abajo en mi cama e inmediatamente caigo en un sueño profundo.
*****
Es de noche cuando abro mis ojos.
Miro mi reloj.
Ugh. Siete de la noche.
Me levanto completamente desganada de mi cómoda cama para entrar al cuarto de baño y darme una ducha. En mi clóset empiezo a buscar el pijama perfecto para hoy.
Hoy es viernes, lo que quiere decir que mi hermano está con su banda de cuarta ensayando no sé qué estupidez y que mi padre probablemente llegue a medianoche porque es el día en el que sale a "tomar una copa" con sus socios y proveedores. Resoplo ante eso, sólo es su excusa para irse de fiesta y a follar con putas. Así que estoy totalmente sola en casa. Y con hambre. No he comido nada desde el desayuno.
Me decido por un pijama de seda color borgoña y encaje negro que consta de short muy corto y blusa de tirantes. Me los coloco sin nada debajo, puesto que quiero dormir lo más cómoda posible. Cuando estoy lista, miro entonces el jugo de naranja en caja que descansa sobre mi tocador y salgo de mi habitación después de tomarlo. Mientras bajo las escaleras hasta el primer piso, le pongo la pajilla a mi jugo y empiezo a beber.
Dios, ¡pero qué maldita sed tengo!
Entonces justo cuando voy a girar hacia la cocina, me detengo de golpe en el último escalón, porque de pronto se oyen unas voces masculinas provenientes de la sala de estar.
Y abro mis ojos, alarmada.
Dios mío.
¿Y si se trata de un grupo de ladrones o abusadores que entraron a la casa y están planeando cómo asesinarme? Ay, Dios. Ay, Dios. ¿Qué hago...? Llamaré a la policía.
Bordeando las escaleras, corro hacia la cocina y llego al teléfono. Pero entonces la operadora me contesta diciéndome que la cuota no ha sido pagada y que han cortado la línea. Maldito de mi hermano. Como castigo por sus salidas hasta tarde y por suspender una materia en la universidad, mi padre le dijo a mi hermano que debería pagar una de las facturas, y aunque nos sobre dinero para pagarlas, él debía tomar esa responsabilidad por el simple hecho de ser un vago en la universidad. Pero no pagó nada y ahora yo estoy en peligro.
Qué bien.
Mejor voy a encerrarme en mi cuarto y desde mi celular llamaré a la policía. Estoy a punto de irme de la cocina cuando mi estómago gruñe. Demonios, tengo hambre. Rápidamente y como quien está siendo vigilado, tomo un sándwich de pollo del refrigerador y lo pongo en el microondas para que se caliente un poco. Espero unos segundos y luego lo saco. Es entonces cuando caigo en la cuenta de que es una situación muy cómica, si alguien me viera ahora mismo, pensaría que estoy loca por querer comer antes que protegerme a mí misma. Pero, ¿y si es la última comida que tendré antes de morir? Amo comer, la comida es mi vida.
Así que prefiero morir con el estómago lleno.
Le doy un par de grandes mordiscos al sándwich y corro como desquiciada hacia las escaleras. Pero entonces, justo cuando estoy a punto de subir hacia mi cuarto para encerrarme como medida de protección, las voces de mi padre y hermano me llegan desde la sala de estar. ¿Entonces de quiénes eran las voces que escuché hace un rato y por las cuales casi sufro un infarto?
Pero bueno, estoy que me desmayo del alivio.
Son ellos.
Me como rápidamente mi sándwich y con la pajilla de mi jugo entre los labios, ingreso en la sala de estar. Pero de repente debo detenerme en el umbral de las puertas dobles de madera para no caerme de culo.
Joderrr...
Toda la familia está aquí. Mi tío y mis primos, junto a mi hermano y mi padre. Y entonces entiendo, esas voces, eran de mis primos y mi tío. ¡Pero qué tonta! Apuesto a que vienen de visita desde Canadá para mi próximo cumpleaños número diecinueve.
― Uhh... Hola a todos ―Saludo tímidamente, con un movimiento de mi mano hacia los cinco pares de ojos que de repente están mirándome de arriba abajo con total descaro.
Y me sonrojo hasta el nacimiento del pelo al recordar cómo estoy vestida.
Diosss... ¡Qué vergüenza!
Ellos parecen en un trance, mientras sus ojos van de mi cara a mis pechos y de mis pies descalzos a mis piernas. Demonios, esto es humillante. Debería estar presentable para la visita, pero, ¿cómo iba yo a saber que venían? Finalmente, ellos salen de su trance mientras yo llevo nuevamente la pajilla a mis labios y bebo mi jugo. Mi mirada se encuentra entonces con la de mi hermano y no puedo distinguir lo que sucede con esa hermosa mirada verde brillante que caracteriza a la familia Hamilton.
Desde luego, yo no tengo mis ojos de ese color, puesto que soy adoptada. Mis ojos son de un increíble y brillante gris acero. Mi padre dice que parecen un par de diamantes plateados.
Mi hermano retira su mirada de mí y se remueve en el sillón, colocando disimuladamente un cojín en su regazo, para luego apoyarse en él. Frunzo el ceño, debe estar cansado.
Todos empiezan a saludarme y luego charlamos animosamente, pero yo estoy lejos de allí, pensando en la mirada que me dio mi hermano. ¿Qué habrá pensado? ¿Qué soy muy grosera por haberme presentado a la familia mal vestida? Bueno, que se joda, creía que no había nadie en casa.
La verdad, es que tengo que confesar un secreto desde que tengo memoria, he estado luchando contra el estúpido enamoramiento que tengo con mi hermanastro. Él es realmente atractivo, pero sé que jamás se fijaría en alguien como yo. Quiero decir, si me considera como su hermanita pequeña e inocente que no sabe nada de nada. Y es cierto, aún soy virgen, porque cada vez que estaba a punto de dar ese importante paso con un chico, siempre lo recordaba a él, pues fantaseaba conque sólo él me hiciera mujer.
Pero sé que eso no podrá ser.
Debo esperar a enamorarme de alguien más o mi corazón va a verse realmente destrozado cuando vea a mi hermano con otra. Verlo con las anteriores ya fue lo bastante doloroso. Mi humor se oscurece y nadie parece notarlo. Me siento en él apoya brazos del sofá en el que se está sentando mi hermano y disfruto de sentir su presencia a mi lado. Es lo único que me consuela.
Bebo el resto de mi jugo, mientras los hombres hablan.
Maldición, va a ser una larga noche.
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Tras Puertas Cerradas. (+18)
RandomEsta es una recopilación de calientes escenas que te harán arder la sangre con sólo leerlas. También tienen un poco -demasiado- de absurdo romance. Si eres una persona con muchos prejuicios o de mente cerrada, te recomiendo no leer esta historia. Y...