CAPÍTULO 7.

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Furia y Dolor.

(Alana)

Miro a mi hermano con todo el odio que soy capaz de reunir mientras él sale de mi baño después de lavarse las manos como si no hubiera pasado nada y lo fulmino con una mirada llena de toda la furia que soy capaz de reunir. ¿Quién se cree que es? ¿Mi jodido padre? Ni siquiera somos familia, ¿y cree que puede venir a exigirme con quién o con quién no puedo salir?

Bueno, que se joda. Le ofrecí mi cuerpo para que lo probara y él simplemente decidió que no deberíamos continuar porque simplemente estaba mal para él. lo que pasó fue un error para él y no puedo volver a cometerlo. Es un idiota completo.

― ¿Qué demonios te pasa?―Le exijo con vehemencia― ¿Crees que puedes venir aquí, irrumpir en mi habitación como si fueras el jodido dueño del lugar, y no dejar que un chico me la coma? ¡Por Dios, Axel! ¡Estaba a esto de que su boca estuviera en mi coño! Y como siempre, tú tienes que arruinar toda mi diversión ―Lo acuso, pero él simplemente aprieta sus puños y me mira con sus ojos llenos de una terrible furia, el doble de la que tenía hace un rato si es posible.

― No hables más, Alana, no sabes lo que haces diciendo esas cosas ―Me dice él y yo lo miro sin comprender.

― ¿Qué?―Frunzo el ceño.

― Alana ―Dice muy seriamente.― De ahora en adelante, no voy a permitir que folles con más idiotas como si fueras una cualquiera. Eres mi hermana y no dejaré que te conviertas en una p... ―Antes de que pueda terminar, levanto mi mano en el aire y con toda la fuerza que soy capaz de reunir, le doy una sonora y dura bofetada, su mejilla enrojeciendo. Su cabeza va hacia un lado y sus fosas nasales se expanden por el dolor que eso le ocasiona.

― No soy una puta, Axel ―Le digo con el dolor evidenciándose en mi voz. ― Te lo demostraría, pero no mereces que lo haga, siempre es lo mismo contigo ―Susurro frente a su cara. — Te arrepentirás de haberme llamado puta —Le digo con desprecio. Lo tomo de la camisa y lo conduzco fuera de mi habitación, sacándolo con brusquedad y cerrándole la puerta en la cara, corriendo luego a tirarme sobre mi cama.

Sollozos escapan de mi boca y las lágrimas corren por mis mejillas, calientes, recordándome que mi hermano me odia. Cree lo que le dicho porque no cree que yo sea mejor que eso. En realidad solo inventé lo de Ethan, "mi conquista del mes pasado" para darle celos. Pero lo único que logré, fue que Ethan saliera herido y mi hermano me llamara puta.

Soy un desastre.

Estoy enamorada de mi hermanastro y él me odia.

— Alana, baja a almorzar... Hemos comprado comida Tailandesa, tu favorita —La voz afligida me llega a través de la puerta unas horas más tarde y a pesar de que estoy dolida y furiosa por su culpa, lo sigo queriendo.

— ¡No tengo hambre! ¡Y vete de mi puerta! ¡No quiero oírte más! —Le grito, lanzando una almohada contra la puerta, imaginando que es un ladrillo que va directo a su cabeza.

— Alana...

La furia me hace lanzar la lámpara de mi mesa de noche contra la puerta y esta se hace añicos de inmediato, los cristales haciendo un reguero terrible en el suelo de madera pulida.

— ¡Que te vayas, maldición! —Grito y sé que el sonido ha resonado por toda la casa. Oigo que sus pasos se alejan de mi puerta y caigo de nuevo a la cama, llorando desconsoladamente.

Minutos después, mi teléfono suena.

— ¿Hola?—Contesto.

— Alana, hay fiesta esta noche —Me dice mi mejor amiga Diana. — No puedo hablar demasiado ahora mismo, pero te digo de una vez que estés preparada, a las nueve de la noche te recojo en mi auto, la fiesta es en lo de Dave —Me dice y ruedo mis ojos. Dave es su novio. — Te pones algo sexy y vamos a divertirnos, sé que debes estar aburrida aguantando a tu hermano, ¿no es así?—Cuestiona y como siempre, da justo en el clavo.

Tras Puertas Cerradas. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora